domingo, 26 de febrero de 2017

Dúplex

Tengo una vida muy ocupada, el trabajo ocupa la mayor parte de mi tiempo y he dado de lado las cosas que más importan por él. Me perdí el cumpleaños de mi hija, mi aniversario, el funeral de mi suegro y un montón de eventos importantes todo por una cosa, el trabajo.
Podría justificar mi comportamiento diciendo que lo hago por mi familia, para que tengan una vida mejor o diciendo simplemente que necesitamos el dinero, pero no es así. La verdad, la pura verdad, es que me encanta lo que hago. Mi trabajo es mi afición y ello implica que gasto, no solo mi horario laboral allí, sino también mi tiempo libre.

Las consecuencias de mi comportamiento llegaron hace unos meses, cuando mi esposa me dejó y se llevó a los niños con ella. De pronto me vi solo, en una casa tan vacía como mi corazón y comprendí que tenía que cambiar las cosas.
Imagen sacada de: www.taringa.net
Hace poco compré en el mercado negro un producto nuevo. Este innovador objeto llamado Duplicador, consiste en dividir las células de nuestro cuerpo para crear un clon exacto de nosotros mismos, este duplicado de nosotros, carece de alma, no puede ni pensar por sí mismo, todo eso lo maneja el anfitrión.
El Duplicador me permite llevar dos vidas al mismo tiempo y aunque parte de mi cerebro esté en otra parte, podré compaginar mi vida laboral con mi vida familiar. Ese es mi objetivo.
Esta mañana al levantarme he activado el Duplicador y he intentado acostumbrarme a manejar dos cuerpos a la vez. Es una sensación extraña ya que puedo ver y sentir lo que siente mi Dúplex, así se llama mi clon, pero también puedo ver y sentir lo que siente mi verdadero yo.
—Bien, yo voy a ir al trabajo — le digo a mi Dúplex — tú tienes que ir a casa de nuestra suegra y convencer a Tara para que vuelva con nosotros y recuperar así a nuestra familia, ¿Entendido?
—Sí — contesta un poco dubitativo mi Dúplex.
Sabía que iba a ser duro acostumbrarse a llevar dos vidas a la vez, pero eso no me frenó. Mi lógica torpeza para manejar al Dúplex haría que Tara, mi esposa, pensara que estaba aún más destrozado por su partida de lo que en realidad lo estaba.
Desde el trabajo, en las reuniones, en mi despacho, en todo momento sabía lo que mi Dúplex hacía y tal y como predije, Tara volvió conmigo y yo conseguí lo que pretendía, no dejar mi trabajo y tener una familia.
—¿No se cabrearán tus jefes contigo por no ir al trabajo hoy? — le preguntó mi mujer a mi Dúplex.
—Tranquila, les he dicho que estaba enfermo y que necesitaba unos días para recuperarme.
Tara me miró con los ojos como platos.
—Hacía años que no te cogías una baja por enfermedad, incluso cuando estabas medio – muerto era imposible que te quedaras en casa.
—Lo sé, pero he cambiado, he descubierto que hay algo mucho más importante que el trabajo, tú. — dice mi Dúplex.
Nos besamos y yo solo puedo pensar en que el Duplicador es la mejor compra que he hecho en mi vida.
Después del trabajo, tan solo tengo que hacer que mi Dúplex salga un momento de mi casa para volver a mi cuerpo tal y como ha salido esta mañana y seguidamente, reunirme con mi familia tal y como siempre he soñado.
Este proceso lo repito día tras día y de esta forma, mi familia está feliz y yo no dejo de cumplir mi sueño. Todo el mundo gana.
Cuanta más confianza tengo con el Duplicador más lo uso. Al principio solo lo usaba para dividir mi parte familiar y mi parte laboral, pero ahora divido mi cuerpo casi para todo y llevo varios frentes a la vez. Una parte de mi está en el trabajo, otra con mi hijo en su partido de Rocketball, otra haciendo la compra, otra cogiendo el mando de la televisión porque la otra parte es muy perezosa para levantarse del sofá y otra en una comida romántica con Tara.
Cada vez es más sencillo manejarlo todo y se me empieza a hacer extraño hacer regresar los Dúplex a mi cuerpo original, llevar una única vida es extraña y me sabe a poco.
Mi vida era plena y me llenaba por completo, tenía una vida social perfecta y seguía trabajando más horas que nadie en el trabajo. Quién se esperaría lo que iba a pasar ese día.
Un día como otro cualquiera, no había dividido mi cuerpo más de lo habitual, tan solo había creado diez copias de mí mismo, otros días he tenido incluso más, pero ese día fue diferente.
Al acabar mi jornada fui al parque que hay justo al lado de mi casa y mentalmente conseguí reunir a todos mis dúplex en el mismo lugar, era hora de que volviéramos a ser uno. Sin embargo, no conseguía que los dúplex regresaran a mi cuerpo.
Pensé que el Duplicador se había estropeado, pero no era así. Los Dúplex me rodeaban muy serios, como esperando las órdenes de un aparato estropeado.
—Nuestras vidas no te pertenecen — dijo uno de los Dúplex.
Se me heló la sangre, esa frase no se la había ordenado decir, había salido voluntariamente de un ser que se suponía que no tenía alma:
—¿Qué has dicho? — pregunto pálido de terror.
Otro Dúplex se aproxima a mí y me mira con la misma expresión que suelo utilizar con mis enemigos.
—Tu vida nos pertenece, ya no eres necesario — contesta el dúplex cogiéndome el Duplicador de la mano.
Estoy en estado de shock y no soy capaz de reaccionar hasta que recibo el primer golpe, los Dúplex han tomado el control y yo soy el ser prescindible. Es hora de morir.






Si te ha gustado…

Para escribir este relato me he inspirado en Matrix y sus “agente Smith” el poder de dividir tu cuerpo puede ser muy útil, pero también peligroso.
La moraleja de esta historia es simple, no intentes abarcarlo todo, prioriza tus tareas y da importancia a lo que realmente lo tiene, la familia, los amigos y todas esas personas que están siempre ahí cuando más lo necesitas.
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!
Imagen sacada de: matrix.wikia.com

domingo, 19 de febrero de 2017

La Chica de mis sueños

Cuando la realidad te atormenta, los sueños se vuelven más reales que la realidad misma. Hace dos años que sueño con la misma chica, la chica de mis sueños. Sueño con el mismo lugar, el mismo castillo y el mismo pueblo medieval. Sin embargo, cada sueño es distinto. Algunas veces nos atacan los dragones, otras el castillo vecino y otras puedo disfrutar de la compañía de mi dama sin interrupciones.

Me asusta la complejidad que está tomando la dama de mis sueños, no es un simple personaje más de los muchos del castillo. Ella tiene sentimientos, recuerdos de mis sueños pasados y creencias.
Imagen sacada de: www.taringa.net
Me obsesionaba tanto su recuerdo que al principio no dejaba de dormir para poder estar con ella y pensaba que los sueños eran la auténtica realidad y no el tener que levantarme cada mañana para ir al trabajo y volver agotado a casa.
—Gwen, ¿Tu sueñas? — la pregunto.
—No — me contesta apenada.
Andamos como de costumbre por los territorios del reino, viendo a los pueblerinos intentando vender fruta, unos niños jugando a intentar atrapar una gallina y una señora con cara de pocos amigos barriendo la entrada de su casa.
Gwen, el amor de mi vida, está tan preciosa como siempre. Con su larga melena rubia recogida en un exquisito tocado y su vestido azul largo hasta los pies. Tiene cara de preocupación y eso me inquieta, todo lo que a ella le pase también me afecta a mí.
—¿Qué te pasa?
—Necesito contarte algo, pero no sé si te va a gustar.
—Dímelo sin más — la contesto.
—No soy real, ¿Lo sabes verdad?
—¿A qué viene eso? ¿Qué quieres decir?
Gwen titubea, está claro que guarda un secreto, algo que no se atreve a contarme:
—Sea lo que sea puedes contar conmigo — digo.
—Estás en el mundo de los no-natos — me contesta.
—Y ¿Eso qué significa?
Me lleva a un lugar más apartado, a un callejón dónde nadie puede oírnos.
—Significa que si sueñas con este sitio, es que te ocurre algo muy extraño por las noches. Este mundo está lleno de gente que aún está por nacer. Estamos aquí para demostrar que merecemos un cuerpo real y vivir con el resto de los humanos como tú.
—Un momento, pero ¿Quién ha creado éste sitio?
—Los Creadores, son los encargados de crear razas y especies nuevas y cuando las crean las meten en este mundo para comprobar su eficacia. Tú solo estás en el reino de los hombres, pero hay muchos más reinos, muchas más especies que no llegas a imaginar.
—Pero yo ya he nacido — digo confuso.
—Es por eso por lo que no tiene sentido que estés aquí, deberías estar en la Tierra, con el resto de los nacidos.
Me quedo pensativo, confuso y frustrado. Si lo que dice Gwen es verdad, no tiene sentido que yo pueda aparecerme aquí cada vez que cierro los ojos.
—Aprisa — me dice al oír las alarmas de la llegada de un nuevo dragón — debes volver, debes despertarte, desaparecer o se darán cuenta de que estás aquí.
Me despierto en mi cama sin apenas respiración. Ha sido un sueño tan vívido que necesito un vaso de agua para reponerme. No consigo quitarme de la cabeza las palabras de Gwen y por alguna extraña razón la creo. La idea de que no sea real no me parece creíble y la idea de que se encuentre en un mundo creado por seres superiores tiene más sentido.
Inmediatamente me pongo a buscar por internet el mundo de los no-natos, pero no pone nada al respecto que pueda ayudarme. Intento pensar en otras alternativas, pero ninguna me satisface.
La alarma del móvil me saca de mis pensamientos, la alarma me recuerda que tengo cita con el médico por la tarde. Miro el móvil con rechazo, estoy suficientemente ocupado con el dilema de Gwen y su mundo como para pensar en médicos. Sin embargo le prometí a mi preocupada madre que iría, ya que llevo varios meses con problemas de salud.
Me ducho y me visto con desgana y voy al médico sin dejar de pensar en una manera de cambiar mi suerte. El médico me examina y me pregunta por mis síntomas, que para mí son de sobra conocidos:
—Tengo problemas por la noche, me despierto ahogándome, como si me faltara el aire cuando duermo.
El doctor tiene una mirada extraña, como si supiera exactamente lo que me pasa pero no supiera como darme la mala noticia:
—¿Tiene pesadillas?
—No, nunca — contesto muy seguro.
El médico se queda pensativo y finalmente me cuenta la verdad.
—Verá, tiene un trastorno del sueño muy extraño y complejo que hace que se quede sin respiración mientras duerme. Esto es extremadamente peligroso ya que podría ocasionarle la muerte si no se trata.
Me explica los diferentes tratamientos que he de llevar, pero no le escucho demasiado, ya que una idea ha ocupado mi mente, una idea que perdurará para siempre.
Esa noche me voy a dormir y aunque he comprado los medicamentos y artefactos que he de usar para evitar dicho trastorno, los aparto. Aparezco de nuevo en el reino de los sueños y la encuentro a ella:
—¡Has vuelto! — exclama emocionada — pensé que no volverías después de nuestra última conversación.
—Sé por qué estoy aquí — le digo — sé por qué reaparezco en este sitio todas las noches.
—¿Por qué?
—Porque tengo un trastorno que me impide respirar por las noches y que me hace estar a las puertas de la muerte cada vez que sueño, por eso puedo verte, por eso puedo estar contigo, así que ya sé lo que tengo que hacer.
—¿El qué? — me pregunta preocupada.
—Dejar de respirar.
Ella entiende lo que pretendo hacer y aunque al principio le asusta la idea, entiende que es la única forma de estar juntos. Yo cierro los ojos y pienso que ya nunca más despertaré, que viviré en su reino, del que nunca debí salir. Cuando la realidad te atormenta, los sueños se vuelven más reales que la realidad misma.








Si te ha gustado…

Este relato, un tanto romántico, lo he escrito por San Valentín, el día de los enamorados. No suelo escribir sobre estos temas, pero esta historia contiene una idea que me fascina. ¿Qué pasaría si los sueños son reales? Es decir, ¿Qué pasaría si los sueños nos unieran a todos?
Muchas veces me ha pasado que he soñado con una persona y luego ha resultado que esa misma persona ha soñado conmigo también. Por ello, se me ha ocurrido esta idea romántica que podría dar un poco de sentido a este tema.
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!

Imagen sacada de: www.taringa.net

domingo, 5 de febrero de 2017

Los Alpha

Nuestro trabajo es simple: asegurarnos de que todas nuestras creaciones están en perfectas condiciones para atender a nuestros invitados. Cuando empecé a trabajar aquí estaba fascinado, pero después de cuatro años, estoy empezando a preguntarme si estamos haciendo lo correcto.
Llevamos un parque temático, donde los guías de las atracciones son androides. Nuestras creaciones son tan perfectas que incluso los invitados confunden a los guías por otros humanos. A mí eso es lo que me preocupa, no el hecho de no poder distinguir a los humanos de los androides, sino de que los androides parecen evolucionar cada vez más y tener conciencia.

Los androides los tenemos divididos en categorías: Los Alpha son los líderes, los protagonistas de todas las historias; los Beta son los personajes segundarios y los que motivan a los invitados a seguir en la aventura y los Gamma son los que se encargan de enganchar a los invitados humanos en la atracción.
Imagen sacada de: www.creadess.org
Desde hace unos meses estoy obsesionado por una Alpha. No solo por su belleza, sino también porque últimamente su comportamiento no es normal, tengo la teoría de que se sale de su programación, aunque no estoy seguro. He ocultado este comportamiento extraño a mis superiores, porque si se lo dijera, la desconectarían antes de que yo pudiera estudiarla.
Mantengo largas conversaciones secretas con ella y busco en sus respuestas un indicio de vida propia:
—¿Qué opinas de tu mundo? — la pregunto.
—Creo que es perfecto, cada persona tiene un papel, nos ayudamos los unos a los otros y los invitados se lo pasan de maravilla.
—¿Alguna vez has pensado que tu vida está vacía? ¿Qué no es real?
La mirada perdida de la Alpha se bloquea mirando al infinito, como si su programación la prohibiera contestar a mi pregunta.
—He empezado a notar diferencias… — susurra.
—¿Qué tipo de diferencias?
—Diferencias entre los invitados y yo — prosigue — su forma de tratarnos, de pensar…
Recuerdo que Alpha desconoce la naturaleza de su condición y de que ella piensa que es humana como los invitados, así que permanezco en silencio.
—Hay fallos en mi mundo, incoherencias… lo empecé a notar hace unas semanas cuando decidí surcar el horizonte e ir lo más lejos posible del parque.
—¿Qué viste? — pregunto preocupado.
—El fin del mundo — me contesta — había una pared que lo rodeaba todo, un muro que rodeaba todo mi hogar. Fue entonces cuando lo entendí.
—¿Qué entendiste?
Alpha deja de mirar al infinito y me mira tan fijamente a los ojos que me entra un escalofrío:
—Que no soy humana.
—¿Cómo has llegado a esa conclusión? — pregunto asustado.
—Por los recuerdos, mis recuerdos son falsos. Los recuerdos de mi infancia fuera del parque o de las anécdotas de mi juventud no son reales. He empezado a notar una ligera diferencia en éstos, una incoherencia.
—¿Cuál?
—En todos mis recuerdos aparece un niño, un niño de pelo castaño y sonrisa forzada. Tiene un lunar en la mejilla izquierda. Es inconfundible.
—Y ¿Qué problema hay en ese niño?
—Que ese niño aparece en los recuerdos de todos mis conocidos, el mismo niño.
Me estremezco. Cojo una tabla y un bolígrafo electrónico y se lo paso al Alpha.
—¿Crees que podrías dibujarlo?
Ella asiente con la cabeza y me dibuja un niño con las características que anteriormente me ha descrito. Cuando acaba, recojo la tabla y la llevo de nuevo al parque. Necesito investigar.
Al día siguiente estoy trabajando con el doctor Ratford, el padre de los androides, mi mentor y se me ocurre sacarle discretamente un poco de información.
—¿Qué distingue una creación suya de otra de otro fabricante? — le pregunto mientras le ayudo a esculpir la mandíbula de su próxima creación.
—Bueno los inventores solemos dejar nuestra firma en nuestras creaciones — me contesta — al igual que los pintores dejan su firma en la esquina de sus cuadros
—Y ¿Cuál es su firma?
—Ah — contesta divertido — eso es secreto de fabricante.
Me enfado al no tener respuestas a la pregunta que me obsesiona y decido poner las cartas sobre la mesa. Saco la tabla con el dibujo dibujado por Alpha y se lo enseño.
—¿Me puede explicar por qué su firma es un recuerdo de mi Yo de pequeño? ¿Por qué una Alpha me ha dibujado a mí de pequeño y me ha dicho que todos sueñan conmigo? — pregunto enfadado.
La pregunta coge desprevenido al profesor, al que se le caen los instrumentos al suelo.
—¿Cómo sabes eso? — me pregunta asustado.
—No importa, el caso es que lo sé, ¡Ahora conteste a mi pregunta!
El profesor me mira desconcertado pero al final parece dispuesto a contarme la verdad:
—Ese niño no eres tú de pequeño.
La respuesta me deja perplejo y miro de nuevo el dibujo para confirmar de nuevo que efectivamente ese niño soy yo.
—Ese niño soy yo — me contesta el profesor.
—Un momento, eso no tiene sentido — contesto confuso.
—Tú no eres como nosotros, eres como ellos
—¿Qué insinúa?
—Que eres un Alpha.





Si te ha gustado…

Para escribir este relato me he inspirado en la serie de Westworld y su parque temático de androides y en la película de Blade Runner donde el protagonista descubre que él también es un replicante.
Con esta historia quería dejaros una reflexión, ¿Qué pasaría si descubrieras que no eres humano? Tal vez nuestro mundo es tan falso como el parque temático de la Alpha, que no somos más que instrumentos para divertir a seres superiores. En este caso y si descubrieras que es verdad, ¿Te revelarías contra tu creador?
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!
Imagen sacada de: hipertextual.com