Tengo una vida muy
ocupada, el trabajo ocupa la mayor parte de mi tiempo y he dado de lado las
cosas que más importan por él. Me perdí el cumpleaños de mi hija, mi
aniversario, el funeral de mi suegro y un montón de eventos importantes todo
por una cosa, el trabajo.
Podría justificar
mi comportamiento diciendo que lo hago por mi familia, para que tengan una vida
mejor o diciendo simplemente que necesitamos el dinero, pero no es así. La
verdad, la pura verdad, es que me encanta lo que hago. Mi trabajo es mi afición
y ello implica que gasto, no solo mi horario laboral allí, sino también mi
tiempo libre.
Las consecuencias
de mi comportamiento llegaron hace unos meses, cuando mi esposa me dejó y se
llevó a los niños con ella. De pronto me vi solo, en una casa tan vacía como mi
corazón y comprendí que tenía que cambiar las cosas.
Imagen sacada de: www.taringa.net |
Hace poco compré
en el mercado negro un producto nuevo. Este innovador objeto llamado
Duplicador, consiste en dividir las células de nuestro cuerpo para crear un
clon exacto de nosotros mismos, este duplicado de nosotros, carece de alma, no
puede ni pensar por sí mismo, todo eso lo maneja el anfitrión.
El Duplicador me
permite llevar dos vidas al mismo tiempo y aunque parte de mi cerebro esté en
otra parte, podré compaginar mi vida laboral con mi vida familiar. Ese es mi
objetivo.
Esta mañana al
levantarme he activado el Duplicador y he intentado acostumbrarme a manejar dos
cuerpos a la vez. Es una sensación extraña ya que puedo ver y sentir lo que
siente mi Dúplex, así se llama mi clon, pero también puedo ver y sentir lo que
siente mi verdadero yo.
—Bien, yo voy a ir al trabajo — le
digo a mi Dúplex — tú tienes que ir a casa de nuestra suegra y convencer a Tara
para que vuelva con nosotros y recuperar así a nuestra familia, ¿Entendido?
—Sí — contesta un poco dubitativo
mi Dúplex.
Sabía que iba a
ser duro acostumbrarse a llevar dos vidas a la vez, pero eso no me frenó. Mi
lógica torpeza para manejar al Dúplex haría que Tara, mi esposa, pensara que
estaba aún más destrozado por su partida de lo que en realidad lo estaba.
Desde el trabajo,
en las reuniones, en mi despacho, en todo momento sabía lo que mi Dúplex hacía
y tal y como predije, Tara volvió conmigo y yo conseguí lo que pretendía, no
dejar mi trabajo y tener una familia.
—¿No se cabrearán tus jefes contigo
por no ir al trabajo hoy? — le preguntó mi mujer a mi Dúplex.
—Tranquila, les he dicho que estaba
enfermo y que necesitaba unos días para recuperarme.
Tara me miró con
los ojos como platos.
—Hacía años que no te cogías una
baja por enfermedad, incluso cuando estabas medio – muerto era imposible que te
quedaras en casa.
—Lo sé, pero he cambiado, he
descubierto que hay algo mucho más importante que el trabajo, tú. — dice mi
Dúplex.
Nos besamos y yo
solo puedo pensar en que el Duplicador es la mejor compra que he hecho en mi
vida.
Después del
trabajo, tan solo tengo que hacer que mi Dúplex salga un momento de mi casa
para volver a mi cuerpo tal y como ha salido esta mañana y seguidamente,
reunirme con mi familia tal y como siempre he soñado.
Este proceso lo
repito día tras día y de esta forma, mi familia está feliz y yo no dejo de
cumplir mi sueño. Todo el mundo gana.
Cuanta más
confianza tengo con el Duplicador más lo uso. Al principio solo lo usaba para
dividir mi parte familiar y mi parte laboral, pero ahora divido mi cuerpo casi
para todo y llevo varios frentes a la vez. Una parte de mi está en el trabajo,
otra con mi hijo en su partido de Rocketball, otra haciendo la compra, otra
cogiendo el mando de la televisión porque la otra parte es muy perezosa para
levantarse del sofá y otra en una comida romántica con Tara.
Cada vez es más
sencillo manejarlo todo y se me empieza a hacer extraño hacer regresar los
Dúplex a mi cuerpo original, llevar una única vida es extraña y me sabe a poco.
Mi vida era plena
y me llenaba por completo, tenía una vida social perfecta y seguía trabajando
más horas que nadie en el trabajo. Quién se esperaría lo que iba a pasar ese
día.
Un día como otro
cualquiera, no había dividido mi cuerpo más de lo habitual, tan solo había
creado diez copias de mí mismo, otros días he tenido incluso más, pero ese día
fue diferente.
Al acabar mi
jornada fui al parque que hay justo al lado de mi casa y mentalmente conseguí
reunir a todos mis dúplex en el mismo lugar, era hora de que volviéramos a ser
uno. Sin embargo, no conseguía que los dúplex regresaran a mi cuerpo.
Pensé que el
Duplicador se había estropeado, pero no era así. Los Dúplex me rodeaban muy
serios, como esperando las órdenes de un aparato estropeado.
—Nuestras vidas no te pertenecen —
dijo uno de los Dúplex.
Se me heló la
sangre, esa frase no se la había ordenado decir, había salido voluntariamente
de un ser que se suponía que no tenía alma:
—¿Qué has dicho? — pregunto pálido
de terror.
Otro Dúplex se
aproxima a mí y me mira con la misma expresión que suelo utilizar con mis
enemigos.
—Tu vida nos pertenece, ya no eres
necesario — contesta el dúplex cogiéndome el Duplicador de la mano.
Estoy en estado de
shock y no soy capaz de reaccionar hasta que recibo el primer golpe, los Dúplex
han tomado el control y yo soy el ser prescindible. Es hora de morir.
Si te ha gustado…
Para escribir este
relato me he inspirado en Matrix y sus “agente Smith” el poder de dividir tu
cuerpo puede ser muy útil, pero también peligroso.
La moraleja de
esta historia es simple, no intentes abarcarlo todo, prioriza tus tareas y da
importancia a lo que realmente lo tiene, la familia, los amigos y todas esas
personas que están siempre ahí cuando más lo necesitas.
Dicho esto, espero
que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y
opiniones al respecto.
Y un saludo de
Silvia!!
Imagen sacada de: matrix.wikia.com |