Los problemas en
mi familia siempre han estado ahí, primos que se llevan mal con otros primos,
hijos repudiados y padres furiosos. En mi caso, yo siempre me he llevado mal
con mi madre, no sé por qué, pero ella y yo no congeniamos, a veces me pregunto
por qué no consigue entenderme si soy su hijo, pero al final siempre llego a la
conclusión de que nunca lo sabré.
Esta mañana ha
llegado al pueblo un sabio, un anciano que dice ver el futuro y el pasado. Todo
el mundo está muy emocionado por su llegada y la gente le mira curiosa como si
se tratara de un dios. Son pocos los sabios que conocen nuestro pasado, hemos
perdido nuestra historia, nuestros orígenes y lo único que sabemos de nuestros
antepasados son las ruinas que dejaron en este mundo. Grandes torres y muros se
esconden ahora en la maleza, lo que nos hace pensar a todos que nuestros
antepasados tenían que ser dioses.
Imagen sacada de: dibujada por mí
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Muchos fueron los
que pidieron el consejo y sabiduría del sabio encapuchado, pero yo esperé,
esperé y dude si acercarme o no. ¿Quién quiere realmente conocer su sino?
Sin embargo, la
curiosidad pudo conmigo y al atardecer decidí entrar en su tienda.
—Daris Male — dice el anciano.
Un escalofrío
recorre mi espalda, ¿Cómo es posible que este forastero conozca mi nombre?
—Adelante, siéntate — me dice el
anciano.
Yo obedezco y le
observo con cautela, sin lugar a dudas el sabio espera a que le pregunte:
—Quiero saber por qué me llevo tan
mal con mi madre — contesto.
—Hum — dice pensativo — para saber
eso debemos remontarnos a tus antepasados.
El anciano coge
una hoja y empieza a dibujar en ella unas líneas. Me pregunta por mi hermana,
por mis padres, por mis primos, hasta llegar a mis bisabuelos. Después hace una
especie de té de hierbas y ambos bebemos de él.
El efecto es
inmediato, no sé cómo el sabio ha conseguido viajar en el tiempo pero lo ha
hecho y yo he ido con él.
—¿Dónde estamos? — pregunto desconcertado.
—Estamos en el día de tu
nacimiento, tu hermana mayor Elisa acaba de salir del vientre de tu madre y tú
ya estás a punto de salir.
—No lo entiendo, ¿Qué hacemos aquí?
—Necesito ver la reacción de tu
madre al verte por primera vez.
Las comadronas me
cogen en brazos y anuncian a mis padres que soy un niño, mi madre me coge por
primera vez y su mirada me sorprende, tal y como decía el sabio, sus ojos no
son las de una madre orgullosa y feliz, sino las de una madre decepcionada.
—¿Es un niño? — pregunta ella aún
sorprendida.
—Así es — contesta una de las
comadronas — ¿Cómo va a llamarlo?
—Le llamaré Daris.
El sabio se gira
hacía mí y me pregunta muy seriamente.
—¿Hay algún otro Daris en tu
familia?
—No, creo que no.
—Veámoslo.
Volvemos a viajar,
lo siento en las tripas y lo noto en la cabeza, cuando recupero la consciencia
estoy en otro lugar.
—Me dijiste que tu madre Cristal
había sido la primogénita de tu abuela Elisa, pero por lo que veo no ha sido
así.
—¿Qué quieres decir?
—Tu abuela tuvo a un niño, un niño
llamado Daris.
El corazón se me
encoge de miedo y hago la pregunta que más me asusta.
—¿Qué fue de él?
—Murió.
El sabio recorre
la habitación del niño no nato conocido como Daris. Mira sus juguetes y observa
con atención. Estar en la habitación de un tío mío que murió y que tenía mi
mismo nombre hace que se me pongan los pelos de punta.
—Aquí hubo más Daris.
—¿A qué te refieres?
—Necesito ver tu árbol genealógico
— contesta saliendo de la habitación.
—¿Mi qué?
La casa de la
abuela Elisa es extraña, vive en una especie de torre, como nuestros
antepasados, por la ventana puedo ver una civilización de dioses que cayeron en
desgracia.
—¡Aquí! —exclama el anciano
sujetando una especie de tabla luminosa en sus manos — este es tu árbol
genealógico, como puedes ver, aquí está tu madre Cristal Born que se casó con
tu padre Paul Male y estos de aquí son tus tíos. Hay un problema.
—¿Cuál?
—En tu familia todos los que se han
llamado Daris han muerto, es una señal. Tenemos que remontarnos más atrás,
donde empezó todo, con tu bisabuela Jena y tu bisabuelo Job.
Con un chasquido
de dedos lo veo, puedo ver como mi bisabuela tenía a su primer hijo Daris, como
este murió en la guerra que destruyó el mundo de nuestros antepasados, después
tubo a Elisa, mi abuela y posteriormente a dos Daris más, ningún varón
sobrevivió a la guerra final.
—Tu bisabuela odiaba los chicos,
por eso solo sobrevivieron las chicas, tu abuela Elisa odiaba a tu bisabuela
por ello y ese odio se transfirió a tu madre Cristal que también odiaba a su
madre y por eso tu sientes eso por la tuya, el odio y la rabia se transfieren
con facilidad.
—Y ¿Todo eso qué quiere decir?
—Quiere decir que el nombre Daris
está maldito en tu familia y que tú al llevarlo, correrás el mismo sino que tus
antepasados.
El aire se calma y
mi ser vuelve a la realidad, aparezco en la tienda del sabio y desconcertado
miro a mi alrededor.
—Ten cuidado con tu madre, chico,
si te ha puesto el nombre maldito es porque al igual que tu abuela y tu
bisabuela, anhela tu muerte.
Salgo de la tienda
del sabio asustado, pero esperanzado, si conozco mi sino ahora puedo cambiarlo,
¿o no?
Si te ha gustado…
He escrito este
relato que, a pesar de no ser mucho de ciencia ficción, habla de un tema que me
interesa, la herencia transgeneracional. Este tema habla sobre que los
problemas en la familia pueden heredarse y si pones a tus hijos el nombre de
algún familiar, debes de tener cuidado, porque probablemente tu hijo acabe
siendo igual que el familiar que tiene ese mismo nombre.
Tal vez nuestra
personalidad y destino ya esté escrito incluso antes de que nazcamos, pero si
quieres romper con la cadena o el problema transgeneracional de tu familia,
evita llamar a tus hijos igual que sus antepasados e intenta marcar la
diferencia.
Dicho esto, espero
que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y
opiniones al respecto.
Y un saludo de
Silvia!!
Imagen sacada de: memoriaemocional.com |
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