Un precioso
atardecer se abre ante mí. Mi nieta y la nieta de mi amiga Lisa corren de un
lado para otro por el jardín, jugando con sus muñecas. Mientras tanto, Lisa y
yo cotilleamos en el porche, nuestra animada conversación no podría estar mejor
acompañada que con una buena taza de té en la mesa y un jersey a medio tejer en
las manos.
—¿Qué opinas del nuevo habitante de
Lobo? ¿de ese forastero de la gran ciudad? — me pregunta Lisa acunándose en su
mecedora.
—¿El señor Camps? Fui a verle hace
un par de días, aún se está instalando, sinceramente parece bastante
trastornado, el hecho de perder su trabajo y todas sus cosas le ha hecho perder
un poco la cabeza, por eso le recomendé que fuera a ver al doctor Mur.
—¿Crees que el señor Camps podría
ser el culpable de la muerte de esas personas?
Imagen sacada de: ww.escalofrio.com |
Doy un pequeño
sorbo a mi taza de té mientras pienso en esa posibilidad.
—No, no creo — contesto negando con
la cabeza — en el fondo es un buen chico, lo que pasa es que ha empezado a
soñar con las Calabazas, de eso estoy segura. Todos en este pueblo están
obsesionados con eso.
—Bueno, señora Fort — me dice mi
amiga tras otro sorbo de té — ya conoces la historia de las Calabazas y la
relación que tienen con el pueblo.
—¿Qué relación? — pregunto confusa.
—¿No conoces la historia de Phil
Kadic y las Calabazas?
—¿Qué historia es esa?
—Se cuenta — dice mi amiga
aclarándose la garganta — que Phil Kadic, un forastero de alta cuna, llego a
Lobo con grandes ambiciones, quería transformar el pueblo por completo. La
mayoría de los habitantes de Lobo estaban muy contentos con los cambios que quería
hacer Kadic, pero una persona en concreto, una anciana, se opuso, ya que los
cambios de Kadic implicaban que ella perdiera su casa.
«Kadic, ajeno a
las súplicas de la anciana, derribó su casa y en su lugar construyó un gran
centro cultural. La anciana, destrozada, juró vengarse. Lo que Phil Kadic no
sabía era que la anciana era en realidad una bruja y ésta, condenó a Kadic y
todos los que lo apoyaron convirtiéndoles a todos en Calabazas».
«Se dice que cada
treinta y uno de Octubre, en la noche de Halloween, la anciana vaga por las
calles de Lobo, buscando a Kadic y convirtiendo en calabazas a todo aquel que
se interponga en su camino».
—Y, ¿por qué todo el mundo está
soñando con calabazas ahora? — pregunto confusa tras escuchar la apasionante
historia de Lisa.
—No lo sé, la gente de este pueblo
es muy impresionable, por ejemplo, mi nieta — dice señalando a una de las niñas
que juega en el jardín — cometí el error de contarle la historia de las
Calabazas, ya sabes que se acerca la noche de Halloween y me pareció oportuno
contarle una historia de miedo. Sin embargo, a mi amada nieta Virginia le
afectó mucho, desde que le conté la historia no ha dejado de soñar con
calabazas, así que sus padres la han tenido que llevar a ver al doctor Mur para
que la examine.
—El doctor Mur está teniendo mucho
trabajo últimamente.
—Y el jefe de policía Santos, que se
ha estado paseado por todas las casas preguntando por la muerte de Melania Mars
y Roberto Ruíz.
Mi marcapasos deja
de palpitar al oír esos dos nombres y siento que la sangre no me llega a las
extremidades. Todo encaja, las piezas del puzle encajan.
—¿Esas son las dos personas que han
muerto en Lobo? ¿el hombre y la mujer que murieron hace un par de días?
—Sí, ¿no lo sabías? — Lisa me mira
extrañada — ¿estás bien querida? Tienes mal aspecto.
No contesto,
todavía estoy demasiado alterada por mi descubrimiento. Debo mantenerlo en
secreto y cuando esté sola y sin ningún peligro cerca, avisar al jefe Santos de
inmediato.
—Sabes, creo que debería irme o voy
a llegar tarde a mi partida de Bingo de esta tarde, ¿de verdad no te importa
quedarte con Virginia esta noche? — me pregunta mi amiga.
—No, claro, no hay ningún problema
— contesto más seca de lo habitual.
Lisa se despide de
mí, después de demasiados abrazos y besos y al cabo de un rato, por fin estoy
sola. Sin perder más el tiempo y tras asegurarme que las niñas siguen jugando
en el jardín, cojo el teléfono.
Estoy tan nerviosa
que me equivoco de número dos veces antes de conseguir llamar al número de
teléfono del jefe de policía Diego Santos:
—Sí, ¿oiga? ¿jefe de policía
Santos? ¿Diego Santos? ¿es usted?
—¿Señora Fort? Dígame, ¿en qué puedo ayudarla?
—Señor Santos, creo que ya he
resuelto el misterio de las Calabazas, hay…
Un ruido a mis
espaldas me alerta, me giro de un respingo y me asusto al ver a Virginia
mirándome fijamente.
—¿Con quién hablas? — me pregunta
Virginia.
—Verás cariño — digo tapando el
teléfono con una mano — estoy con una llamada importante, ahora no puedo
hablar, dame unos segundos y estoy contigo en un periquete.
—¿Alba? ¿Señora Fort está ahí? — se oye a Santos a través del
teléfono.
—Me temo que no puedo dejarla —
dice Virginia muy seria — las calabazas me han dicho que ha sido muy mala y que
debe pagar por ello.
Mi rostro palidece
y con mucha calma vuelvo a girarme hacia la nieta de mi amiga. Virginia tiene
un cuchillo en la mano, un cuchillo de carnicero.
La sangre salpica
el teléfono antes de que me dé cuenta de lo que ha ocurrido. Tras el aparato se
sigue escuchando a Diego Santos gritar mi nombre, pero yo ya no le escucho, mi
única preocupación ahora con las puñaladas, una tras otra van llegando a mi
cuerpo hasta que al final me rindo.
La sangre inunda
el salón y reflejada en ella puedo verlo, la Calabaza ha venido a por mí.
Si te ha gustado…
El nombre de Phil
Kadic es un guiño a uno de los escritores de ciencia ficción más grandes de la
historia, Philip K. Dick, autor de maravillas como: ¿Sueñan los androides con
ovejas eléctricas? O El Hombre en el Castillo.
Espero que os haya
gustado la tercera parte de este ESPECIAL HALLOWEEN, recordad que el próximo
fin de semana podréis disfrutar del final de esta gran historia y ¡no temáis!
Hay un final. Para mí, los finales abiertos son historias sin terminar, así que
podéis estar tranquilos.
Dicho esto, espero
que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y
opiniones al respecto.
Y un saludo de
Silvia!!
Imagen sacada de: www.como-limpiar.com |
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