En 3125 George
Mikel Fenning, científico y profesor en la universidad de Massachusetts,
dictaminó que llegaría una era en la que la humanidad dejaría de envejecer, las
células no morirían y por lo tanto la humanidad alcanzaría la inmortalidad. Sin
embargo, este hecho tan aparentemente esperanzador, crearía una superpoblación
cuando la gente siguiera teniendo hijos sin que sus bisabuelos hubieran
fallecido. George Mikel se suicidó el 15 de enero del 38, en su nota de
suicidio dejó escrito que lo hacía por la humanidad, para que la humanidad
pudiera controlar la sobrepoblación que iba a tener.
En su época,
tacharon a George Mikel de loco, dijeron que había perdido la razón y que su teoría
de la inmortalidad no iba a ocurrir nunca. Este suceso ocurrió hace casi un
siglo, ahora, George Mikel está considerado un profeta e inspirador.
Imagen sacada de: www.abc.es |
La teoría de la
inmortalidad de Fenning se ha cumplido, nosotros no morimos, simplemente
crecemos hasta la edad de 30 años y ahí nos quedamos, congelados en el tiempo
sin poder avanzar. El Gobierno anunció la alarmante noticia de la
sobrepoblación del mundo y la necesidad de purgar a parte de la población por
el bien común.
La noticia fue
acogida por la gente con recelo, al principio. Sin embargo, al tener que
racionar la comida, el agua y los demás recursos, escasez de trabajo y
posibilidades, la población fue cambiando de idea.
Para que la Purga
fuera lo más civilizada posible, se creó El Matadero, un programa de televisión
por el cual el presentador da a elegir entre dos personas y el público y los
espectadores tienen que elegir de entre esas dos personas quien quiere que
muera. El Matadero es como una especie de Juicio Final en el que se debate cuál
de las dos vidas es más provechosa para la sociedad y cual es más prescindible.
Este programa de
televisión se convirtió en un antes y un después en la historia de la
humanidad, ya que al banalizar la muerte, la gente empezó a perder su miedo a
morir y jugaban con ella a placer. Miles de muertos diarios, la gente se
suicidaba por miles de razones sin sentido: perder el trabajo, cortar con la
novia, un resfriado.
Era difícil pasear
por la calle sin encontrarse algún muerto por el camino y llegado a un punto,
yo misma empecé a ver normal ver a adolescentes jugar a la ruleta rusa en el
parque o a ver a la gente hacer cola en el puente de Siarol para tirarse.
A pesar de todo,
algo en mi interior me decía que estaba mal, que había algo detrás, que esto no
era normal. Me centré en el Matadero, en sus concursantes, ¿por qué este
programa político elegía a esos concursantes en concreto y no otros?
Tras meses de investigación,
me di cuenta de que los concursantes elegidos eran rebeldes políticos, gente
que iba en contra del gobierno. Estos rebeldes tenían la loca idea de que la
humanidad no es inmortal, que el Gobierno nos inyecta un neutralizador al nacer
que impide que envejezcamos más allá de los 30 años.
Me pareció una
idea absurda al principio, pero, dado que era la única explicación que tenía de
por qué el Gobierno quería acabar con esos rebeldes políticos, decidí ir a la
Fosa Común de Ausber. Allí investigué entre los miles de muertos que llenan esa
fosa día a día y lo localicé, todos los cuerpos tenían un pequeño neutralizador
en el pie izquierdo.
Horrorizada,
localicé mi propio neutralizador en mi propio pie y entonces supe que era
cierto. Los rebeldes políticos tenían razón, los humanos no somos inmortales,
es el Gobierno quien quiere que pensemos eso, pero ¿por qué? ¿qué motivo podría
tener el Gobierno para hacer eso?
La respuesta me
vino una mañana de un domingo cualquiera: “El Control”, tener a la gente controlada,
controlar a la gente hasta en sus propias decisiones individuales: no poder
tener hijos debido a la supuesta sobrepoblación a menos que te afilies al
partido, impuestos por antigüedad, regulación de la eutanasia…
Todo me vino a la
mente aquel día y fue entonces cuando decidí tomar medidas al respecto. Al no
tener ya el neutralizador de la edad, mi cuerpo empezó a envejecer y tome este
hecho como una ventaja. Esperé año tras año, ocultando mi edad al mundo para
que llegado el día en el que no pudiera ocultar más mi edad me presentara
voluntariamente a El Matadero.
El resto, como ya
sabéis, es de sobra conocido por todos. Esta nota de suicidio que he escrito
para vosotros no es más que las memorias de una vieja anciana que reza por
vosotros, la humanidad.
Sabía que El
Matadero me mataría, que me elegiría a mí para acallar vuestras dudas al ver
mis canas, mis arrugas y los evidentes indicios de una vejez imposible.
Por ese motivo,
escribí esta carta para vosotros, una carta donde lo explico todo. El Gobierno
tratará de ocultarla, quemarla o destruirla, pero no podrán, ya que esta carta
ha sido enviada a vuestras casas, a todas vuestras casas y será decisión
vuestra qué hacer con ella.
Cuando leáis esto
yo ya habré muerto en el programa de El Matadero del viernes pasado y vosotros
tendréis que decidir entre vivir una vida eterna llena de mentiras o quitaros
el neutralizador de vuestro pie y luchar contra la injusticia de un Gobierno
corrupto.
Como diría George
Mikel Fenning: “La muerte no es el final, la inmortalidad sí”.
Sara Jones
La primera
anciana.
Si te ha gustado…
Para escribir este
relato me he inspirado en un programa de televisión en el que se debate “Quién
preferirías que muriera?”. Me horroricé al ver ese programa y éste fue la
semilla para esta historia.
Este relato que
acaba siendo una carta de suicidio de una anciana revolucionaria, tiene como
trasfondo una idea importante: “La inmortalidad no es una buena idea” si por
naturaleza los humanos no somos inmortales, por algo será.
Dicho esto, espero
que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y
opiniones al respecto.
Y un saludo de
Silvia!!
Imagen sacada de: lahoramuertaempieza.com |
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