La insatisfacción personal es la base de
mi negocio. Me llamo Yora Swar y me dedico a la modificación genética, en la
mayor empresa del mundo.
En el momento en el que los humanos
descubrimos que podíamos cambiar nuestro ADN, nos volvimos locos. Los padres
querían que sus hijos fueran más altos, más guapos, más listos y más todo. Por
lo que éstos acuden a nosotros cuando la mujer se queda embarazada, para
inyectarle al feto unas mejoras antes de nacer. No es natural, pero es una forma
de hacer que los humanos evolucionemos.
Me encanta mi trabajo y me esfuerzo día a
día para crear nuevas modificaciones que mejoren la raza humana. Ahora mismo
estoy metida en un proyecto que probablemente salga a la luz muy pronto.
Estoy investigando una modificación para
que la gente no coma más de lo necesario, es decir, para que todos estén
delgados.
—¿Qué
opinas? — me pregunta mi jefe al ver el resultado de mi proyecto.
—Aún
no está lista del todo, tengo que hacerle algunas pruebas para comprobar que es
segura y que no tiene efectos segundarios — contesto.
—Me
temo que no va a haber mucho tiempo para eso
—¿Por
qué? — pregunté sorprendida
—Tengo
a unos clientes esperando en la sala de espera.
—¿Unos
clientes?
Mi jefe me hace señas para que le siga y
efectivamente al llegar a la sala de espera veo a una pareja. Tanto el hombre
como la mujer son tremendamente gordos y se ve a plena vista que están
forrados:
—Doctora
Swar, le presento al señor Bryan Fork y la señora Stephie Fork, son los dueños
de Burdonalds.
Le estrecho la mano a los dos dueños de
una de las mayores empresas de hamburguesas del mundo y me fijo en un detalle,
Stephie Fork está embarazada.
—¿En
qué puedo ayudarle señor y señora Fork? — pregunto
—Su
jefe, el señor Elar, nos ha hablado muy bien de su trabajo y estamos
interesados en su nueva modificación para nuestro futuro hijo. —me contesta el
señor Fork
—Me
temo que el señor Elar les ha informado mal, esta nueva modificación no está
lista del todo.
—Nos
ha dicho que solo le quedan por hacer las pruebas finales, pero que el producto
en sí ya está listo.
—Tiene
toda la razón señor Fork — contesta mi jefe — solo quedan las pruebas finales,
de las que apenas salen fallos, ya que la doctora Swar es muy meticulosa en su
trabajo.
—No
obstante debo insistir en que mi nueva modificación necesita ser revisada…
—A
la señora Fork le faltan unos meses para dar a luz, ¿No es cierto señor Fork? —
me interrumpe mi jefe.
—Así
es.
—Y
en cuanto nazca el bebé ya no se le podrá hacer ninguna modificación genética
más. — concluye mi jefe.
Noto la presión de Elar aplastándome
contra la pared, la parte de revisión del producto puede que sea la más
importante y que mi jefe quiera saltársela me parece muy peligroso. Sin
embargo, confío en él y accedo al trato.
Llevamos a la señora Fork a quirófano para
inyectarle la modificación genética que hará que su hijo nazca delgado.
—Esto
no me gusta — le digo a mi jefe
—Necesitamos
dinero Yora, esta modificación nos está costando millones y el señor Fork me ha
firmado un acuerdo que nos excluye a todos de la responsabilidad de esto, si
saliera mal.
La modificación ya ha sido introducida en
el feto. Nada más hacerlo, la señora Fork rompe aguas y tiene que ser atendida
de inmediato. Tras presenciar el parto, descubro que el bebé ha nacido bien y
está sano, pero la señora Fork no está nada bien.
—¿Se
encuentra bien? — le pregunta una enfermera a Stephie.
En ese momento Stephie Fork se abalanza
sobre la enfermera como una fiera y la muerde en el cuello. El caos rompe en la
sala y todos, entre gritos y mareos, intentan soltar a la enfermera de las
garras de Stephie. La señora Fork no se queda ahí y ataca a su marido y a todo
el personal médico. No para hasta que los guardias la matan.
Contemplo inmóvil el desastre de mi error
que ha causado trece muertos y horrorizada comprendo que nunca debí anteponer
la seguridad al dinero. Una mano se mueve en el suelo, una cabeza se gira y un
muerto se levanta. Esto no ha terminado.
Si
te ha gustado…
Desde siempre todos hemos querido ser más
guapos, más listos, más graciosos y más de todo. Queremos tener el pelo liso
cuando lo tenemos rizado, los ojos azules cuando los tenemos marrones, etc…
En mi caso, el pelirrojo, aunque sea
castaña, me encanta teñirme el pelo de rojo. Pero ¿Qué pasaría si los gustos de
mis padres se proyectaran en mí? ¿Dejaría de ser yo?
Jugar con la naturaleza no es bueno y más
si los cambios que haces en ella son para siempre. Lo que quiero transmitir con
este relato es que te aceptes tal y como eres y aunque te quieras hacer alguna
modificación de vez en cuando (ponerte lentillas, teñirte…), nunca dejes de ser
tú.
Este relato es la primera parte de otro y
juntos formarán una historia completa, con principio y con final. Así que si te
ha gustado éste, ¡¡No te olvides de leer el siguiente!!
Dicho esto, espero que os haya gustado mi
relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!
Imagen sacada de: es.123rf.com
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario