domingo, 28 de julio de 2019

Unicornio


Ha llegado el momento de envolver ese regalo para ese amig@ seri@ y tímid@ que todos tenemos y como no, haz que se muera de la vergüenza envolviendo el regalo con forma de Unicornio. Si puedes comprar los ingredientes rosas mejor, hazlo todo lo cursi que puedas y crea tu obra de arte siguiendo estos sencillos pasos que te voy a detallar en mi blog.

Ingredientes

  • Papel de envolver (rosa si es posible)
  • Cartulina
  • Cintas de envolver (recomendable dorado, plateado y rosa)
  • tijeras
  • celo
  • rotulador negro


Pasos a seguir

1-Envuelve el regalo con el papel de envolver y recorta en la cartulina un cono y las cuatro patas.

2-Envuelve con el papel de envolver las patas y pégalas a la base del regalo con el celo.



3-Una vez tengas el cono de cartulina, enrolla la cinta de envolver dorada alrededor del cono, ayúdate con el celo para que no se deshaga.

4-Pega el cono en el regalo y añádele dos orejas echas con el papel de envolver.



5-Para el pelo, pega una lengüeta de cartulina y pega una a una las cintas de colores que tengas, riza las cintas con el extremo de las tijeras para darle volumen al pelo. Puedes añadirle un moño de regalo a modo de horquilla si lo deseas.



6-Pega unas cuantas cintas rizadas en el otro extremo del regalo a modo de cola.



7-Usa el rotulador negro para pintarle los ojos al unicornio y añádele una nariz, usando un poco de celo un trozo de una de las cintas de envolver.



Y… ¡Ya lo tienes! ¡Sorprende a tu amig@ o haz que tu hij@ prefiera jugar con el papel antes que con el regalo!

lunes, 15 de julio de 2019

Era Biológica


Necesito dinero y eso es lo único cierto de esta historia. Me hablaron de varios métodos y formas de pago con los que conseguir dinero que utilizaría para comprar mis videojuegos y mis caprichos. Sin embargo, nadie da nada gratis y a la larga me tocaría devolver lo prestado.
Resulta irónico que tenga que estar poco menos que mendigando dinero, cuando mi padre trabaja en el Gobierno y tiene un buen puesto allí, pero así son los padres, no entienden mi afición a los videojuegos y les parece un gasto inútil. Afortunadamente para mí, mi amigo Tomás me dio la idea perfecta para conseguir el Starpunch 4, el videojuego de moda.
—Y te descargas la aplicación — sigue con las indicaciones Tomás.
—¿Y ya está?
—Sí, te irán llegando encuestas de vez en cuando y tú solo tienes que contestar las preguntas, cuantas más encuestas hagas, más dinero ganas. Claro que, si quieres ganar más dinero, las preguntas que más valen son las preguntas comprometidas y siempre tienes la opción de no contestar y por consiguiente no llevarte el dinero.


—¡Mola! — contesté pensando en el Starpunch 4.
Ese día, antes de llegar a casa, me llegó mi primera encuesta:
“¿Estudias o trabajas?”
Marqué la casilla de “Estudio” y me sorprendí cuando por la contestación de esa simple pregunta me dieron 5€.
<<Si todas las preguntas son como ésta y me pagan tanto, en menos de un mes tendré el dinero suficiente para comprarme el Starpunch 4>> pensé.
Dos días más tarde me llegó otra encuesta:
“¿Vives solo o con tus padres?”
“Con mis padres”, contesté.
“¿Te llamas Sergio Espinosa y vives en la calle Cabanillas?”
La pregunta me frenó en seco, sin duda tenía que ser una de las preguntas comprometidas de las que me habló Tomás.
Pensé en cómo habría podido averiguar la aplicación la dirección de mi casa y me di cuenta de lo fácil que es averiguar eso hoy en día por el tema de internet, pensé también en lo que ocurriría si contestaba a esa pregunta… ¿qué podría pasarme? Ya hay muchos desconocidos que saben dónde vivo.
Tras el lógico titubeo, me lancé a responder: “Sí”.
Por esa pregunta comprometida me llevé 20€.
Sabía que por las preguntas comprometidas se gana más dinero,  pero no sabía que se ganara tanto dinero.
Esa misma tarde llamé emocionado a mi amigo Tomás y le conté lo que me había pasado:
—¡Ves! ¡Te dije que por las preguntas comprometidas se gana más! — se reía Tomás.
—¡Es una pasada! ¡como siga esto así, no solo voy a poder el Starpunch 4 sino también una consola nueva y quién sabe, podría incluso vivir de contestar estas preguntas!
—¡Ya ves tío! — contestó mi amigo — tú solo no se lo digas a tus padres, que se ponen muy tontos con este tema.
—¿Por? — me sorprendí.
—Ya sabes, tu padre y el mío trabajan en un puesto importante en el gobierno y tienen miedo de que sus datos personales estén por internet, pero es una tontería, porque si la aplicación nos hace una pregunta personal de nuestros padres, simplemente nos negamos a responder la pregunta y ya está, ¿verdad?
Pensé detenidamente en las palabras de Tomás y me di cuenta de que al fin y al cabo tiene razón, no estás obligado a responder a todas las preguntas, solo respondes las que quieres.
—Sí, es verdad — respondí.
Estuve esperando casi dos semanas a recibir una nueva encuesta, ésta tardó en pronunciarse, pero cuando lo hizo me sorprendí con la pregunta:
“¿Tu padre se lleva el trabajo a casa?”
Pensé en mi padre, siempre encerrado en su despacho y en todas esas veces en las que le pedía que jugara o conmigo y él se negaba.
“Sí”, respondí.
“¿Conoces la clave de su ordenador?”
“Sí”, volví a responder un poco preocupada.
“¿Podrías escribirnos la clave?”
Sabía que no debía responder a esa pregunta, algo en mi interior me decía que estaba mal.
El sonido de la puerta principal me sorprendió, era mi padre.
—¡Papá! — exclamé al verle — ¡qué alegría que por fin estés en casa! ¿qué tal el viaje de negocios?
Como casi siempre, mi padre estaba al teléfono y a la vez que me respondía a mí, respondía al que estuviera al otro lado del teléfono:
—Bien — me respondió secamente — te he traído un regalo, toma.
Desenvolví el regalo con gran ilusión y descubrí que dentro había una pelota de futbol firmada por Messi, mi jugador de futbol favorito.
—¡Ay va! ¡está firmada por Messi! ¡no me lo puedo creer! — chillé emocionado.
—Espera un segundo, ¿quieres? — le dijo al que estaba al teléfono — ¡Sergio! ¡haz el favor de callarte! ¿no ves que estoy al teléfono?
No esperó respuesta, se fue directo a la cocina a comer el filete que le había preparado mamá.
La ira me invadió, mi padre nunca estaba cuando le necesitaba, no le importaba y si yo no le importo, ¿por qué me tiene que importar él a mí?
Volví corriendo a coger el móvil donde aún se mostraba la última pregunta de la encuesta de hoy:
“¿Podrías escribirnos la clave?”
Me fui directo al despacho de mi padre y una vez ahí me encerré, encendí el ordenador de mi padre y comprobé que la contraseña era la misma.
“SergioMessi95” respondí en la aplicación.
Acto seguido en el ordenador empezaron a mostrarse un montón de números y letras que se movían sin parar por la pantalla del ordenador, no sabía lo estaba pasando, pero sabía que no era bueno, el ordenador de mi padre se había estropeado.
Gracias — contestó una voz delante de mí.
Se me paró el corazón, quien me había respondido era un ser que jamás había visto, pero que debía haber estado ahí todo el tiempo, estaba hecho de aparatos eléctricos que había en la habitación, como la aspiradora de mi madre, la bicicleta estática de mi padre, la plancha.
A medida que se movía, todos los electrodomésticos de la sala se pegaban a él, como si fuera un imán.
La era biológica ha terminado — dijo el ser.





Si te ha gustado…

Para escribir esta historia me he inspirado en la aplicación del móvil “Rewards” con la que puedes ganar dinero respondiendo a unas “simples” preguntas.
Me he planteado el por qué alguien querría saber tantas cosas sobre nosotros y hasta dónde puede llegar el marketing y lo que podría haber detrás. ¿Estás realmente protegido en internet? ¿podría caer tu información personal en malas manos? Esa podría ser la moraleja de este relato.
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!