domingo, 29 de octubre de 2017

ESPECIAL HALLOWEEN: El Final

El cuerpo inerte de la señora Fort está ensangrentado en el suelo, demasiadas puñaladas, demasiada sangre. No ha habido testigos, tan solo dos paralizadas niñas que niegan haber visto al asesino.
—¿Qué opina jefe? — me pregunta el agente Navas.
—Opino que tenemos a tres víctimas en menos de un mes, está pasando algo y pienso averiguarlo.
Salgo nervioso de la casa y enciendo un cigarrillo, no consigo quitarme de la cabeza la última llamada de la señora Fort, ella sabía algo y por eso la mataron.
—¿Jefe de policía Santos? — oigo que me llaman.
Al girarme descubro a la pesada periodista del pueblo, buscando carnaza para su periodicucho. Apago el cigarrillo antes de que llegue a mi posición y les digo a mis chicos que nos vamos.
—Sin comentarios — contesto entrando en mi coche patrulla.

Arranco y no miro atrás, me dirijo a la comisaría, desde allí seguiré con mi investigación y rezaré porque los forenses consigan sacar alguna prueba que yo haya pasado por alto.
Imagen sacada de: wall.alphacoders.com

—Bien, tenemos a una mujer muerta, un hombre muerto y una anciana, ¿es algo al azar o tienen algo en común estas personas? — pregunto a mis chicos.
—He estado investigando a Roberto Ruíz, el hombre muerto — contesta Peña — era de un pueblo cercano, solía pasarse por la taberna de Bob a las afueras del pueblo, era un hombre solitario, no tiene ninguna relación con las otras dos víctimas.
—Lástima — contesto mordiéndome el labio — ¿y la mujer?
—Con la mujer, Melania Mars, hemos tenido más suerte — contesta Adams — resulta que estudió en Lobo con el doctor Albert Mur.
—Eso es interesante, tal vez deberíamos hacerle una visita al doctor.
Miro distraído la estantería de mi despacho y pienso en las piezas del puzle que me faltan.
—Iré a ver al doctor, pero vosotros investigar a Fort, antes de morir me llamó, dijo que sabía el secreto de las calabazas o algo así, tal vez puede tener alguna relación con los crímenes.
—Sí, señor — contestan al unísono.
Antes de entrar en el coche enciendo otro cigarrillo y esta vez dejo que el humo penetre en mis pulmones y me relaje, necesito tranquilidad para poder pensar y eso solo puedo conseguirlo conduciendo y fumando.
La consulta del doctor Mur está tan vacía como puede esperarse de un lunes por la mañana, la secretaria me conduce muy amablemente hasta la sala de espera y tras unos instantes, entro en el despacho de Albert.
—Doctor Mur — le saludo estrechándole la mano.
—Agente — me saluda — por favor tome asiento, ¿quiere una taza de té?
—Sí, gracias.
Doy un pequeño sorbo a la taza y dejo que el caliente líquido recorra mi garganta, eso me tranquiliza.
—Como ya sabrá, estoy investigando la muerte de los tres fallecidos de Lobo — digo intentando ir directamente al grano — y se imaginará mi sorpresa al descubrir que usted estudió con la fallecida Melania Mars…
—Sí, estudié con ella, pero apenas la conocía, no coincidimos en demasiadas clases.
—¿Qué podría decirme de ella?
—Bueno, era una chica muy popular, salía con malas compañías, con los chicos del equipo de baloncesto, pero compensaba todo eso yéndose a estudiar con Sara Lago.
—¿Con Sara Lago? ¿la bibliotecaria? — pregunto sorprendido.
—Sí, antes eran muy amigas.
Mi interés cobra fuerza y decido ir a visitar a la bibliotecaria y pedirle explicaciones. Apenas hacía unos días que había hablado con Sara, que le había mostrado la foto de la fallecida y ella había negado en rotundo conocerla.
Pongo la sirena del coche y empiezo a conducir, estoy tan nervioso que se me cae el cigarrillo en los pantalones y tengo que apagarlo de un manotazo. Al llegar a la biblioteca, entro de sopetón, Sara está en el mostrador leyendo distraída.
—Melania Mars — digo nada más llegar a su posición — me dijiste que no la conocías.
—Y no la conozco — me confiesa ella confusa.
—¡Jefe! — oigo detrás de mí.
—¿Qué? — pregunto molesto a mi compañero.
—He descubierto algo importante, Melania Mars era la esposa de Albert Mur.
—¿Cómo? — digo sin salir de mi asombro.
—Sí y varios testigos aseguran que la vieron un par de noches salir con Roberto Ruíz de la taberna de Bob.
De repente caigo en mi error, Melania Mars estaba teniendo una aventura con Roberto Ruíz y Albert Mur, el marido de Melania se enteró.
—Solo hay una cosa que no encaja — dice Peña — ¿y la señora Fort?
—Todos saben que la señora Fort es una cotilla, seguro que vio algo, que se enteró de la aventura de su mujer y la mató también para callarla — contesta Adams.
—Y, ¿qué pasa con las calabazas? — pregunta Peña.
—¿Por qué no se lo preguntamos al doctor? — pregunto furioso.
Volvemos a la consulta, pero esta vez no me quedo esperando en la sala de espera, entro directamente en su despacho, a pesar de las quejas de su secretaria.
—Me ha mentido — le digo nada más verle.
—¿A qué se refiere?
—Sí que conocía a Melania Mars, era su mujer.
La cara de Albert cambia por completo y revela por un instante su culpabilidad.
—¿Qué pasó? ¿se enteró que su mujer la engañaba y decidió matarlos? ¿la señora Fort lo vio y por eso la mató también?
La cara del doctor cambia por completo y una sonrisa oculta en la sombra sale a la luz.
—Se lo merecían, pero yo no los maté, matar conlleva mancharse las manos. Es más fácil hacer que otros maten por ti.
—¿A qué se refiere?
—A las calabazas — contesta riéndose — sabe que soy experto interpretando los sueños, pero lo que tal vez no sabe, es que también se me da bien manipularlos. Así que fue fácil, escogí cuidadosamente a unos cabezas de turco para hacer el trabajo sucio y el resto fue coser y cantar.
—Ya veo y todo le habría salido bien de no ser por la señora Fort que le pilló antes de lo que se imaginaba.
—Se equivoca agente, todo me ha salido muy bien, ¿sabe por qué? Porque cuando salga de aquí, ya no se acordará de nada y yo seré un hombre libre.
—¿Ah sí? ¿y cómo piensa hacer eso?
—Ya lo he hecho, ¿se acuerda de la taza de té que se tomó en mi despacho esta mañana?
La taza de té, esa maldita taza de té, que tan bien me sentó entonces, esa taza estaba envenenada. De repente un mareo, se me nublan los ojos y solo pienso en dormir, caigo al suelo y me doy cuenta, el hombre de las calabazas ha ganado.






Si te ha gustado…

Espero que te haya gustado el desenlace de este ESPECIAL HALLOWEEN 2017. Cómo ya te imaginaras, esta historia la tenía ya pensada desde el primer relato y espero que el final de la historia te haya sorprendido a la vez que agradado.
A todos nos puede dar miedo un monstruo, una bruja o un demonio, pero lo realmente terrorífico es cuando ese monstruo es una persona real.
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!

Imagen sacada de: www.bestfon.info

domingo, 22 de octubre de 2017

ESPECIAL HALLOWEEN: La Anciana

Un precioso atardecer se abre ante mí. Mi nieta y la nieta de mi amiga Lisa corren de un lado para otro por el jardín, jugando con sus muñecas. Mientras tanto, Lisa y yo cotilleamos en el porche, nuestra animada conversación no podría estar mejor acompañada que con una buena taza de té en la mesa y un jersey a medio tejer en las manos.
—¿Qué opinas del nuevo habitante de Lobo? ¿de ese forastero de la gran ciudad? — me pregunta Lisa acunándose en su mecedora.
—¿El señor Camps? Fui a verle hace un par de días, aún se está instalando, sinceramente parece bastante trastornado, el hecho de perder su trabajo y todas sus cosas le ha hecho perder un poco la cabeza, por eso le recomendé que fuera a ver al doctor Mur.

—¿Crees que el señor Camps podría ser el culpable de la muerte de esas personas?
Imagen sacada de: ww.escalofrio.com
Doy un pequeño sorbo a mi taza de té mientras pienso en esa posibilidad.
—No, no creo — contesto negando con la cabeza — en el fondo es un buen chico, lo que pasa es que ha empezado a soñar con las Calabazas, de eso estoy segura. Todos en este pueblo están obsesionados con eso.
—Bueno, señora Fort — me dice mi amiga tras otro sorbo de té — ya conoces la historia de las Calabazas y la relación que tienen con el pueblo.
—¿Qué relación? — pregunto confusa.
—¿No conoces la historia de Phil Kadic y las Calabazas?
—¿Qué historia es esa?
—Se cuenta — dice mi amiga aclarándose la garganta — que Phil Kadic, un forastero de alta cuna, llego a Lobo con grandes ambiciones, quería transformar el pueblo por completo. La mayoría de los habitantes de Lobo estaban muy contentos con los cambios que quería hacer Kadic, pero una persona en concreto, una anciana, se opuso, ya que los cambios de Kadic implicaban que ella perdiera su casa.
«Kadic, ajeno a las súplicas de la anciana, derribó su casa y en su lugar construyó un gran centro cultural. La anciana, destrozada, juró vengarse. Lo que Phil Kadic no sabía era que la anciana era en realidad una bruja y ésta, condenó a Kadic y todos los que lo apoyaron convirtiéndoles a todos en Calabazas».
«Se dice que cada treinta y uno de Octubre, en la noche de Halloween, la anciana vaga por las calles de Lobo, buscando a Kadic y convirtiendo en calabazas a todo aquel que se interponga en su camino».
—Y, ¿por qué todo el mundo está soñando con calabazas ahora? — pregunto confusa tras escuchar la apasionante historia de Lisa.
—No lo sé, la gente de este pueblo es muy impresionable, por ejemplo, mi nieta — dice señalando a una de las niñas que juega en el jardín — cometí el error de contarle la historia de las Calabazas, ya sabes que se acerca la noche de Halloween y me pareció oportuno contarle una historia de miedo. Sin embargo, a mi amada nieta Virginia le afectó mucho, desde que le conté la historia no ha dejado de soñar con calabazas, así que sus padres la han tenido que llevar a ver al doctor Mur para que la examine.
—El doctor Mur está teniendo mucho trabajo últimamente.
—Y el jefe de policía Santos, que se ha estado paseado por todas las casas preguntando por la muerte de Melania Mars y Roberto Ruíz.
Mi marcapasos deja de palpitar al oír esos dos nombres y siento que la sangre no me llega a las extremidades. Todo encaja, las piezas del puzle encajan.
—¿Esas son las dos personas que han muerto en Lobo? ¿el hombre y la mujer que murieron hace un par de días?
—Sí, ¿no lo sabías? — Lisa me mira extrañada — ¿estás bien querida? Tienes mal aspecto.
No contesto, todavía estoy demasiado alterada por mi descubrimiento. Debo mantenerlo en secreto y cuando esté sola y sin ningún peligro cerca, avisar al jefe Santos de inmediato.
—Sabes, creo que debería irme o voy a llegar tarde a mi partida de Bingo de esta tarde, ¿de verdad no te importa quedarte con Virginia esta noche? — me pregunta mi amiga.
—No, claro, no hay ningún problema — contesto más seca de lo habitual.
Lisa se despide de mí, después de demasiados abrazos y besos y al cabo de un rato, por fin estoy sola. Sin perder más el tiempo y tras asegurarme que las niñas siguen jugando en el jardín, cojo el teléfono.
Estoy tan nerviosa que me equivoco de número dos veces antes de conseguir llamar al número de teléfono del jefe de policía Diego Santos:
—Sí, ¿oiga? ¿jefe de policía Santos? ¿Diego Santos? ¿es usted?
¿Señora Fort? Dígame, ¿en qué puedo ayudarla?
—Señor Santos, creo que ya he resuelto el misterio de las Calabazas, hay…
Un ruido a mis espaldas me alerta, me giro de un respingo y me asusto al ver a Virginia mirándome fijamente.
—¿Con quién hablas? — me pregunta Virginia.
—Verás cariño — digo tapando el teléfono con una mano — estoy con una llamada importante, ahora no puedo hablar, dame unos segundos y estoy contigo en un periquete.
¿Alba? ¿Señora Fort está ahí? — se oye a Santos a través del teléfono.
—Me temo que no puedo dejarla — dice Virginia muy seria — las calabazas me han dicho que ha sido muy mala y que debe pagar por ello.
Mi rostro palidece y con mucha calma vuelvo a girarme hacia la nieta de mi amiga. Virginia tiene un cuchillo en la mano, un cuchillo de carnicero.
La sangre salpica el teléfono antes de que me dé cuenta de lo que ha ocurrido. Tras el aparato se sigue escuchando a Diego Santos gritar mi nombre, pero yo ya no le escucho, mi única preocupación ahora con las puñaladas, una tras otra van llegando a mi cuerpo hasta que al final me rindo.
La sangre inunda el salón y reflejada en ella puedo verlo, la Calabaza ha venido a por mí.







Si te ha gustado…

El nombre de Phil Kadic es un guiño a uno de los escritores de ciencia ficción más grandes de la historia, Philip K. Dick, autor de maravillas como: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? O El Hombre en el Castillo.
Espero que os haya gustado la tercera parte de este ESPECIAL HALLOWEEN, recordad que el próximo fin de semana podréis disfrutar del final de esta gran historia y ¡no temáis! Hay un final. Para mí, los finales abiertos son historias sin terminar, así que podéis estar tranquilos.
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!

Imagen sacada de: www.como-limpiar.com

domingo, 15 de octubre de 2017

ESPECIAL HALLOWEEN: Seducción

Este pueblo me ha dado mucho, pero también me ha quitado mucho. Desde que mi marido me dejó, soy otra persona. Los habitantes de Lobo se alegraron muchísimo de que mi marido se fuera del pueblo, corrían rumores de que me pegaba, pero solo yo sé que eran ciertos.
El doctor Albert Mur me está ayudando mucho con mis problemas y suelo ir a verle a su consulta dos veces por semana:
—Hola Sara, ¿cómo te encuentras? — me pregunta nada más verme aparecer por la puerta.
—Mal, los sueños no cesan, las calabazas me persiguen — contesto asustada.
—Ya lo hemos hablado Sara, las calabazas no existen, son solo una forma que tiene tu cerebro de soportar el dolor de tu pérdida, ¿te tomas las pastillas?

—Cada noche, pero no me hacen efecto, tal vez si se aumentara la dosis…
Imagen sacada de: spice4life.co.za
—Sabes de sobra que eso no podemos hacerlo.
El silencio se hace en la habitación y aprovecho ese momento para colocarme bien las gafas y alisarme la falda para que no se me vea más allá de las rodillas.
—¿Qué tal van tus relaciones con los hombres?
—¿Relaciones? — pregunto tímidamente — no tengo ninguna.
—¿Sigues teniendo miedo de los hombres?
Me muerdo el labio con tristeza y aparto la mirada del doctor con lástima:
—Un poco, a veces.
—No debes de tenerles miedo, ellos no son como tu exmarido, hay algunos que sí, pero no todos son como él.
—Lo sé, pero es complicado.
—¿Por qué no lo intentas? Te propongo un ejercicio, quiero que esta semana hables con algún hombre, háblale del tiempo, de los libros que tienes en tu biblioteca, de lo que sea, ¿de acuerdo?
—Está bien, doctor, ¿y las calabazas?
—Olvídate de las calabazas, cada vez que sueñes con ellas cuenta hasta tres y cambia tu sueño, ¿entendido?
—De acuerdo, doctor, eso haré.
Salgo de la consulta con energías renovadas y me propongo hacer el ejercicio que me ha mandado el doctor, no sin antes apuntarlo todo en mi cuaderno para que no se me olvide nada:

“-Hablar del tiempo
-De mis libros en la biblioteca”

Entro de nuevo en mi biblioteca y me propongo recoger los libros sueltos que la gente ha dejado en mi mesa. La campana de la entrada suena y descubro en el umbral de la puerta al jefe de policía de Lobo, el señor Diego Santos. Es un hombre de espeso bigote y rostro cansado, cuya vida en la ciudad le quemó tanto, que prefirió irse a vivir a un sitio más alejado y tranquilo como Lobo.
—Hola Sara, ¿algo nuevo por aquí? — me pregunta quitándose la gorra.
—No, señor — contesto sin mirarle a los ojos.
—Verás, han asesinado a una mujer a pocos metros de tu tienda, ¿te suena su cara? — me pregunta enseñándome una foto.
La foto de la mujer no me suena de nada, es una mujer de pelo negro perfecto, labios rojos y dentadura perfecta, todo lo que no soy yo. Niego con la cabeza y aparto rápidamente los ojos de la foto.
Siento cierta envidia de esas mujeres tan perfectas, de impecable gusto para vestir y curvas femeninas. Ellas lo tienen todo resulto, aunque parece ser, que la mujer de la foto en concreto, no las tenía todas consigo.
Tras una jornada de trabajo, cierro la biblioteca, todavía no me puedo creer que la señora Fort no me haya devuelto Cumbres Borrascosas, mañana me tocará ir a visitarla de nuevo y pedirle que me devuelva el ejemplar. He llegado a pensar que lo hace a propósito, que ella solo lo hace para que vaya a verla y cotillear toda mi vida.
Llego a casa cansada y me tumbo en la cama al poco de entrar, el cansancio se apodera de mí.
Calabazas, más y más calabazas. Las calabazas me persiguen me piden que me una a ellas que tienen un sitio para mí. Me muestran imágenes obscenas y se burlan de mi timidez. Grito.
Me despierto en la noche con un grito de terror. Las calabazas han vuelto a por mí. Me levanto de la cama y me doy una ducha. Me arreglo para salir, me pinto los labios de rojo como la chica muerta que me enseñó el policía.
Me pongo un vestido, uno muy escotado que me regaló mi madre por mi cumpleaños. Estoy lista. Salgo de casa, no sé a dónde voy, pero mis pasos me guían.
No tardo mucho en llegar al bar, un bar de mala muerte a las afueras del pueblo. Hay poca gente, pero la poca que hay da miedo. Solo hay hombres, noto sus miradas nada más verme entrar, pero ellos no son mi objetivo.
Mi objetivo es un tipo alto y guapo de la barra, voy hacía él y me siento a su lado. No tarda en invitarme a una copa y charlamos. Me muerdo el labio y sonrío. Es mío.
Me invita a su casa y yo le sigo, él cree que esta de suerte esta noche, pero lo que no sabe es que yo tengo otras intenciones. Le beso, le beso una y otra vez y al poco de hacerlo, sus labios empiezan a arder.
El ácido de mi pintalabios ha surtido efecto, él grita pero no le sirve de nada, el ácido ya ha comenzado a comerse su carne y yo, inmune a mi propio veneno gracias a la vacuna que me tomé antes de salir, sonrío, me río alocadamente mientras mi víctima lucha por su vida.
El hombre cae al suelo y su vida se va al infierno.








Si te ha gustado…

Esta es la segunda parte de este ESPECIAL HALLOWEEN que he preparado para vosotros, espero que os haya gustado. Para escribir esta historia me he inspirado un poco en Poison Ivy y sus labios venenosos, pero también me he inspirado en la ironía de que una simple bibliotecaria, inocente y tímida, se vuelva en realidad una asesina seductora de hombres.
¿Conseguirá el jefe de policía Diego Santos atrapar a los asesinos? Y más importante aún, ¿conseguiremos resolver el misterio de las calabazas?
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!

Imagen sacada de: www.muysencillo.com

domingo, 8 de octubre de 2017

ESPECIAL HALLOWEEN: La Calabaza

El pueblo de Lobo es conocido por su tranquilidad, por su hospitalidad y sobre todo por su gran paisaje, justo lo que necesito ahora. Tras salir derrotado de la gran ciudad, un tiempo tranquilo es lo que más me hace falta.
Nada más instalarme en mi nueva casa, soy hospitalariamente recibido por la señora Alba Fort, una ancianita con un gran gusto para las tartas.
—No tenía por qué molestarse, señora Fort — digo cogiendo la preciosa tarta de bienvenida.
—¡Tonterías! Hace siglos que no viene gente nueva a este pueblo, es agradable tener la mente ocupada, ¡aunque sea solo para hacer tartas!
La invito a pasar y nada más hacerlo, Alba lo inspecciona todo, como si fuera su propia casa.
Imagen sacada de: www.natursan.net
—Pondré agua a calentar — digo entrando en la cocina.
Con mucho cuidado, corto dos trozos de tarta y preparo el té para mi invitada. Sospecho que Alba no ha venido aquí solo para darme la bienvenida, también ha venido a cotillear y revolverlo todo.
—¿Está bien? — pregunto desde la cocina al oír el ruido de los cajones de los armarios abrirse y cerrarse.
—¡Muy bien! — me contesta.
La señora Fort va muy arreglada, con su collar de perlas, su blusa estampada y su falda plisada. Su cuidado moño recupera la elegancia que solo las personas de su edad tienen.
—Dígame, señor Camps, ¿qué le ha hecho venirse a Lobo? — me pregunta desde el umbral de la puerta.
—Es complicado, antes vivía en la ciudad y la verdad, esa vida de estrés y disgustos continuos me desanimó un poco. Ahora prefiero vivir en paz, en un sitio tranquilo, por eso me he venido aquí.
—Le despidieron de su trabajo, ¿verdad?
—¿Cómo lo sabe? — pregunto sorprendido.
—Debe disculparme, señor Camps, pero he investigado un poco sobre usted, sé que era un empresario de una gran empresa, pero que le despidieron por tomar una mala decisión que hizo perder a su empresa millones.
—Vaya, sí que ha investigado sobre mí — contesto un poco molesto.
—No se preocupe, señor Camps, en Lobo será muy feliz, tenemos un gran departamento de policía, seguridad en las calles y médicos que podrán ayudarle en todo lo que necesite. Por ejemplo, el señor Albert Mur es un gran psicoterapeuta que podrá ayudarle a superar todos los traumas que tenga, es experto en interpretar los sueños y…
—Gracias, señora Fort, pero no necesito un loquero.
Tras la desagradable merienda con la cotilla del pueblo, opto por dormir, el viaje hasta Lobo ha sido muy duro y la compañía, aunque amable, ha resultado ser un poco molesta.
En mi sueño estoy en Lobo, pero un Lobo mucho más tétrico y siniestro. Una ligera niebla cubre mis pies y los árboles fantasmagóricos custodian el camino. Camino en medio de la carretera principal del pueblo, a mi derecha y a mi izquierda están las casas de mis vecinos.
Es entonces cuando empiezan a aparecer, calabazas y más calabazas se van amontonando más y más a medida que me voy acercando al centro del pueblo.
Una calabaza gigante me impide el paso, la cojo con mis manos y grito de terror al ver la cara de la señora Fort grabada en el fruto. Todas las calabazas tienen las caras de mis vecinos grabadas en su corteza.
De pronto, la calabaza de la señora Fort se me escurre y ésta se rompe en mil pedazos al llegar al suelo.
Me despierto en mitad de la noche gritando, una capa de sudor frío me recorre el cuerpo y un extraño líquido amarillo ha manchado mi cama. No me meaba en la cama desde que era pequeño. Voy al baño a lavarme la cara y tranquilizarme.
Este sueño no ha sido un sueño normal. Un nombre me viene a la mente en ese preciso instante: Albert Mur, el loquero descifra sueños que me dijo la señora Fort.
Decido ir a verle a la mañana siguiente. Intranquilo, espero en la sala de espera de su consulta, nervioso por lo ocurrido y por lo que me vaya a decir el doctor. La secretaria me hace señas para que entre y tembloroso obedezco.
Albert Mur es un hombre de media edad, de pelo gris y canas encima de las orejas, a pesar de sus incipientes arrugas, todavía puede resultar atractivo.
—Siéntese señor Camps, ¿qué le pasa? — me pregunta.
Unas hojas encima de su mesa me perturban, me asustan y me hacen temblar. Su escritorio está lleno de dibujos de calabazas.
—Las calabazas… — susurro — ¿qué son esas calabazas?
—Perdone, se me olvidó recoger, es de mi paciente anterior, discúlpeme.
—Esas calabazas son iguales a las de mi sueño — susurro.
El doctor se frena en seco y me mira de reojo con cara de miedo:
—¿Está seguro? ¿ha soñado con estas calabazas?
—Sí — contesto dubitativo — ¿qué me pasa, doctor?
—No eres el primero que sueña con las calabazas, en este pueblo todos sueñan con ellas.
—¿Y qué significa?
—Depende de lo que signifiquen para usted.
Tras una extraña, pero interesante reunión con el doctor Mur, me vuelvo a casa. Es de noche, no sé qué hora es, pero sí sé que eran las seis de la tarde cuando entré en su consulta, debo de llevar horas allí y no me había dado ni cuenta.
Tengo una sensación extraña, estoy desorientado, distraído y no sé muy bien a dónde voy. Sin embargo, todas mis dudas se aclaran cuando la veo, una mujer con los zapatos rojos. Resuenan sus tacones al andar y no puedo apartar la mirada de ellos, son hipnóticos.
Con sigilo, me acerco a ella, no hay nadie en la calle, solo estamos ella, sus zapatos y yo. La luz de la farola más cercana parpadea. Es el momento.
Antes de que pueda reaccionar, antes de que pueda pronunciar cualquier palabra, la golpeo en la cabeza con una piedra. Ella cae inconsciente al suelo y al hacerlo, aprovecho mi oportunidad. La golpeo una y otra vez con la misma piedra hasta asegurarme de que está muerta, desconozco cómo ha llegado la piedra a mis manos, pero sé qué tengo que hacer con ella… porque la calabaza me lo dijo.







Si te ha gustado…

Para escribir esta historia me he inspirado en la película de la Cuarta Fase y en un artículo de La Vanguardia que habla sobre los sueños y que mucha gente sueña con el mismo hombre una y otra vez.
Esta es la primera parte de una historia de cuatro relatos. Por favor, no te pierdas las otras tres historias, porque te dejarán sin habla.
Disfruta de este ESPECIAL DE HALLOWEEN y… no sueñes con calabazas.
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!


Imagen sacada de: es.pinterest.com

domingo, 1 de octubre de 2017

Los Sueños de la Realidad

Otro día rutinario más, levantarse por la mañana, ducharse, desayunar e ir al trabajo. Cada día me parece igual que el anterior y aquí sigo, en una empresa que no me satisface pero que al menos me da una buena compensación económica todos los meses.

Salgo de casa medio dormido, con un café en una mano y el maletín en la otra. Al principio no me doy cuenta, estoy tan absorto en mis pensamientos que no me fijo en mi alrededor, sin embargo, después de mi segundo sorbo de café lo veo, no hay nadie en la calle, ni gente corriendo de un lado para otro porque llega tarde al trabajo, ni coches pitando en un atasco descomunal.
Imagen sacada de: 2.bp.blogspot.com
Mi primera impresión es que me he equivocado de hora y he salido demasiado pronto, pero el sol está demasiado alto como para que se deba a eso. Después pienso en que me he equivocado de día, que yo pensaba que era miércoles, pero que en realidad es sábado, pero el calendario de mi móvil descarta esa posibilidad.
Todavía confuso, decido seguir mi camino y llegar al trabajo. En las oficinas no hay nadie, ni Clara, la amable recepcionista, ni Dani, mi mejor amigo y compañero de trabajo, ni siquiera el señor Sendra, el jefe la empresa. Miro el reloj de mi despacho e indica la misma hora que mi móvil, las diez y media. ¿Qué está pasando? ¿será festivo y no me habré dado cuenta?
Espero una hora y como sigue sin aparecer nadie, opto por volver a casa y dormir todo lo que no he podido dormir esta semana. Llamo a Dani en el camino de vuelta, pero no me lo coge, llamo a mis padres, pero tampoco me lo cogen. Extrañado entro en casa y me quito el traje, probablemente todos estén dormidos o descansando. Me tumbo en la cama y no tardo en ponerme a soñar.
Estoy atado de pies y manos a la pared, como en una cápsula de refrigeración, desde mi posición puedo ver más cápsulas como la mía y dentro de ellas, hay gente. Con mucha dificultad, consigo quitarme las ataduras que me oprimen y abrir la puerta de la cápsula de un empujón.
El pasillo en el que estoy metido es largo y está lleno de cápsulas en ambas paredes. Los seres que contienen esos frigoríficos son completamente extraños para mí, sin embargo, hay una mujer humana entre ellos, el único ser que reconozco.
Tengo frío, la cápsula me ha dejado congelado y solo tengo un triste calzoncillo blanco con el que taparme. En la oscuridad del pasillo pienso en mis posibilidades. No pienso dejar a la mujer atada y amordazada ahí, así que intento liberarla. Me cuesta enormemente abrir la capsula, tengo los dedos congelados y apenas tengo fuerza en los brazos, pero tras muchos intentos, lo consigo.
La mujer no solo está atada, tiene tubos por todas partes, al igual que tenía yo. De una especie de gorro salen infinidad de tubos y decido que eso es lo primero que tengo que quitarle. Nada más quitárselo, la mujer se despierta y asustada intenta hablar tras la mordaza de su boca.
—Tranquila, he venido a salvarte — intento tranquilizarla.
Le quito la mordaza con cuidado de no hacerla daño y nada más hacerlo me habla:
—¿Dónde estamos? ¿qué es este sitio? ¿quién eres tu?
—No sé donde estamos — contesto desatándola — me he despertado en una de estas cápsulas igual que tú.
—Debemos salir de aquí
—Sí, debemos.
—¿Qué son todos esos seres? — me pregunta mirando a las demás cápsulas.
—No tengo ni idea, pero hay dos de cada raza.
Después de desatarla, decidimos investigar, ella está temblando, solo tiene una camiseta mojada y unas bragas como única ropa. Intento taparla con mis brazos mientras andamos, aunque sé que eso no es suficiente.
Las luces se van encendiendo a medida que andamos, como si nos indicaran el camino que debemos seguir.
“Bienvenidos al puesto de mando” — dice una voz electrónica cuyo origen desconocemos.
Unas puertas, parecidas a las de los ascensores, se abren. Todavía tiritando, entramos en la estancia que nos abre y ahí descubrimos a unos seres extrañamente uniformados que nos observan, pero eso no es lo que más nos impresiona, detrás de ellos hay un cristal y tras ese cristal, podemos ver el espacio.
—¿Dónde estamos? — pregunto con voz temblorosa.
—Estáis en vuestro nuevo hogar. — contesta el jefe de ese extraño grupo de alienígenas.
—¿Qué hacemos aquí? ¿esto es un sueño verdad?
—Veréis, ahora mismo estáis viviendo el mundo real, el mundo imaginario en el que os hicimos dormir, esa vida rutinaria de oficina en la que os metimos, solo era una forma de haceros aguantar el viaje hasta este momento.
—¿Qué momento? — pregunta la chica tan asustada como yo.
—Vuestro mundo ya no existe, fue destruido por una erupción solar, pero mi pueblo consiguió salvar a un hombre y a una mujer de vuestro planeta e impedir de esta forma que vuestra raza se extinga y lo mismo ocurre con el resto de seres que ocupan las demás cápsulas.
—Pero si hace un momento estaba en casa, durmiendo y confuso porque no había nadie en la calle, ¿eso era un sueño?
—Sí, lo era. Ahora mis compañeros os indicaran el camino, hemos encontrado un mundo nuevo que se adapta a la perfección a vuestras necesidades, os enviaremos allí y juntos podréis repoblar vuestro planeta.
No sé que es real y qué no lo es, antes de que podamos darnos cuenta, la chica y yo ya estamos en ese nuevo planeta y la nave desaparece. A nuestro alrededor, la tierra rebosa vida y un gran manzano se alza entre la maleza.
—Creo que con tanto jaleo no me he presentado, Me llamo Adán. — me presento.
—Eva.






Si te ha gustado…

¿Cómo sabemos que lo que vemos a nuestro alrededor es real? ¿Qué los hombres y mujeres que nos rodean no son fruto de nuestra imaginación? He descrito un mundo en el que el mundo solo está en la cabeza de una persona y que cuando esta se despierta descubre que nada existe. Para hacerlo me he inspirado en Matrix, por supuesto y también un poco en Señales del Futuro.
Quiero que después de leer esto pienses una cosa, tal vez el pasado que nos han contado (Adán y Eva) no ha pasado aún, tal vez tú seas nuestro pasado.
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!

Imagen sacada de: www.mujeresfelices.org