Había quedado con mi amigo Bulix en su
casa como todas las tardes, teníamos pensado jugar a nuestro juego favorito y
me moría de ganas por llegar. Llamé a su puerta y pude oír sus rápidas pisadas
antes de que ésta se abriera.
—¡Por
fin! ¡Ya pensé que no ibas a venir! — exclama Bulix.
—Perdona,
mi madre me ha entretenido…
—¡Tío,
no te vas a creer lo que hecho Carlos!
Carlos es el avatar favorito de Bulix en
el juego, no entiendo muy bien por qué le gusta tanto, tan solo es un policía
normal y corriente, como mucho pone multas de tráfico.
—No
habrás estado jugando sin mí, ¿Verdad? —pregunto molesto.
—Es
que estabas tardando mucho — se excusa Bulix.
Llegamos a su habitación y nos sentamos
delante del ordenador, Bulix me enseña la emocionante escena de Carlos
discutiendo con un peatón, por haberle puesto una multa de tráfico
injustamente. Es todo tan aburrido que me da sueño.
Imagen sacada de: www.telam.com.ar |
—Bulix,
de verdad, no entiendo por qué te gusta tanto Carlos, ¡Si es muy aburrido!
—¡Porque
es un poli corrupto! ¡Es lo mejor!
—Tan
solo le sopla un poco de información a Manu, mi personaje y el mayor traficante
de armas de la historia, de vez en cuando, no hace mucho más.
—Ya,
pero aun así me sigue pareciendo alucinante.
Contemplar a Carlos en la pantalla, me
aburre soberanamente, así que se me ocurre una idea para cambiarlo todo.
—Bulix,
se me acaba de ocurrir una idea, ¿Y si lo cambiamos todo? ¿Y si provocamos no
sé, una pequeña catástrofe?
—¿Cómo
cuál?
—¿Te
acuerdas del almacén de armas que tiene Manu escondido en el sótano ese?
—Claro,
el que está en el centro de Madrid, ¿No?
—Exacto,
¿Qué pasaría si la banda de Lucas, cuya enemistad con la banda de Manu es
palpable, decidiera explotar dicho almacén?
—¡Tío!
¿Pretendes volar toda la manzana? — pregunta sorprendido mi amigo.
Yo asiento con la cabeza emocionado y esperando
a que a Bulix le guste la idea tanto como a mí. Su sonrisa pícara es la que me
responde:
—¡Vamos
a hacerlo! — exclama.
Manipulamos con nuestro ordenador a
nuestros avatares y hacemos que Lucas y su banda exploten el almacén de Manu en
contra de su voluntad. La reacción es inmediata, todo el edificio explota y
cunde el caos en la ciudad.
Los coches se paran, la gente huye y grita
sin parar y el humo de la explosión se extiende por toda la calle. Sin embargo,
lo más impresionante de ver, es como se agrieta La Cibeles, uno de los
monumentos emblemáticos de Madrid.
—¡Ha
sido increíble! — grita eufórico Bulix.
Yo grito con él y saltamos como locos
desde nuestros asientos. Ya un poco más calmados, contemplamos como la policía
y los bomberos llegan al lugar.
—Los
humanos son idiotas — dice Bulix — son tan fáciles de manipular, solo hace
falta este ordenador y todo su mundo se sume en el caos.
—Ya
ves.
—¡Ha comer! — se oye a la madre de Bulix
desde la cocina.
—Bueno,
dejemos a la Tierra por ahora, que mi madre ha preparado unos Nargets
deliciosos del planeta Orus y tengo un hambre increíble. — dice Bulix antes de
apagar el ordenador con sus tentáculos.
Salimos de la habitación y yo miro un
instante el ordenador antes de irme, ¿Qué pensarían los humanos si supieran que
unos alienígenas están jugando con ellos?
Si
te ha gustado…
Para escribir este relato me he inspirado
en una novela de Stephen King, La Cúpula, una novela increíble en mi opinión y
que recomiendo. Hicieron una serie de La Cúpula, pero no es ni por asomo como
el libro, deja mucho que desear, por lo que la serie no llegó a terminar.
También he hecho un pequeño guiño a una
serie, Sons of Anarchy, ya que los humanos con los que juegan los dos pequeños
alienígenas, están inspirados en esa adictiva serie de traficantes de armas.
Con este relato quería transmitir que debemos
tener cuidado con lo que hacemos y ponernos siempre en el lugar de otro antes
de meter la pata. La empatía es una de mis cualidades favoritas y para mí una
de las más importantes.
Dicho esto, espero que os haya gustado mi
relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!
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