Como todos los días, me fui a trabajar,
estaba muy cansada y se me cerraban los ojos, el cansancio acumulado de la
semana se empezaba a notar. Estaba medio dormida en el autobús cuando los
pasajeros se pusieron nerviosos:
—¡Mirad
todos por la ventana! ¿Qué es eso? — gritó uno de ellos.
Miré por la ventana pero no vi nada, todo
era normal, los negocios empezaban a abrirse y la gente entraba en los bares
para desayunar.
—¡Es
verdad! ¡Arriba! ¡Mirar arriba! — gritó otro.
Volví a echar un vistazo, los pasajeros
tenían razón. Había unos objetos surcando el cielo:
—Serán
aviones — comenté.
Aunque no estaba segura, eran muchos y no
parecían cruzar el cielo, sino atravesarlo.
—Eso
no son aviones — dijo otro.
No le di tanta importancia como los
pasajeros del bus, no era para tanto, seguramente serían unos aviones militares
haciendo maniobras o algo por el estilo. Volví la mirada y vi a un niño, se le
veía tranquilo entre la multitud y me miraba con curiosidad, la madre del niño
en cambio seguía mirando preocupada al cielo por la ventana. Me fijé entonces
en el juguete que tenía el niño, era una nave espacial, al verla, una idea
absurda cruzó por mi mente, pero la deseché de inmediato, era imposible.
Imagen sacada de: fantasmatadero.blogspot.com.es |
Me bajé del autobús en mi parada, cuando
de pronto, sin haber llegado aún a mi trabajo, el mundo se oscureció. Cundió el
pánico, los coches chocaron y la gente se quedó paralizada, el sol se había
ido.
No daba crédito a lo que estaba pasando,
no tenía sentido, no era de noche, el móvil me marcaba las diez de la mañana,
¿Por qué estaba todo a oscuras? Un coche pasó corriendo por mi lado y se
estrelló en una tienda, el autobús en el que antes estaba tuvo una colisión
lateral y volcó con la gente dentro. Los gritos de desesperación y horror
inundaron las calles. Mi posición no era segura, pero no sabía dónde ir o qué
hacer, estaba paralizada y no podía mover los pies en estado en el que estaba.
El único sitio cercano donde podría estar
a salvo era el trabajo y éste se encontraba a pocos metros. Intenté mover las
piernas pero no pude, tendría que calmarme si quería reaccionar, le daba
órdenes a mi cerebro pero éste no obedecía, no podía dejar de contemplar el
paisaje apocalíptico que había transformado la calle Parris.
Una explosión cercara me estrelló contra
la pared del edificio de al lado, el motor de un coche había explotado. Gracias
a la explosión pude reaccionar, me dolía horrorosamente el brazo, debí de darme
con algo. Recorrí la calle esquivando a la gente que salía corriendo en todas
direcciones y conseguí llegar a mi oficina.
—¿Qué
demonios está pasando? — pregunté al llegar.
—¡Dara!
¿Estás bien? ¡Por Dios, estás sangrando! — me contestó mi amiga Roos — ven
siéntate aquí, voy a curarte ese brazo
—¿Qué
está pasando, Roos? ¿Por qué está todo a oscuras de repente? — volví a
preguntar sentándome en una silla cercana.
—Nadie
lo sabe — contestó Marlo asustado — el sol ha desaparecido.
Roos me quitó la americana y me remangó la
blusa, tenía un corte muy feo y profundo en el brazo y no dejaba de sangrar.
—Voy
a por gasas y todo lo que pueda hacer para tapar la herida, ahora vengo — dice
Ross antes de irse.
La oficina es un caos, la mayoría están
intentando llamar por teléfono, aunque parece que las líneas están colapsadas,
otros están mirando por la ventana y otros buscando noticias en el ordenador.
Marlo a mi lado está paralizado.
—¿Estás
bien, Marlo? — intento tranquilizarle.
—Sí,
no sé, confuso supongo — contesta distraído.
Roos vuelve con vendas y agua oxigenada,
no es suficiente para curar mi herida, pero por el momento bastará, hasta que
llegue la ambulancia y todo esto se solucione.
El resto de la oficina se ha congregado
delante de uno de los ordenadores que hay.
—¿Qué
ocurre allí? — le pregunto a Roos.
—Están
poniendo lo del apagón en la tele
No hace falta que me diga más, me levanto
con cuidado de la silla y me voy hacia el grupo de gente, necesito saber qué
está ocurriendo.
En las noticias dicen que el sol ha
desaparecido, no saben exactamente el por qué, pero los expertos lo están
investigando.
—Tal
vez el apagón esté relacionado con los aviones esos raros que se han visto esta
mañana en el cielo — comenta un compañero.
La idea que cruzó mi mente en el autobús,
vuelve a aparecer:
—No
eran aviones, eran naves — digo.
—¿Cómo
que naves? ¿Naves alienígenas o algo así?
El presentador vuelve a aparecer en la
pantalla:
—Nos acaban de anunciar que este apagón es a
nivel mundial, las autoridades piden a los ciudadanos que no salgan de sus
casas…
Miro a mi alrededor y veo a uno de mis
compañeros sujetando la cruz de su colgante con fuerza, la verdad me llega de
golpe:
—No
eran naves alienígenas, eran nuestras — digo.
—¿Nuestras?
¿Cómo que nuestras?
—Si
supieras que va a ser el fin del mundo en pocos días, ¿Se lo dirías a todo el
mundo o solo a unos pocos para asegurar la supervivencia de la raza humana?
La expresión de Marlo cambia por completo,
su nerviosismo anterior torna en enfado y las caras de incredulidad de los
demás dan paso a algo peor, la desesperanza. Ellos lo sabían, sabían que el
mundo se acabaría y tomaron medidas discretamente, a sabiendas de que no
podrían salvar a todos. La raza humana sobrevivirá y los supervivientes
contemplarán el fin del mundo, desde el cielo.
Si
te ha gustado…
En la mayoría de películas sobre el fin
del mundo, los líderes anuncian el fin de la Tierra a los ciudadanos, pero en
realidad, en mi opinión, eso no pasaría así. Los líderes y los pocos
“afortunados” en saber la verdad, se lo callarían, salvarían a las grandes
mentes de la humanidad y a sus conocidos, pero todos los demás pereceríamos,
sin saber muy bien qué ha pasado.
No nos enteraríamos del fin del mundo
hasta que ya fuera tarde y tiene su lógica, ya que si supieras que mañana se
acaba el mundo, ¿Qué harías? La mayoría robarían televisores en el
supermercado, mataría, violaría y haría todas esas cosas que antes de la
catástrofe estaban prohibidas.
Dicho esto, espero que os haya gustado mi
relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!
Imagen sacada de: actualidad.rt.com |
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