A lo largo de la
historia ha habido muchas guerras, muchos sacrificios y toda esa oscuridad y
horror ha hecho que mucha de la información sobre nuestros antepasados haya
desaparecido. Los historiadores de nuestra época crean historias a partir de
ruinas, fósiles y pinturas, pero ¿Cómo podemos saber realmente lo que ocurrió
en nuestro pasado?
Hace tiempo que me
estoy planteando esa pregunta, ya que no dejo de tener el mismo sueño todas las
noches y me he dado cuenta de que ese sueño tal vez no es lo que parece, tal
vez es un recuerdo, un recuerdo de una vida anterior.
Por ello, he
decidido ir a visitar a un psicólogo e hipnotizador que me hará un estudio para
saber si realmente estos sueños, estos recuerdos, pertenecen o no a una vida
anterior:
—¿Cómo es su sueño? — me pregunta
el doctor.
—Estoy en un pueblo, un pueblo
medieval, es de noche y los pueblerinos están nerviosos, corren de un lado al
otro con antorchas y las mujeres gritan.
Imagen sacada de: es.pinterest.com |
Me recuesto en el
sofá de la consulta y cierro los ojos para visualizar mejor el sueño.
—Y ¿Dónde estás tú? — me pregunta.
—Yo estoy en la muralla, mirando
hacia la oscuridad del bosque, los hombres susurran un nombre, la Sombra Roja
está cerca.
De pronto estoy
allí, siento el frío nocturno y temor de los soldados. El Capitán se da cuenta
de mi presencia y me grita:
—¡Eh tú! ¡Mercenaria! Este no es tu
sitio, deja que mis hombres hagan su trabajo, vete con las mujeres y los niños…
—Yo sé luchar, puedo ayudaros —
replico.
—Las mujeres no están hechas para
el arte de la guerra, deberías irte.
Los soldados se
ríen por la respuesta del Capitán y eso enciende la ira de mi interior. Decido largarme,
pero no para irme con las mujeres y los niños, sino para buscar un caballo.
Le robo uno a uno
de los soldados del Capitán Drum y voy al galope hasta la torre del Rey. No
tengo intención de proteger ni de hablar con el Rey, tan solo quiero estar a
cierta altura, necesito ver la Sombra Roja.
De la bruma
aparece como un espectro. Sus dientes afilados saborean el ansiado majar de su
alma, sus escamas rojas, duras como el acero, brillan a la luz de la luna y sus
largas alas sobrevuelan el cielo nocturno más silenciosas de lo que esperaba.
Ya ha llegado. Los
hombres preparan las catapultas de fuego y el aceite hirviendo está listo, pero
todos sabemos que eso no será suficiente. Solo una espada empuñada por un
caballero digno será capaz de matar a la Sombra Roja.
Pero, ¿Quién es
realmente un caballero digno? ¿Quién tiene el corazón puro y la mente clara en
estos tiempos? Cuenta la leyenda que una vez, un hombre llamado Molok consiguió
matar a un dragón y como recompensa heredo su fuerza, su poder para escupir
fuego y su piel de piedra, aunque nadie puede asegurarlo, ya que excepto Molok,
nadie ha conseguido matar a un dragón.
Las catapultas se
disparan, lanzando bolas de fuego con la intención de alejar a la Sombra Roja.
Sin embargo, todos sabemos lo que quiere el dragón, todos sabemos lo que busca.
Quiere la corona del rey, cuyas piedras incrustadas en oro fueron robadas de la
cueva de Sombra Roja.
La ambición del Rey
hizo que sus hombres robaran de su misma cueva, tesoros de un reino anterior,
creyeron que el dragón no les había visto y que su presencia pasaría
inadvertida, pero no fue así. A pesar de los continuos ataques que hemos
sufrido por Sombra Roja desde entonces, el Rey se niega a ceder su corona y por
eso estamos ahora aquí, a las puertas de la muerte esperando que nos depara el
destino.
—¡Luchadora! — me grita uno de los
guardias reales — ¿Qué hace aquí?
—He venido a proteger al Rey, como
vosotros — miento.
—Sed bienvenida entonces, tu fama
te precede desde…
Todo palidece y el
dragón se alza con las alas extendidas ante nosotros. El fuego de su boca
abrasa a la primera fila de soldados, entre ellos, al Capitán Drum. Sin embargo
el dragón no pierde el tiempo con los soldados y se lanza sin dudarlo a la
Torre del Rey. Él me mira con sus ojos inyectados en sangre, pero no siento
miedo, sino respeto. Me escondo tras una piedra al ver arder su garganta, oigo
los gritos de los guardias cuando el fuego les envuelve e intento no perder los
nervios.
El dragón, Sombra
Roja, entra sin esfuerzo en la cámara del Rey y yo entro tras él. Oculta tras
su sombra espero mi momento.
—¿Qué quieres de mí, bestia
inmunda? — grita asustado el Rey.
Los pocos guardias
que le quedan a nuestro señor, miran con temor a su oponente, cuyas filas de
dientes parecen sonreír ante la carne fresca.
—Quiero… tu muerte — susurra como
una serpiente el dragón.
Su garganta se
enciende y sé lo que va a pasar a continuación, es el momento de actuar. Me
deslizo por debajo de él y le clavo mi espada en su garganta escamada. El
dragón grita y su cuerpo se transforma. Donde antes había garras ahora hay
manos, dónde antes había colmillos ahora hay dientes y donde antes había
escamas ahora hay piel.
—¡Molok! — exclamo sorprendida.
Molok, el único
hombre que según la leyenda había conseguido matar a un dragón, se encuentra
ahora ante mis ojos. Molok era Sombra Roja, Molok era el dragón.
—Tú me has matado… — susurra —
ahora tú heredarás la maldición del dragón…
Mis ojos
amarillean, mi garganta me arde y de mi espalda unas alas se despliegan, ahora
yo seré el dragón.
Me despierto en la
consulta confusa, convencida de seguir aún en el castillo con el Rey, pero no
es así. El doctor me mira sorprendido y la vez un poco conmocionado.
—¿Qué me has hecho? — pregunto
asustada.
—Te he hipnotizado para ver cuál ha
sido tu vida anterior y al parecer, eres sin duda alguna, la reencarnación de
Iria la diosa de los dragones.
—Y eso, ¿Qué significa?
—Significa que te debo lealtad.
Los dientes del
doctor se alargan, sus ojos se convierten en los de los reptiles y su piel se
escama, él también es como yo.
Si te ha gustado…
Este relato
participa en el ejercicio de “Guerrera” de La Nave Sonda (@LaNaveSonda). No es
un relato de ciencia ficción como los que suelo publicar, sin embargo contiene
las pautas que el ejercicio establece.
Para escribir esta
historia me he inspirado un poco en el Hobbit y en Smaug, no soy muy partidaria
de que las criaturas fantásticas, como los dragones, hablen, pero en este caso
me ha parecido correcto, ya que el dragón también es un hombre.
Todos tenemos a un
dragón en nuestro interior y es nuestra misión contenerlo, aunque también es
verdad que muchas veces nos sacan tanto de nuestras casillas que hasta
escupimos fuego por la boca.
Dicho esto, espero
que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y
opiniones al respecto.
Y un saludo de
Silvia!!
Imagen sacada de: poohadventures.wikia.com |
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