domingo, 14 de agosto de 2016

Escuadrón Rebelde


Los alienígenas me llevan a la que será mi prisión hasta Dios sabe cuándo. Miro a mi alrededor y no paro de ver celdas y más celdas de humanos tan asustados como yo, hasta donde alcanza la vista. No sabemos muy bien lo que quieren, por qué nos tienen prisioneros en vez de haberlos aniquilado a todos y quedarse con la Tierra, pero eso ahora ya no importa. Entro en mi celda y me quedo horrorizado al descubrir quién hay en ella.
—¡Tú! — exclamo
—Vaya, vaya, ¡Pero si es el agente Darzo! ¡El mismo poli que me metió en la trena! — exclamó mi compañero de celda.
Me quedé mudo de horror, nunca pensé acabar en una celda y mucho menos con Oswalrd también conocido como Sangre. Meter en la cárcel a Sangre fue mi mayor hazaña policial, pero no fue fácil, ya que se escapó de la cárcel varias veces.
Imagen sacada de: dpicuantico.com
—¡Desde luego qué suerte de mierda tienes, macho! — se rio Sangre.
Sangre se levanta de su cama y me imagino lo que va a pasar.
—¡Espera! — exclamo asustado.
—Hagamos un trato, ¿De acuerdo Darzo? — dice Oswalrd.
—¿Qué trato?
—Dado que estamos en una prisión alienígena y el mundo se ha ido a la mierda, solo me vengaré de ti al 25%.
—¿Y eso qué quiere decir? — pregunté asustado.
Antes de que pudiera reaccionar, Sangre me dio un puñetazo en la nariz tan fuerte y rápido que me tiró al suelo y no empecé a sentir dolor de verdad hasta que empecé a sangrar.
—Ahora estamos en paz — contesta Sangre satisfecho.
Sin levantarme del suelo empecé a taponar mi nariz rota con papel de váter, mientras Sangre se volvía a tumbar en su cama con las manos en la cabeza.
Algo llamó mi atención, todas las celdas de humanos eran de dos personas como las prisiones humanas y los alienígenas se paseaban por las celdas de vez en cuando. Las celdas alienígenas no eran muy distintas de las humanas. Entonces caí en algo:
—Una cosa, tú estás acostumbrado a estar en prisión… — empecé a decir — te habrás fijado en que estas celdas no son muy distintas de…
—¿A dónde quieres llegar? — me interrumpió.
—A qué tú puedes sacarnos de aquí, no es la primera vez que te escapas de una prisión.
—Sí podríamos escapar, pero luego ¿A dónde iríamos?
—A recuperar la Tierra.
—¿Tú y yo solos?
—No, huiremos todos, todos los humanos.
—Eso es una locura no podemos huir todos a la vez, podremos huir unos cuantos, pero no todos.
—Bueno, pues los que podamos — digo poniendo los ojos en blanco.
Sangre me mira dubitativo, pero finalmente accede. Tiene un plan, pero no me entero de sus intenciones hasta que nos reunimos todos en el patio de la cárcel. Me lleva hasta un grupo de humanos y me los presenta:
—¿Qué haces con ese poli, Sangre? — pregunta uno de ellos.
—Está con nosotros — responde mi compañero — al menos por ahora, hasta que nos libremos de esos alienígenas.
Los demás me miran con recelo, pero parece que acceden a tenerme en su equipo.
—Darzo, te presento a mi equipo, cada uno desde su zona intentará liberar al mayor número de humanos posible — me informa Sangre.
—¿Qué sois? ¿Una especie de Escuadrón Rebelde? — pregunto
—Algo así.
El plan es complejo pero efectivo, primero tenemos que destruir su bombona de aire, sin su aire, no podrán respirar en nuestro planeta, después conseguiremos sus armas y para finalizar mataremos a todo bicho que se cruce en nuestro camino.
La parte más difícil del plan es sin duda la de destruir su bombona, después todo será coser y cantar. Por supuesto, la misión de destruir la bombona la haremos Sangre y yo.
Nos metemos por los tubos, por los que nos dan la comida, cuando nadie mira y recorremos todo el trayecto en silencio. Una rejilla nos hace aparecer en una zona restringida y desconocida para nosotros y recorremos los pasillos lo más deprisa que podemos.
—¿Sabes a dónde vas? — le susurro a Sangre.
—Nop, pero a algún lugar nos llevará este pasillo.
Sangre se para de pronto delante de una puerta y mira con horror su interior.
—¿Qué ocurre? ¿Qué ves?
Sin contestarme entra dentro de la habitación y yo le sigo. Toda esperanza que pudiera albergar de escapar de allí se desvanece, cuando contemplo los planetas desde el espacio. Todo este tiempo pensaba que seguía en la Tierra, pero hemos dejado nuestro mundo atrás hace mucho. Los pasos de los alienígenas se acercan, pero no nos importa, porque ahora sabemos la verdad.




Si te ha gustado…

Para escribir este relato me he inspirado un poco en el Escuadrón Suicida, ya que en una situación como la anteriormente descrita, tenemos que recurrir a “los malos” los que ya han estado anteriormente en la cárcel, para escapar de la prisión alienígena. Al mismo tiempo, también me he inspirado en Prisión Break y los intentos de Michael Scofield por escapar de la cárcel.
Con este relato quería mandar un mensaje, “la realidad no siempre es lo que parece”, por ello debemos de ser cautos y no precipitarnos en nuestras conclusiones. Hay que fijarse en los detalles y a partir de esos detalles llegar a la verdad.
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!
Imagen sacada de: www.vedelisteze.sk

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