miércoles, 28 de septiembre de 2016

Migrañas

Mis abuelos tenían migrañas, mis padres tienen migrañas y como no podía ser de otra manera, yo tengo migrañas. Es una enfermedad, que a pesar de todas las investigaciones que han realizado y el dinero invertido en encontrar una cura, no se ha hallado solución. Estoy condenado a sufrir estos constantes dolores de cabeza para siempre.

Hoy, como cualquier otro desagradable día de clase, tengo migrañas. Me cuesta atender en las clases, no obstante sí que presto atención cuando el profesor Liufor nos presenta a un nuevo alumno. Es un chico alto y rubio, está un poco pálido y nos mira a todos con desafío, hay algo en él que no me inspira confianza.
Imagen sacada de: www.omicrono.com
Un fuerte pinchazo en la cabeza me saca de mis pensamientos y no puedo evitar soltar un grito. El grito ha tenido un eco pero no de mis labios, sino del chico nuevo, él también ha sentido un fuerte pinchazo en la cabeza. Todos nos miran sorprendidos porque hayamos gritado a la vez y nuestras miradas se cruzan, el chico nuevo tiene migrañas como yo.
—¡Vaya! Habéis tenido el mismo dolor de cabeza a la vez — se ríe el profesor Liufor rompiendo el silencio de la clase — venga chico siéntate en esa silla libre que hay al fondo — le indica al nuevo.
El chico nuevo se sienta en el sitio dónde le ha dicho el profesor sin apartar la mirada de mí, lo que hace que me sienta un poco incómodo. Mis dolores de cabeza aumentan y por un segundo creo haber oído una voz en mi cabeza, como cuando juegas con las frecuencias de una radio antigua. Sin embargo, eso es imposible. Termina la clase y recojo mis libros antes de salir de clase, a la salida me espera el nuevo.
—¿Podemos hablar? — me dice apartándome de la multitud.
—Tengo clase de Física, creo que debería irme — suelto torpemente.
—¿Tienes migrañas? — me pregunta una vez seguro de que nadie nos oye.
—Sí, ¿Por qué? — pregunto desconcertado.
El nuevo sonríe satisfecho y me pone un papel en la mano.
—A la salida de clase, ve a esta dirección, yo te esperaré allí.
Intento replicar, pero es inútil, el chico se ha ido. Entro en clase de física aún más distraído que antes. En la nota pone que nos reunamos en el parque que hay al lado del colegio. Me paso las horas dándole vueltas a la cabeza, pensando si debería ir o no, pero finalmente decido que debería ir.
El parque está casi vacío, es un parque frondoso y lleno de vegetación, puedes ver el principio, pero no puedes ver el final del mismo. El chico nuevo me espera en la linde del bosque, me acerco a él no muy seguro y espero a que sea él el primero en iniciar la conversación.
—Tengo un secreto que contarte — me dice — las migrañas que los dos tenemos, no es una enfermedad, sino una bendición.
—¿A qué te refieres?
—Somos telépatas, podemos leer la mente humana, al principio, nuestros antepasados pensaban que tener migrañas era una enfermedad que no podíamos controlar, sin embargo, el ser humano ha evolucionado y las migrañas que antes considerábamos horribles resultan que eran el principio de algo más grande.
—Pero, ¿Qué estás diciendo? ¡Yo no puedo leer la mente de los demás!
—Pero sí que has oído una voz en la clase del profesor Liufor, ¿Verdad?
—¿Cómo sabes eso? — pregunto sorprendido.
—Porque yo también lo oí, era el pensamiento del profesor Liufor, ¿Recuerdas lo que dijo la voz?
—No, no puede oírlo bien.
—No te preocupes yo te enseñaré a dominar la telepatía, ¿Estás conmigo?
Por alguna extraña razón que no logro comprender, le hice caso y todos los días practicábamos leer la mente humana. Unos meses después lo tenía dominado y no había nada que nos detuviera. Leíamos la mente del empollón de clase en los exámenes y aprobábamos sin estudiar, leíamos la mente de nuestros padres y les decíamos lo que querían oír para que no nos molestaran y leía la mente de Uria, la chica por la que estaba colado desde que tengo uso de razón.
Spike, el chico nuevo, me empujaba a que hablara con Uria, a que ligara con ella, pero yo no quería hacerlo, me daba un poco de vergüenza y no quería que pesaba que soy un chico raro. Spike se enfadaba mucho conmigo con el tema de Uria, incluso una vez me soltó un comentario que me enfadó mucho:
—Bueno, pues si no vas a intentar ligártela, ¿Me dejas que lo intente yo?
—Adelante — le contesté — ella te va a rechazar.
Afortunadamente mi predicción fue buena y Uria le rechazó. Sin embargo, eso cabreó mucho a Spike, ya que según él, ninguna chica le había rechazado y ella no le iba a rechazar. Me temí lo peor, sabía que Spike planeaba algo contra Uria y tenía que protegerla. A la salida de clase vi que Spike seguía a Uria, así que me dispuse a seguirle a él.
Spike la siguió hasta el puente y una vez allí, se abalanzó sobre ella.
—¡Spike, no! — grité yo.
Él me miró con una sonrisa sádica de oreja a oreja, sujetando a Uria con un cuchillo en su garganta.
—¿Has venido al espectáculo, Jax? — me pregunta.
—¿Qué estás haciendo?
—Mientras ella siga con vida, tu y yo no seremos libres — me grita.
Intento meterme en su mente y él no nota, es mucho mejor telépata que yo.
—¿Estás intentando controlar mi mente? ¡Recuerda que yo te enseñé a hacer eso!
Las migrañas reaparecen para atormentarme, las controla Spike y lo sé, pero no pienso dejar que eso me frene. Entro en su mente y descubro su pasado atormentado, su padre que le pegaba y le obligaba a ser mejor telépata y su soledad. Le entiendo, entiendo su sufrimiento y como ha llegado hasta donde está, pero no pienso permitir que me haga daño.
Noto como la sangre sale de mi nariz, pero no pierdo la concentración. Finalmente lo consigo, el cuerpo de Spike se agrita y se abren heridas aún más profundas, él grita de dolor, pero yo no freno, ya que una mente tan atormentada como la suya no tiene solución, la sangre le rodea y yo respiro tranquilo. La telepatía es peligrosa y en malas manos, lo es aún más.







Si te ha gustado…

En este relato he hecho un guiño a Stranger Things, una serie que me encanta y tiene cierto toque que se inspira al Club de la Lucha. Para esta historia he pensado en el origen de las migrañas, un terrible dolor de cabeza que mucha gente sufre (yo afortunadamente no, ya tengo bastante con mi alergia y mi colesterol alto) y que aún hoy no se ha encontrado cura.
Tal vez las cosas que creemos que son un defecto, una enfermedad, son en realidad algo que nos hace únicos y esa es la moraleja de este cuento.
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!
Imagen sacada de: www.cuentoslargos.com

domingo, 25 de septiembre de 2016

El Despertar de los Diurnos

Había sido un día largo en la universidad y necesitaba un respiro, decidí irme a dormir temprano, ya que pronto serían los exámenes finales. Me puse el pijama y me tumbé en la cama, estaba agotada y el cansancio no tardó mucho en hacerme dormir, al principio soñé con tonterías que habían pasado durante el día y finalmente caí profundamente dormida.

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Desperté en la celda de Norum, prisionera política de una causa casi perdida. Una visita inesperada me hace levantarme de la cama, es Norum.
Imagen sacada de: www.tunuevainformacion.com
—Mis guardias me han dicho que han capturado a Irum Emar, la líder rebelde, pero no me lo he querido creer, por eso he venido a verte.
Norum acerca una silla cerca de mi cama y se sienta nervioso.
—Pues aquí estoy — contesto enfadada.
Norum se rasca la barbilla sin apartar los ojos de mí.
—Conoces el secreto de nuestra existencia, ¿No es cierto Irum? — me pregunta — Tú y los tuyos habéis descubierto que una consciencia no necesita dormir, pero que nuestro cuerpo sí, por eso, cuando nosotros dormidos, nuestra consciencia sale de nuestro cuerpo y se va a otro, somos dos mundos paralelos, Irum, los diurnos tienen la consciencia durante el día y cuando ellos se van a dormir, nosotros despertamos en nuestro mundo.
—Lo que sé es que los diurnos tienen algo que podría salvar nuestro planeta, pero tú no quieres intentar hablar con ellos, no quieres salvar Nocturna, ¿Por qué lo haces? — pregunto con rabia.
—Porque mientras el resto de nocturnos desconozcan la existencia de los diurnos, seguirán necesitando el Gel y el Gel lo controlo yo, no necesitamos el agua de los diurnos para sobrevivir, con el Gel de Noctum sobreviviremos.
—No podrás pararnos — le amenazo — no podrás parar a la rebelión, si yo muero, otro ocupará mi lugar, no podrás tener el poder eternamente.
—Bueno, por de pronto te he parado a ti, ahora, iré a por tus amigos.
Noctum sale de mi celda y sus guardias me vuelven a encerrar. Miro pensativa las paredes de mi celda y recuerdo la primera vez que oí hablar de los diurnos. La idea de la existencia de dos cuerpos idénticos de distintos universos, pero que comparten la misma consciencia, era muy compleja para mí. Se me hace raro la idea de que una chica idéntica a mí esté durmiendo ahora mismo en un mundo completamente distinto al mío, esperando a que yo deje de usar su consciencia y me duerma, para despertar ella de nuevo.
Ojalá sea cierto lo que dice la leyenda, que exista una máquina capaz de comunicar al yo diurno con el yo nocturno. Si la leyenda fuera cierta podría decir a la Irum diurna que necesitamos su ayuda, que necesitamos agua para sobrevivir y para librarnos definitivamente de Noctum y su despreciable Gel.
Un ruido rompe el silencio de mis pensamientos y un guardia cae muerto al suelo. Han venido a rescatarme. Al poco rato aparecen Venar, Doril y Fancor, mis más leales aliados.
—¡Chicos! ¿Qué hacéis aquí? — digo sorprendida.
—Hemos venido a salvarte por supuesto — contesta Fancor.
—¡Date prisa! — grita Doril.
Venar y Fancor intentan romper la puerta de mi celda y aunque es una puerta muy resistente, consiguen abrirla. Cuando consigo salir, mis amigos se dirigen a la puerta de salida, pero yo no quiero ir en esa dirección.
—¡Vamos Irum! ¡Tenemos que darnos prisa! — me insiste Venar.
—Iros sin mí — contesto tras unos minutos de reflexión.
—¿Qué? ¿Te has vuelto loca? — me pregunta Venar.
—Irum, tenemos que irnos ya — insiste Fancor.
—¡Pues iros! Yo tengo algo que hacer antes, ¡Venga largaos!
—¿Qué estás haciendo? — pregunta Doril
—Necesito saber si la leyenda es cierta — confieso.
Mis amigos abren mucho los ojos y niegan con la cabeza desconcertados.
—¡Eso es una locura! — exclama Doril.
—No tenemos ninguna garantía de que la leyenda sea cierta — afirma Venar.
—Iremos contigo — asegura Fancor.
—¿Qué? — dicen a Doril y Venar al unísono.
—Lo que habéis oído, ¡Andando!
Asiento con la cabeza a Fancor en señal de agradecimiento y todos juntos nos adentramos en la boca del lobo. Guardia que nos encontramos, guardia que matamos. No tenemos mucho tiempo y hay que andar deprisa. En pocos minutos llegamos al Santuario y no podemos evitar sentirnos pequeños ante tanta grandiosidad.
Nos encontramos frente al muro de Kronos, el muro sagrado. Está prohibido tocarlo, pero tengo que hacerlo, la supervivencia de nuestro mundo está en juego. La palma de mi mano toca su superficie rocosa y al hacerlo siento una conexión que jamás creería posible.

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Me despierto medio dormida, oigo una voz en mi cabeza y siento que aún estoy soñando. La voz dice que se llama Irum y que necesita mi ayuda. Me muestra su mundo y su historia en imágenes tremendamente deprisa y entonces me doy cuenta, de que esto no es un sueño, es real y el mundo de Irum también lo es.
—No temas Irum, voy a salvar a tu mundo — prometo en la oscuridad de mi cuarto.







Si te ha gustado…

Esta idea se me ocurrió antes de ir a dormir, siempre me han fascinado los sueños y lo que ocurre durante la noche, ya que a la mañana siguiente no nos acordamos de nada, por eso, he querido darle esta explicación al más puro estilo ciencia ficción.
Con este relato quería decirte, que no subestimes tus sueños, tal vez tratan de decirte algo importante, como en el caso de Irum.
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!
Imagen sacada de: www.guiainfantil.com

miércoles, 21 de septiembre de 2016

El Inconsciente Colectivo

DÍA 1

La caída de ese meteorito nos ha afectado a todos, todavía no sé si es bueno o malo, pero como científico voy a investigarlo. Mi especialidad es la psicología y el hipnotismo, por lo que voy a centrarme en la mente humana para resolver este misterio.

DÍA 4


Todos soñamos lo mismo, desde que cayó esa extraña piedra, todos experimentamos el mismo sueño una y otra vez. En mi opinión los sueños y la piedra son sucesos que están relacionados, aunque mis compañeros discrepen. Mañana hipnotizaré a un paciente para que me explique detalladamente dicho sueño.
Imagen sacada de: larutadelailuminacion.blogspot.com.es

DÍA 5

Mediante el hipnotismo, he conseguido sacar bastante información. El repetitivo sueño trata de un árbol, una manzana, un carro de fuego y más cosas sin sentido. Es un sueño inconexo del que salen imágenes sin sentido ni claridad, no obstante se me ha ocurrido la idea de grabar las reacciones del cerebro mientras el paciente duerme. Esta noche la pasaré en el laboratorio, necesito estar cerca del paciente, mañana por la mañana dormiré.

DÍA 6

Tanto el paciente como mi compañero dormido, Argus Fleer, han experimentado un suceso que desafía la lógica. A mitad de la noche, ambos abrieron los ojos y repitieron una frase al unísono: “Ya vuelven”, no sé qué significa esa frase, pero no me da buenas vibraciones. Voy a intentar dormir ahora, ya que el cansancio de pasar toda la noche en vela me está pasando factura, pero en cuanto me despierte investigaré este fenómeno.

DÍA 7

La NASA me ha llamado, reclaman mis servicios, al igual que unos cuántos científicos más de diferentes materias y especialidades. Me imagino qué necesitan, quieren saber lo que he averiguado y llegar al fondo de este asunto. Yo también persigo ese mismo objetivo, espero que las diferentes opiniones del resto de científicos aporten algo de luz a mi investigación.

DÍA 8

El meteorito no es como nos lo imaginábamos, lo llaman La Piedra de la Memoria y no es una simple roca de un planeta lejano. Es metálica, creada por seres desconocidos, diría yo, ya que ese objeto es imposible que haya salido de la tierra. Los militares creen que es un arma, pero yo discrepo. Es un objeto extraterrestre enviado aquí por alguna razón.

DÍA 9

Por fin he conseguido averiguar por qué lo llaman La Piedra de la Memoria. El doctor Birman, un célebre científico, tiene la teoría de que esa piedra nos ha sido entregada con un propósito, hacernos recordar. Mañana intentaré hablar con el doctor Birman, tengo que contarle lo que he hallado y que me explique exactamente cuál es su teoría.

DÍA 12

Me ha costado una barbaridad hablar con el señor Birman, ya que está muy protegido por los militares. Sin embargo, finalmente lo he conseguido y le he contado todos mis hallazgos. Él cree que esos sueños están relacionados con la historia de la creación, con nuestra existencia. No entiendo muy bien qué quiere decir con eso, pero pienso averiguarlo.

DÍA 13

Los militares están especialmente nerviosos hoy, no sé muy bien por qué, ya que no poseo el nivel de acceso suficiente como para saberlo, pero me altera demasiado. En cuanto a mi investigación, he conseguido averiguar algo más, el doctor Birman tenía razón, el sueño trata de la creación de nuestro mundo y de nosotros y tengo la teoría de que el carro de fuego que aparece en el sueño, es en realidad una nave alienígena.

DÍA 14

Ahora entiendo por qué los militares estaban tan nerviosos, una nave no identificada ha entrado en nuestro sistema. Curiosamente, dicha nave se asemeja sorprendentemente a la Piedra de la Memoria. Creo que ya le encuentro el sentido a la frase “Ya vuelven” de los pacientes.

DÍA 15

Hemos establecido contacto, la Piedra de la Memoria era en realidad un artefacto para activar nuestro inconsciente colectivo. Querían hacernos recordar que ellos fueron nuestros creadores, que ellos nos dieron este hogar y nos anunciaban su regreso. No son muy distintos de nosotros, pero como científico me fascinan. Tenemos la oportunidad de saber los misterios del universo, una oportunidad que no pienso desaprovechar.








Si te ha gustado…

Os vais a reír, pero la primera vez que oí las palabras: “Inconsciente colectivo” fue en Cuarto Milenio. No sabía muy bien lo que era, así que investigué. Resulta que todos tenemos el inconsciente colectivo, por ejemplo, cuando alguien araña la pizarra con las uñas, nos produce una sensación desagradable, esto es debido a que asociamos dicho sonido a los animales que se afilaban las uñas en las piedras antes de atacar. Nuestros antepasados tenían miedo cada vez que oían ese sonido y ese miedo ha ido pasando de generación en generación.
Con esta historia quería transmitir que nuestros sueños tienen un significado, todos ellos y es nuestra misión averiguar que intenta decirnos nuestro cerebro.
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!
Imagen sacada de: www.batanga.com

domingo, 18 de septiembre de 2016

Maniquíes

Ya hace dos semanas desde que cambiaron los maniquíes de toda la vida, por estos muñecos robóticos. Dijeron que serían mejores y darían un valor añadido a la empresa, ya que estos nuevos maniquíes, tienen la habilidad de moverse y contonearse desde la posición en la que lo pongas y así hace que luzca más la ropa que llevan puesta.

En teoría no pueden andar, ni moverse por el establecimiento, solo pueden moverse en el sitio en el que los coloques. Sin embargo, no puedo evitar sentir escalofríos cada vez que los veo. Aunque no tienen ojos, siento que me están mirando, aunque no tienen boca, siento que me sonríen y aunque no tienen orejas, siento que me oyen.
Imagen sacada de: yonhoo.es
A pesar de mi miedo a estos maniquíes, tengo que quedarme hasta tarde trabajando, como siempre.
—¿Quieres dejar de mirarlos? — me pregunta molesta mi amiga Carol.
—Lo siento — contesto — es que no puedo evitar pensar que nos observan.
—No nos observan Lara, ¡Son maniquíes! ¿Quieres centrarte en el trabajo? Así acabaremos antes y podremos irnos a casa.
—En realidad no son maniquíes exactamente, son robots — comento.
Carol resopla y me mira de soslayo.
—Sí son robots, pero no tienen vida propia, mira…
Carol coge el mando que controla los maniquíes de la tienda y los apaga. Los maniquíes dejan de moverse de inmediato y se quedan en la posición en la que estaban como estatuas.
—¿Ves? Los controlamos con este mando, no pueden pensar por sí mismos — dice cansada de la conversación — Y ahora volvamos al trabajo.
Yo la hago caso y juntas terminamos el trabajo que nos quedaba. Miro el reloj, marca las doce de la noche.
—Bueno Lara, me voy a casa que es tarde, ¿Cierras tú?
—Sí, no hay problema.
Termino los papeleos del día y cuento el dinero de la caja, está todo correcto. Cojo mi bolso y me dispongo a salir de la tienda, cuando de repente se me hace un nudo en la garganta. Todos los maniquíes me están mirando, quietos como estatuas, pero me miran. Cuando Carol los apagó, éstos se quedaron mirando en diversas direcciones, pero ahora todos me miran a mí.
Camino despacio hacia la salida, sin apartar la mirada de los muñecos diabólicos. Siento que en cualquier momento van a girar todos la cabeza y a seguirme con la mirada hasta la salida, pero no lo hacen. A dos pasos de la puerta empiezo a correr y encierro a los robots en la tienda, mañana será otro día.
Al día siguiente entro de nuevo a la tienda un poco nerviosa, los maniquíes están bailando y moviéndose tal y como suelen hacer cuando están encendidos, como si nada hubiera pasado.
—¿Te lo puedes creer? — dice enfadada Carol — el ordenador de la tienda no funciona, está estropeado.
—Llama al técnico.
—Lo haría, pero los teléfonos no funcionan tampoco.
—¿Cómo que no funcionan? — pregunto extrañada
—¿No lo has visto en las noticias hoy? Ha habido un fallo general de la electricidad, las comunicaciones, de todo, están intentando solucionarlo, pero hasta entonces nada. Espero que lo solucionen pronto o vamos a perder muchos clientes — dice enfadada Carol.
Me giro para ver la tienda y me doy cuenta de que Carol tiene razón, las luces de la tienda no están encendidas, pero los maniquíes sí.
—Carol, ¿Has encendido los maniquíes esta mañana?
—No, creo que no, no me acuerdo muy bien — contesta distraídamente.
El pulso se me acelera y el mismo miedo que sentí ayer, vuelve a aparecer.
—¿No te parece extraño? Qué nada funcione, pero que los maniquíes sigan moviéndose.
—¡Oh por favor, Lara! — contesta Carol poniendo los ojos en blanco — ¿Otra vez con el rollo de los maniquíes?
Ignoro su comentario y empiezo a pensar en una idea que ha cruzado mi mente.
—Carol, ¿Te importa que salga a dar un paseo un rato? Ya que nada funciona, no creo que tengamos muchos clientes.
—Sí claro, vete, pero vuelve antes de la hora de comer.
Sin decir nada más, salgo de la tienda y monto en mi coche, sé perfectamente dónde quiero ir y va a ser un viaje un poco largo. Por la ventana puedo ver como al resto de tiendas le pasa lo mismo, nada funciona excepto los maniquíes.
Atravieso calles y más calles y finalmente llego a mi destino. La fábrica de maniquíes robóticos, nuestros proveedores. Entro dubitativa, esperando encontrarme con un montón de gente trabajando y fabricando robots, pero la fábrica está vacía.
La línea de montaje está parada y no hay nadie, pero el corazón se me paraliza cuando veo un charco de sangre en el suelo, ha pasado algo horrible. Mi primer instinto es salir corriendo, pero la curiosidad me puede y sigo avanzando. Oigo ruidos apenas audibles, pero ahí están, parecen hierros golpeándose o maquinaria pesada. A medida que me voy acercando, el ruido se va haciendo más fuerte, hasta que llego a una puerta, está entre abierta, me planteo echar un vistazo, estoy asustada, pero no he llegado hasta aquí para nada.
Finalmente miro a través de la puerta y lo que veo me horroriza. Los papeles se han cambiado, los trabajadores humanos están en la cinta transportadora y los maniquíes son los que vigilan el proceso.
Una cara sin rostro me sobresalta, me han visto. El maniquí abre la puerta tras la que me ocultaba y yo intento huir, pero ya es tarde, me tienen rodeada.
—¿Por qué hacéis esto? — grito desesperada y con las lágrimas corriendo por mis mejillas.
Los maniquíes no me contestan, solo observan. Ha llegado la hora, los maniquíes me sujetan y mis gritos no sirven de nada, tan solo las sombras de una edad pasada me oyen. Su era ha llegado.





Si te ha gustado…

Este relato se me ocurrió en El Corte Inglés, iba andando distraída, mirando el móvil, cuando de pronto me sobresalté por culpa de un maniquí, pensé que era una persona. Seguro que tú también has tenido una sensación parecida, sobresaltarte por la sombra de una persona y después darte cuenta de que es un maniquí.
Con este relato quería transmitir que las apariencias engañan sí, a veces ves un maniquí y crees que es una persona, pero a veces, tu instinto no te falla y aunque todos vean a un maniquí, tu sabes que hay algo más.
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!
Imagen sacada de: difusionlibre.com

miércoles, 14 de septiembre de 2016

Enemigos

Miro al suelo mientras mi amiga Sara nos cuenta una sorprendente noticia que ha visto en la tele:
—¿Habéis visto las nuevas armas que han sacado? ¡Dicen que pueden volatilizar a la gente! Al final no queda nada de ellas y como sin cuerpo no hay delito, la gente sale libre de cargos.
—Eso suena un poco a ciencia ficción, Sara — se ríen los gemelos.
—Y ¿Cómo explicáis entonces tantas desapariciones?

—Esa gente no ha desaparecido, se habrá ido de vacaciones porque no hay quién aguante esta ciudad — contesta mi mejor amigo Roy.
Imagen sacada de: bitacoradeguerra.blogspot.com.es
Yo escucho la conversación en silencio, mirando distraídamente el paisaje, cuando le veo. Es él, el hombre que intentó hundirme la vida. Se acerca a nosotros ajeno a mis miradas de odio y se dispone a saludar a mis amigos.
—Hola chicos, ¡Cuánto tiempo! — dice
Mis amigos están un poco nerviosos por su presencia, ya que saben lo poco que soporto a este personaje. Siento sus miradas de reojo esperando a ver mi reacción, así que actúo:
—Hola Leo — digo acercándome a él y sujetándole cordialmente el brazo para alejarle de mis amigos — ¿Podemos pasear juntos un momento? Me gustaría hablar contigo.
Leo me mira con el mismo odio que reflejan mis ojos, pero sorprendentemente accede a pasear conmigo:
—Claro — dice.
En los primeros minutos ninguno de los dos dice nada, tan solo andamos, mis amigos en cambio han decidido sentarse en un banco cercano esperando mi regreso. Le miro un segundo y me armo de valor para hablarle con educación y no pegarle:
—Me imagino que ya sabes que te odio — empiezo
—Eso me ha dicho Diana, pero…
—No era una pregunta, era una afirmación, si te parece bien, me gustaría explicarte los hechos, para que entiendas por qué te odio tanto.
Leo asiente en silencio y me mira de reojo con cara de preocupación.
—Antes de todo esto, te consideraba un amigo, más que eso, te consideraba mi mejor amigo, pero todo eso cambió cuando conocimos a Diana.
Atravesamos la calle principal de la ciudad y nos metemos en una zona de tiendas, totalmente ajenos al ajetreo de la gente comprando.
—Diana nos cambió a los dos, a los dos nos gustaba, pero ella me eligió a mí. Cualquier amigo en tu posición, lo habría dejado correr y habría dejado que su mejor amigo fuera feliz con su chica…
—Yo nunca quise hacerte daño…
—Déjame hablar un segundo — le interrumpo — déjame que termine de contarte mi versión de los hechos y luego ya podrás decirme lo que quieras.
—Vale — dice extrañado Leo.
—Lo que más me duele de todo esto y por lo que nunca te podré perdonar, es que tú no paraste cuando ella me eligió a mí. Le enviabas mensajes todos los días, la llamabas, la mandabas regalos y la insistías para quedar los dos solos.
Dejamos la calle de tiendas atrás y nos adentramos en un parque cercano, estaba oscureciendo y los dos sabíamos que deberíamos volver ya a nuestras casas, pero esta conversación la llevábamos esperando desde hacía meses.
Leo se tropieza al entrar en el parque, pero yo le sujeto antes de que se caiga y le ayudo a ponerse en pie. Imagino que debe de estar alucinando con nuestra conversación, hace meses que no teníamos una conversación tan larga.
—Finalmente y sin que ella me dijera nada, cedió a tus súplicas y quedó contigo, según me dijo ella, para pedirte que parases, pero tú insististe en tomar una copa y la cosa acabó como acabó. Ella pensó que querías algo más con ella, que querías salir con ella o algo por el estilo, pero no fue así, ¿Verdad? Tú solo la querías esa noche para darme una lección, porque no podías soportar que por una vez en mi vida la chica me eligiera a mí en vez de a ti.
La cara de enfado de Leo se fue acentuando cada vez más, hasta que estalló:
—¡Vale sí! ¡Tienes toda la razón! ¿Y qué? Esa chica no valía la pena, en realidad te hice un favor al apartarte de ella, si valiera la pena no se habría ido conmigo — me suelta
—Ahora llega el punto Leo, en el que yo, tengo que confesarte algo — digo ajeno a su hiriente comentario — ¿Sabes dónde estamos, Leo?
Él mira a su alrededor, estamos en medio del bosque del parque, casi ha anochecido y no hay ni un alma por nuestra zona.
—Estamos solos — le aclaro — no hay nadie cerca y eso es maravilloso, ¿Sabes por qué? Porque es el escenario perfecto para hacer lo que tengo que hacer.
—¿Me has traído aquí intencionadamente? — pregunta sorprendido.
—Así es Leo, tenía que apartarte de los demás, buscar un sitio íntimo donde nadie nos moleste.
—¿Por qué?
—Porque voy a matarte, Leo — digo claramente satisfecho.
Busco en mi bolsillo el arma que he comprado hace poco para matarle, la pistola volatizadora, pero no la encuentro. Miro extrañado mi bolsillo, esperando encontrar algo que en realidad no está.
—¿Buscas esto? — me pregunta Leo enseñándome mi arma.
—¿Cómo has… — empiezo a decir aterrado.
—Sabes, he empezado a sospechar de ti al entrar en el parque, por eso fingí una caída tonta para quitarte la volatizadora ésta y sin duda, estaba en lo cierto al dudar de ti, ¡Oh Walas! ¿Cuándo aprenderás? Deberías haberte acordado de que sé cómo eres, cómo piensas, ¡Lo sé todo! Ya que antes de ser enemigos, fuimos amigos.
Leo aprieta el gatillo y todo se desvanece. La existencia que antes creía eterna, se esfuma como el humo en el aire. No queda nada de mí, mi cuerpo, antes sólido y enorme, se ha convertido en dos ligeras gotas de sangre, la volatizadora ha hecho su trabajo y mi enemigo quedará libre.








Si te ha gustado…

No soy muy amiga de los finales tristes, prefiero los finales felices, sin embargo, para esta historia en concreto, me ha parecido un buen giro final. En la vida real, el bien no siempre vence al mal y eso es lo que le da veracidad al texto.
La volatizadora, no es un invento mío, en realidad, lo vi en un C.S.I. no te voy a mentir y no estoy segura de si actualmente están investigando para crear esa arma o si ya existe. Con lo que este relato, no es del todo ciencia ficción.
Con esta historia quería transmitir un mensaje: la vida real es complicada y no siempre acaban bien las cosas, con lo que debes tener cuidado y si llevas una arma volatizadora en el bolsillo, ¡No la pierdas de vista!
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!
Imagen sacada de: www.taringa.net

domingo, 11 de septiembre de 2016

Un Día Normal

Como todos los días, me fui a trabajar, estaba muy cansada y se me cerraban los ojos, el cansancio acumulado de la semana se empezaba a notar. Estaba medio dormida en el autobús cuando los pasajeros se pusieron nerviosos:
—¡Mirad todos por la ventana! ¿Qué es eso? — gritó uno de ellos.
Miré por la ventana pero no vi nada, todo era normal, los negocios empezaban a abrirse y la gente entraba en los bares para desayunar.
—¡Es verdad! ¡Arriba! ¡Mirar arriba! — gritó otro.
Volví a echar un vistazo, los pasajeros tenían razón. Había unos objetos surcando el cielo:
—Serán aviones — comenté.
Aunque no estaba segura, eran muchos y no parecían cruzar el cielo, sino atravesarlo.
—Eso no son aviones — dijo otro.

No le di tanta importancia como los pasajeros del bus, no era para tanto, seguramente serían unos aviones militares haciendo maniobras o algo por el estilo. Volví la mirada y vi a un niño, se le veía tranquilo entre la multitud y me miraba con curiosidad, la madre del niño en cambio seguía mirando preocupada al cielo por la ventana. Me fijé entonces en el juguete que tenía el niño, era una nave espacial, al verla, una idea absurda cruzó por mi mente, pero la deseché de inmediato, era imposible.
Imagen sacada de: fantasmatadero.blogspot.com.es
Me bajé del autobús en mi parada, cuando de pronto, sin haber llegado aún a mi trabajo, el mundo se oscureció. Cundió el pánico, los coches chocaron y la gente se quedó paralizada, el sol se había ido.
No daba crédito a lo que estaba pasando, no tenía sentido, no era de noche, el móvil me marcaba las diez de la mañana, ¿Por qué estaba todo a oscuras? Un coche pasó corriendo por mi lado y se estrelló en una tienda, el autobús en el que antes estaba tuvo una colisión lateral y volcó con la gente dentro. Los gritos de desesperación y horror inundaron las calles. Mi posición no era segura, pero no sabía dónde ir o qué hacer, estaba paralizada y no podía mover los pies en estado en el que estaba.
El único sitio cercano donde podría estar a salvo era el trabajo y éste se encontraba a pocos metros. Intenté mover las piernas pero no pude, tendría que calmarme si quería reaccionar, le daba órdenes a mi cerebro pero éste no obedecía, no podía dejar de contemplar el paisaje apocalíptico que había transformado la calle Parris.
Una explosión cercara me estrelló contra la pared del edificio de al lado, el motor de un coche había explotado. Gracias a la explosión pude reaccionar, me dolía horrorosamente el brazo, debí de darme con algo. Recorrí la calle esquivando a la gente que salía corriendo en todas direcciones y conseguí llegar a mi oficina.
—¿Qué demonios está pasando? — pregunté al llegar.
—¡Dara! ¿Estás bien? ¡Por Dios, estás sangrando! — me contestó mi amiga Roos — ven siéntate aquí, voy a curarte ese brazo
—¿Qué está pasando, Roos? ¿Por qué está todo a oscuras de repente? — volví a preguntar sentándome en una silla cercana.
—Nadie lo sabe — contestó Marlo asustado — el sol ha desaparecido.
Roos me quitó la americana y me remangó la blusa, tenía un corte muy feo y profundo en el brazo y no dejaba de sangrar.
—Voy a por gasas y todo lo que pueda hacer para tapar la herida, ahora vengo — dice Ross antes de irse.
La oficina es un caos, la mayoría están intentando llamar por teléfono, aunque parece que las líneas están colapsadas, otros están mirando por la ventana y otros buscando noticias en el ordenador. Marlo a mi lado está paralizado.
—¿Estás bien, Marlo? — intento tranquilizarle.
—Sí, no sé, confuso supongo — contesta distraído.
Roos vuelve con vendas y agua oxigenada, no es suficiente para curar mi herida, pero por el momento bastará, hasta que llegue la ambulancia y todo esto se solucione.
El resto de la oficina se ha congregado delante de uno de los ordenadores que hay.
—¿Qué ocurre allí? — le pregunto a Roos.
—Están poniendo lo del apagón en la tele
No hace falta que me diga más, me levanto con cuidado de la silla y me voy hacia el grupo de gente, necesito saber qué está ocurriendo.
En las noticias dicen que el sol ha desaparecido, no saben exactamente el por qué, pero los expertos lo están investigando.
—Tal vez el apagón esté relacionado con los aviones esos raros que se han visto esta mañana en el cielo — comenta un compañero.
La idea que cruzó mi mente en el autobús, vuelve a aparecer:
—No eran aviones, eran naves — digo.
—¿Cómo que naves? ¿Naves alienígenas o algo así?
El presentador vuelve a aparecer en la pantalla:
Nos acaban de anunciar que este apagón es a nivel mundial, las autoridades piden a los ciudadanos que no salgan de sus casas…
Miro a mi alrededor y veo a uno de mis compañeros sujetando la cruz de su colgante con fuerza, la verdad me llega de golpe:
—No eran naves alienígenas, eran nuestras — digo.
—¿Nuestras? ¿Cómo que nuestras?
—Si supieras que va a ser el fin del mundo en pocos días, ¿Se lo dirías a todo el mundo o solo a unos pocos para asegurar la supervivencia de la raza humana?
La expresión de Marlo cambia por completo, su nerviosismo anterior torna en enfado y las caras de incredulidad de los demás dan paso a algo peor, la desesperanza. Ellos lo sabían, sabían que el mundo se acabaría y tomaron medidas discretamente, a sabiendas de que no podrían salvar a todos. La raza humana sobrevivirá y los supervivientes contemplarán el fin del mundo, desde el cielo.






Si te ha gustado…

En la mayoría de películas sobre el fin del mundo, los líderes anuncian el fin de la Tierra a los ciudadanos, pero en realidad, en mi opinión, eso no pasaría así. Los líderes y los pocos “afortunados” en saber la verdad, se lo callarían, salvarían a las grandes mentes de la humanidad y a sus conocidos, pero todos los demás pereceríamos, sin saber muy bien qué ha pasado.
No nos enteraríamos del fin del mundo hasta que ya fuera tarde y tiene su lógica, ya que si supieras que mañana se acaba el mundo, ¿Qué harías? La mayoría robarían televisores en el supermercado, mataría, violaría y haría todas esas cosas que antes de la catástrofe estaban prohibidas.
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!
Imagen sacada de: actualidad.rt.com

miércoles, 7 de septiembre de 2016

El Autógrafo

Betty Mayors, todavía no me puedo creer que lo haya conseguido, su sueño siempre fue ser escritora de ciencia ficción, nadie creía en ella, pero ahora es famosa. Estoy en la librería donde ella está firmando libros, mis amigos son los que me han empujado a venir aquí, quieren un autógrafo suyo. Sin embargo mis amigos no saben la historia que tengo detrás con Betty, la hice daño y ella nunca me perdonó, ojalá pudiera borrar lo que hice, pero ya es tarde.
Espero en la cola de gente que espera su autógrafo, estoy nervioso y me sudan las manos. Entonces Betty se levanta de la silla y sus agentes anuncian que la escritora necesita cinco minutos de descanso.
—Deberíamos irnos — les digo a mis amigos — Mayors está cansada, si nos quedamos nos hará un churro de autógrafo.
—¡Qué dices! Aunque nos haga un churro de autógrafo merece la pena esperar.
—¡Mirad! ¡Allí está! Podríamos acercarnos y hablar con ella.

Veo a Betty ojeando las estanterías de libros y se me cae el alma a los pies.
Imagen sacada de: lamenteesmaravillosa.com
—Dejarla que necesita un descanso — digo.
—Anda, venga, que seguro que le hará ilusión verte — dice uno de mis amigos empujándome.
Salimos de la cola y nos acercamos a ella, a cada paso que doy en su dirección, mi nerviosismo aumenta. Estamos justo al lado de ella y mis amigos me empujan para que la hable.
—¿Betty? — me atrevo a preguntar — soy Daniel Rog…
—Ya sé quién eres Dany, nunca olvido una cara y menos la tuya — contesta Betty con una frialdad de hielo.
Su cara lo dice todo, todavía está enfadada conmigo. La seriedad de su rostro me intimida y hace que me sea más difícil pedirle lo que tengo que pedirle.
—Ya… verás, mis amigos y yo queríamos un autógrafo tuyo — susurro nervioso.
Betty sin decir nada saca un bolígrafo de su bolsillo y empieza a firmar los libros de mis amigos, hasta que llega al mío.
—¡Cómo cambian las cosas! ¿Verdad? — me dice con mi libro en sus manos — antes era totalmente invisible para ti y ahora quieres mi autógrafo.
—He cambiado — contesto — siento mucho lo que te hice, si pudiera volver al pasado y cambiarlo todo, lo haría.
—¿Ah sí? — pregunta con una media sonrisa.
Betty guarda su bolígrafo en el bolso y empiezo a pensar que no va a firmarme un autógrafo, sin embargo saca otro bolígrafo y me lo enseña.
—Voy a firmarte un autógrafo, pero con un boli muy especial — dice.
Veo que escribe en la primera página de mi libro, pero no veo que pone. Miro a mis amigos impaciente y ellos me devuelven la mirada sorprendidos, no sabían nada de mi pasado con Betty.
—Aquí tienes — dice devolviéndome el libro — si sigues el único camino de la LUZ, conseguirás ver qué te he escrito, sino, podrás seguir con tu absurda vida y olvidarte de mí.
Betty se va y nos deja a mis amigos y a mí solos. Sin esperar ni un minuto más, abro el libro y busco su autógrafo, pero no hay nada.
—Tío, al final no te ha escrito nada, debe de odiarte mucho — dice uno de ellos.
Estoy confuso, pensé que me había escrito algo, parecía que sí.
Más tarde volvemos a casa y me despido de mis amigos con la mano, no he dejado de pensar en el autógrafo de Betty desde que salimos de la librería. Tiene que haber algo escrito, aunque a primera vista no pueda verlo, lo debió de escribir con tinta invisible o algo así.
Ya sentado en mi habitación investigo el libro, lo miro de todas las formas inimaginables y al final me recuesto frustrado en mi asiento, es imposible. Una idea cruza por mi mente, las últimas palabras de Betty, ella dijo que si seguía el camino de la luz, conseguiría ver lo que me había escrito. Tiene que ser eso, con la luz adecuada, podré ver su autógrafo.
Intento ver las letras de Betty con todo tipo de luces, hasta que se hace de noche y mi madre me llama para cenar, ¿Cómo es posible que haya pasado tanto tiempo? Apago las luces de mi habitación para bajar a la cocina y entonces lo veo. El autógrafo se ilumina en la oscuridad, me acerco corriendo al libro y leo:

“Librería Hamont, entre El Círculo de Fuego y El corredor del laberinto”

Otro acertijo. Está claro que Betty me va a hacer sufrir. Paso la noche en vela, deseando que sean las diez de la mañana para poder ir a la misma librería de ayer. Una vez despierto y vestido, salgo de casa sin apenas desayunar y entro en la librería.
Busco la letra “E” y cuando encuentro los dos libros “El Círculo de Fuego” y “El corredor del laberinto” me sorprendo, es la misma estantería donde mis amigos y yo vimos a Betty ojeando los libros. Investigo la estantería como si me llevara la vida en ello y veo que detrás de los libros que me había escrito, hay un objeto.
Es un objeto electrónico y circular, nunca había visto nada parecido. Tiene un botón en el centro del círculo y me planteo si debería pulsarlo. Con todo lo que he tenido que hacer para llegar hasta aquí, ahora no me puedo echar atrás. Pulso el botón y aparezco en un sitio completamente distinto.
Ya no estoy en la librería, sino en el parque de mi colegio, miro extrañado a mí alrededor, reconozco a mis amigos, son ellos, pero vuelven a tener siete años ¿Qué ha pasado?
Pienso en todo lo que me dijo Betty y en lo que yo le respondí y entonces me doy cuenta. Le dije que si pudiera volver al pasado y cambiarlo todo, lo haría. Nunca pensé que Betty pudiera viajar en el tiempo, tal vez por eso se le da tan bien escribir ciencia ficción.
Me rio ensimismado y entonces la veo, es Betty, pero una Betty mucho más joven, con dos coletas y jugando en la arena. Esta vez lo haré mejor, esta vez será distinto.





Si te ha gustado…

Todos hemos soñado alguna vez con darle en los morros a toda esa gente que nos cae mal y de eso va este relato. Hay que tener cuidado a la hora de tratar con la gente, ser siempre respetuoso y buena persona, porque no sabemos lo que pasará en el futuro. Tal vez, esa persona a la que tratábamos mal acabará siendo nuestro jefe y entonces nos habremos caído con todo el equipo.
Para escribir este relato no me he inspirado en nada en particular, un poco del código Da Vinci y un poco del Señor de los Anillos (cuando Gandalf intenta entrar en Moria).
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!
Imagen sacada de: esdla.wikia.com