domingo, 3 de julio de 2016

Moral


      Somos prisioneros, pero algún día conseguiremos nuestra libertad. Hace más de un año que ganaron la guerra y todavía sufrimos las consecuencias. Todos somos prisioneros políticos en este centro de reinserción social. Hace más de un año que no he visto el sol, pero no importa, no pienso dejar que me cambien.
Crearon este centro con la misión de cambiar la mentalidad de todos los que no pensaban como ellos y lamentablemente lo están consiguiendo. Nos torturan, experimentan con nosotros y los más débiles caen a su merced. Ahora solo quedamos los fuertes, los que, aunque nos torturen, no pensamos cambiar nuestras creencias.
Sin embargo, hace unos días crearon un aparato con el que, aunque seas fuerte, cambias de mentalidad. Lo llaman Moral, tiene gracia que lo llamen así, cuando su existencia cuestiona la moralidad de las personas que lo usan.
—Dicen que van a usar Moral con los novatos —dice mi amigo Alex.
Estamos en el comedor, comiendo la basura que nos dan y observando a los otros prisioneros. Todos llevamos nuestro mono gris de prisionero político y los guardas nos observan desde las salidas más próximas.
—Bueno, piensa en positivo Alex, si lo usan por fin sabremos si funciona o no — contesto.
—¡Claro que funciona, Sara! Los guardias no hablan de otra cosa, dicen que si Moral funciona y cambiamos todos, ellos se quedarán en paro — comenta divertido Alex.
Yo me rio con él hasta que veo que algo va mal, unos científicos han entrado en el comedor, llevan jeringuillas, batas blancas y mascarillas. Los científicos, escoltados por guardias, se llevan a los novatos, pero no se quedan ahí, también se llevan a algunos de los veteranos, como a Alex. Intento impedirlo, pero recibo una descarga eléctrica de uno de los guardas y caigo inconsciente al suelo.
Despierto en mi celda, tumbada en la litera de arriba y me pregunto cómo me han traído hasta aquí, ya que mi celda y el comedor están bastante lejos. Miro rápidamente a la cama de abajo, la de Alex y descubro horrorizada un colchón vacío, sin sábanas y ni rastro de los objetos personales de mi amigo.
Un ruido me sobresalta, la puerta de mi celda se abre, los científicos con sus jeringuillas vienen a por mí. Me resisto aunque sé que es inútil.
—¿Dónde está Alex? ¿Dónde está mi compañero? — grito enloquecida.
—Tu amigo ya no es residente aquí, Moral le ha llevado por el camino correcto — me dice uno de los científicos antes de inyectarme la jeringuilla.
Aparezco maniatada a una silla y con dolor de cabeza, la habitación está a oscuras, salvo por el molesto foco que ilumina mi rostro.
Imagen sacada de: www.caminajoven.com

—¿Sabes por qué estás aquí, Sara? — me pregunta alguien desde la oscuridad.
—Porque defendí unas creencias distintas a las vuestras — contesto.
—Exacto, pero no te preocupes, Moral te enseñará la verdad…
Antes de que pudiera decir nada, me pusieron Moral en la cabeza, un casco lleno de tubos resplandecientes. Conectan el aparato y siento una fuerte descarga eléctrica que recorre todo mi cuerpo, grito de dolor y aprieto las manos con fuerza, hasta que por fin cesa.
—¿Cómo te encuentras? — pregunta la voz de la oscuridad.
Me siento aturdida, confusa y mareada, por un segundo olvido dónde estoy, pero al segundo siguiente recupero la memoria. Ocurre algo extraño, algo que debería haber pasado, no lo ha hecho. Sigo teniendo las mismas creencias de antes, los mismos pensamientos y dudas. Sigo siendo Yo. Entonces pienso, tengo una oportunidad de huir, ellos creen que Moral ha funcionado, pero no es así:
—Estoy bien — contesto a la voz.
Una pequeña semilla de esperanza empieza a crecer en mi interior. Cada individuo es distinto e intentar cambiar su mentalidad es imposible. Ahora somos prisioneros, pero algún día conseguiremos nuestra libertad.



Si te ha gustado…

En época de elecciones, sobretodo, todo el mundo se plantea cambiar la mentalidad de aquellos que no piensan como tú. Esta tarea es difícil y yo diría que casi imposible, la gente puede cambiar en pequeños aspectos o en grandes, si las circunstancias han cambiado drásticamente, pero es difícil. De ahí que me haya planteado, ¿Qué pasaría si tuviéramos un aparato que pudiera cambiar la opinión de la gente? ¿Lo usaríamos? O ¿Creeríamos que no sería ético?
En mi caso lo tengo claro, me gusta que la gente piense diferente, porque si todos pensáramos igual, la vida sería muy aburrida. Con esto quiero decir que, aunque no te guste la opinión de los demás, respétala y así los demás respetarán la tuya.
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!

Imagen sacada de: comohacerpara.com


1 comentario:

  1. Es un relato corto pero tiene "mucho" detrás, para hacerte pensar y replantearte ciertas actitudes ante la vida.MUY BIEN

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