domingo, 15 de enero de 2017

El Origen de la Existencia

Pertenezco a una organización muy selecta de hombres y mujeres con capacidades especiales para soportar los viajes en el tiempo. Esta organización se llama Tempus y nuestra misión es asegurarnos de que la raza humana sobrevive en el futuro. Usamos la máquina en el tiempo, creada en el año 43.575, para trasladarnos de época en época.

Tenemos prohibido viajar al pasado, ya que lo que ha ocurrido nos ha llevado hasta donde estamos ahora, sin embargo sí que podemos viajar al futuro, tan solo al futuro inmediato, ya que igualmente tenemos prohibido viajar al año 43.575 y posteriores.
Imagen sacada de: elmensajedeotrosmundos.blogspot.com.es
Nuestro objetivo es tan solo asegurarnos de sobrevivir al futuro inmediato y por ahora lo estamos consiguiendo.
—Ya, pero ¿Qué pasará cuando nuestro futuro inmediato sea el año 43.575? — preguntó mi compañero de viajes Deimus.
—No lo sé Deimus, a lo mejor la organización Tempus se acaba o a lo mejor dejamos de tener prohibido viajar a años posteriores a esa fecha.
Mi compañero Deimus cambió cuando investigando el futuro inmediato, solicitó al Consejo viajar al año 43.575 para solucionar unos problemas que estaba viendo. El Consejo le denegó su viaje al 43.575 y desde entonces, mi amigo está empezando a sospechar que la organización guarda un malvado secreto.
—Y ¿Qué pasaría si viajáramos a esa fecha sin autorización? — seguía Deimus.
—Probablemente el Consejo te quitaría tus credenciales de Atemporal y vivirías el resto de tus días exiliado en la época que el Consejo decidiera y lo más seguro es que no eligieran una época agradable para vivir, sino una en la que puedes acabar muerto. — sentencio.
Mi amigo resopla resignado y me mira de reojo:
—¿En serio no tienes curiosidad por saber qué pasa? ¿No crees que es un poco raro esa norma?
—Claro que siento curiosidad, pero no quiero perder mi empleo Deimus, tengo una familia a la que alimentar, ¿Sabes?
Como siempre mi compañero acaba cediendo y dejando sus dudas otra vez enterradas, para sacarlas en otro momento posterior.
Tenemos un nuevo objetivo, detener a un hombre del futuro de matar a otro que se convertiría en un buen líder para la sociedad. Viajamos en el tiempo, como cualquier otra misión anterior, en cambio, noto que ocurre algo raro nada más llegar.
—¿Qué pasa? ¿Nos hemos equivocado de fecha? — pregunto desconcertado.
Miro las lecturas de los tempómetros y se me hiela la sangre, la pantalla indica que estamos en año 43.575. Inmediatamente miro a mi compañero con rabia:
—¿Qué has hecho? — le grito zarandeándole.
—Lo siento Clay, lo siento, pero tenía que hacerlo.
—¿Sabes lo que nos harán si nos descubren? ¿Saben lo que nos harán si averiguan que estamos en la fecha prohibida?
—Lo sé, tenía que habértelo consultado, pero necesitaba tus huellas para viajar en el tiempo, la máquina del tiempo la tienen que utilizar dos personas, yo solo no puedo viajar, no puedo utilizarla.
Le aparto de un empujón y miro a mi alrededor en busca de una solución. Todavía no es tarde, todavía podemos volver a nuestro tiempo y olvidarnos de este suceso. Sin embargo, algo capta mi atención en el horizonte. Los edificios que se alzan a lo lejos están casi en ruinas, todo a nuestro alrededor esta desértico.
—¿Qué ha pasado aquí? — pregunta desconcertado Deimus.
La imagen post-apocalíptica que tenemos ante nuestros ojos me indica dos cosas: una, que nuestra misión de asegurarnos de que el futuro inmediato prospera fracasa y dos, que Deimus tiene razón y el Consejo oculta algo.
—Vamos a averiguarlo — contesto.
Llegamos a lo que queda de la ciudad más próxima, está vacía, no hay nadie, tan solo escombros de una civilización.
—Sabes lo que esto significa, ¿verdad Clay?
—Sí, que tenías razón, el Consejo oculta algo — contesto.
—¡Te lo dije! — se ríe nervioso Deimus.
Pongo los ojos en blanco y continuo caminando por las desoladas calles. Tras unos minutos, descubrimos algo conocido, una máquina del tiempo un poco oxidada.
Me acerco a ella y la observo con detenimiento, extiendo la mano para tocarla, pero mi compañero me detiene en el acto.
—Cuidado, está activada, si la tocas podrías aparecer en cualquier parte.
—No en cualquier parte — le corrijo — sino a dónde han ido todos los que antes vivían aquí.
Deimus reflexiona y me mira indeciso, pero finalmente accede y ambos tocamos la máquina a la vez. Nada más hacerlo, nos teletransportamos a una época y un lugar desconocidos para nosotros.
No estamos solos, estamos en medio de un pueblo de escasa tecnología. Nos miran sobresaltados al principio, pero por sorprendente que parezca, no están asustados.
—¿Dónde estamos? — pregunta mi amigo.
—Donde no, sino cuando — contesta un anciano que se acerca a nosotros.
El aspecto del anciano resulta demasiado cuidado como para haber vivido toda su vida en el campo donde se encuentra ahora:
—Estáis en los primeros años de la humanidad, en el origen de la creación.
—¿Cómo?
—Veréis, venimos del futuro, de dónde me imagino que venís vosotros, nuestra sociedad estaba medio destruida y la única solución que se nos ocurrió en ese momento fue viajar al pasado, pero no a cualquier pasado sino al principio de nuestra creación y descubrimos con horror una verdad. No descendemos del mono, no sabemos nuestro origen, ya que nuestra existencia es circular, nosotros vinimos del futuro y nos instalamos aquí y así nuestros descendientes conformaron nuestro pasado. No hay futuro después del año 43.575, tras esa fecha, nuestra raza vuelve al pasado.
Pienso en ello y me desmorono, ¿Estamos condenados a repetir siempre la misma historia? Recuerdo todas las misiones que el Consejo nos encomendó, ellos sabían que el mundo se acababa en el año 43.575 e intentaron evitarlo con nuestra organización, pero lo que no saben es que si impiden ese futuro apocalíptico, evitaran el origen de la existencia.







Si te ha gustado…

Lo sé es un poco “rayada” el relato, cualquier historia sobre viajes en el tiempo lo es, por eso me he inspirado en “El Fin de la Eternidad” de Isaac Asimov (mi segundo libro favorito) y “La Patrulla del Tiempo” de Poul Anderson. Dos grandes libros que indagan sobre este tema.
Con esta historia quería haceros pensar una cosa: estamos convencidos de que nuestra existencia es lineal, es decir, que hay un pasado, un presente y un futuro, pero ¿Qué pasaría si nuestra existencia fuera circular? ¿Qué pasaría si en un determinado año en el futuro volviéramos al pasado e hiciéramos posible nuestra existencia en la Tierra?
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!

Imagen sacada de: lacajanegradelmisterio.blogspot.com.es

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