A(R)MA
Dispara. Si apuntas, dispara.
No te arrepientas, no vaciles, no
protestes, no solloces, no dudes, no pienses. Solo hazlo. Hazlo. Dispara.
Si empuñas el arma, mantenla bien sujeta.
Si levantas el cañón, que no tiemble. Si dices que odias, dilo clara y
directamente. Que duela. Que sufra. Dispara.
Pero si no… Si no puedes hacerlo. Si eres
incapaz de seguir, calla. Deja el arma en el suelo, donde pueda verla y dale
una patada. Balbucea. Llora. Que los nervios te derriben. Abrázate a ti misma.
Busca esas palabras de consuelo que nunca llegan. Encuentra verdades que te
mantengan sin despegar. Ahógate en el vaso medio vacío. No importa ya lo que
puedas decir, pensar o sentir. No eres nadie. Solo un recuerdo de lo que eras.
Eres tú la que tiene la espalda contra la pared.
Haz a un lado las excusas, solo estas
alargando esto. Se valiente y da un paso, dos, los que hagan falta. Afronta lo
que sientes. Pon las cartas sobre la mesa y juega. Grítalo en voz alta, que
podamos oírlo todos.
Así que adelante, aprieta el gatillo.
Mírame, mátame.
Dispara ya.
Y
SI
Esperaste de pie, en el borde, justo en el
filo de la misma piedra. En una azotea cualquiera que te separaba de la
civilización que conocías.
Tomaste aire y lo soltaste relajadamente,
respira, espira. Y vuelta a empezar… Respira, espira.
Todo se acaba y decidiste que tu futuro ya
no existiera. Descartaste un posible mañana sin echarle una ojeada. Rechazaste
nuevas noticias, melodías, libros y arrugas. Decidiste por tu cuenta que ya
tenías suficiente. Cambiaste nuevos días iluminados, por un pasado repleto de
negro, de escalas de grises y algún que otro azul.
Otra vez. Respira, espira.
Cerraste todas las puertas, los puños y
los ojos. Rememoraste cada caída, herida y cicatriz. Desgarra, duele, escuece.
Solo te quedaban piezas rojas sin bordes que casen. Te rendiste sin probar
siquiera con el pegamento. Aparecían opciones, alternativas e “y sis” que no te
valían. Preferiste no ver la cuerda, agitarte y hundirte más en el barro.
Palabras de ánimo nacían, pero de la misma manera morían antes de llegar a la
garganta.
Una vez más. Respira, espira.
Diste la espalda, caminaste con los pies
por delante. Ya no te servían sonrisas, tonterías y mentiras. Lloraste amarga y
silenciosamente.
Coge aire. Respira.
Oíste ecos, aullidos con una sola voz.
Escuchaste como fondo de la noche un reloj marcando las doce. Un paso mas y…
Gritos, risas, besos, palabras con los mejores deseos enfrascados. Sueños.
Esperanza. Un nuevo año que vivir.
Espira.
Si
te ha gustado…
Estos dos microrrelatos han sido escritos
por una escritora novel llamada Mónica. Debutando en la Nebulosa de Historias,
Mónica expresa en estas dos historias, los sentimientos oscuros que todos hemos
sentido alguna vez.
La vida puede ser una bendición o una
maldición y a veces esas dos líneas se entrecruzan. Lo importante es saber cómo
afrontarlo, ¿dispararás? ¿dejaras de lado todo lo conocido? ¿o seguirás
adelante? Mónica se enfrenta al pasado para dar comienzo un nuevo futuro, ¿y
tú?
Dicho esto, espero que os haya gustado los
microrrelatos de Mónica y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones
al respecto.
Y un saludo de Silvia!!
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