miércoles, 14 de septiembre de 2016

Enemigos

Miro al suelo mientras mi amiga Sara nos cuenta una sorprendente noticia que ha visto en la tele:
—¿Habéis visto las nuevas armas que han sacado? ¡Dicen que pueden volatilizar a la gente! Al final no queda nada de ellas y como sin cuerpo no hay delito, la gente sale libre de cargos.
—Eso suena un poco a ciencia ficción, Sara — se ríen los gemelos.
—Y ¿Cómo explicáis entonces tantas desapariciones?

—Esa gente no ha desaparecido, se habrá ido de vacaciones porque no hay quién aguante esta ciudad — contesta mi mejor amigo Roy.
Imagen sacada de: bitacoradeguerra.blogspot.com.es
Yo escucho la conversación en silencio, mirando distraídamente el paisaje, cuando le veo. Es él, el hombre que intentó hundirme la vida. Se acerca a nosotros ajeno a mis miradas de odio y se dispone a saludar a mis amigos.
—Hola chicos, ¡Cuánto tiempo! — dice
Mis amigos están un poco nerviosos por su presencia, ya que saben lo poco que soporto a este personaje. Siento sus miradas de reojo esperando a ver mi reacción, así que actúo:
—Hola Leo — digo acercándome a él y sujetándole cordialmente el brazo para alejarle de mis amigos — ¿Podemos pasear juntos un momento? Me gustaría hablar contigo.
Leo me mira con el mismo odio que reflejan mis ojos, pero sorprendentemente accede a pasear conmigo:
—Claro — dice.
En los primeros minutos ninguno de los dos dice nada, tan solo andamos, mis amigos en cambio han decidido sentarse en un banco cercano esperando mi regreso. Le miro un segundo y me armo de valor para hablarle con educación y no pegarle:
—Me imagino que ya sabes que te odio — empiezo
—Eso me ha dicho Diana, pero…
—No era una pregunta, era una afirmación, si te parece bien, me gustaría explicarte los hechos, para que entiendas por qué te odio tanto.
Leo asiente en silencio y me mira de reojo con cara de preocupación.
—Antes de todo esto, te consideraba un amigo, más que eso, te consideraba mi mejor amigo, pero todo eso cambió cuando conocimos a Diana.
Atravesamos la calle principal de la ciudad y nos metemos en una zona de tiendas, totalmente ajenos al ajetreo de la gente comprando.
—Diana nos cambió a los dos, a los dos nos gustaba, pero ella me eligió a mí. Cualquier amigo en tu posición, lo habría dejado correr y habría dejado que su mejor amigo fuera feliz con su chica…
—Yo nunca quise hacerte daño…
—Déjame hablar un segundo — le interrumpo — déjame que termine de contarte mi versión de los hechos y luego ya podrás decirme lo que quieras.
—Vale — dice extrañado Leo.
—Lo que más me duele de todo esto y por lo que nunca te podré perdonar, es que tú no paraste cuando ella me eligió a mí. Le enviabas mensajes todos los días, la llamabas, la mandabas regalos y la insistías para quedar los dos solos.
Dejamos la calle de tiendas atrás y nos adentramos en un parque cercano, estaba oscureciendo y los dos sabíamos que deberíamos volver ya a nuestras casas, pero esta conversación la llevábamos esperando desde hacía meses.
Leo se tropieza al entrar en el parque, pero yo le sujeto antes de que se caiga y le ayudo a ponerse en pie. Imagino que debe de estar alucinando con nuestra conversación, hace meses que no teníamos una conversación tan larga.
—Finalmente y sin que ella me dijera nada, cedió a tus súplicas y quedó contigo, según me dijo ella, para pedirte que parases, pero tú insististe en tomar una copa y la cosa acabó como acabó. Ella pensó que querías algo más con ella, que querías salir con ella o algo por el estilo, pero no fue así, ¿Verdad? Tú solo la querías esa noche para darme una lección, porque no podías soportar que por una vez en mi vida la chica me eligiera a mí en vez de a ti.
La cara de enfado de Leo se fue acentuando cada vez más, hasta que estalló:
—¡Vale sí! ¡Tienes toda la razón! ¿Y qué? Esa chica no valía la pena, en realidad te hice un favor al apartarte de ella, si valiera la pena no se habría ido conmigo — me suelta
—Ahora llega el punto Leo, en el que yo, tengo que confesarte algo — digo ajeno a su hiriente comentario — ¿Sabes dónde estamos, Leo?
Él mira a su alrededor, estamos en medio del bosque del parque, casi ha anochecido y no hay ni un alma por nuestra zona.
—Estamos solos — le aclaro — no hay nadie cerca y eso es maravilloso, ¿Sabes por qué? Porque es el escenario perfecto para hacer lo que tengo que hacer.
—¿Me has traído aquí intencionadamente? — pregunta sorprendido.
—Así es Leo, tenía que apartarte de los demás, buscar un sitio íntimo donde nadie nos moleste.
—¿Por qué?
—Porque voy a matarte, Leo — digo claramente satisfecho.
Busco en mi bolsillo el arma que he comprado hace poco para matarle, la pistola volatizadora, pero no la encuentro. Miro extrañado mi bolsillo, esperando encontrar algo que en realidad no está.
—¿Buscas esto? — me pregunta Leo enseñándome mi arma.
—¿Cómo has… — empiezo a decir aterrado.
—Sabes, he empezado a sospechar de ti al entrar en el parque, por eso fingí una caída tonta para quitarte la volatizadora ésta y sin duda, estaba en lo cierto al dudar de ti, ¡Oh Walas! ¿Cuándo aprenderás? Deberías haberte acordado de que sé cómo eres, cómo piensas, ¡Lo sé todo! Ya que antes de ser enemigos, fuimos amigos.
Leo aprieta el gatillo y todo se desvanece. La existencia que antes creía eterna, se esfuma como el humo en el aire. No queda nada de mí, mi cuerpo, antes sólido y enorme, se ha convertido en dos ligeras gotas de sangre, la volatizadora ha hecho su trabajo y mi enemigo quedará libre.








Si te ha gustado…

No soy muy amiga de los finales tristes, prefiero los finales felices, sin embargo, para esta historia en concreto, me ha parecido un buen giro final. En la vida real, el bien no siempre vence al mal y eso es lo que le da veracidad al texto.
La volatizadora, no es un invento mío, en realidad, lo vi en un C.S.I. no te voy a mentir y no estoy segura de si actualmente están investigando para crear esa arma o si ya existe. Con lo que este relato, no es del todo ciencia ficción.
Con esta historia quería transmitir un mensaje: la vida real es complicada y no siempre acaban bien las cosas, con lo que debes tener cuidado y si llevas una arma volatizadora en el bolsillo, ¡No la pierdas de vista!
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!
Imagen sacada de: www.taringa.net

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