Mi mujer era mi
obsesión, ella era mi alma gemela, me completaba y sentía que sin ella mi mundo
se derrumbaría. Cuando esa terrible enfermedad se la llevó, perdí la fe en
todas las cosas. Ya nada me satisfacía, nada me llenaba. La pena se hundía en
lo más profundo de mi corazón y allí me desgarraba.
En la oscuridad y
la desesperación, una idea surgió en mi mente. No iba resignarme a su partida,
si los dioses habían decidido arrebatármela, yo sería mi propio dios.
Empecé mi
proyecto, empecé a construir, pero a medida que avanzaba me di cuenta de que
necesitaba ayuda. Puse un anuncio y esperé a que los primeros candidatos
aparecieran:
Imagen sacada de: mx.tuhistory.com |
—Aquí dice que sois expertos en
mecánica — le digo al primer candidato — ¿Habéis trabajado antes en algún
proyecto similar?
—No, pero he estado trabajando con
turbinas de nave Tieforce One y estuve en un proyecto de minas vorg.
—Ya veo, gracias, ya le llamaremos
— digo al ver con decepción su currículum.
—Pero si…
—Gracias — contesto categóricamente
— ya le llamaremos.
El desconcertado
candidato sale por la puerta un poco decepcionado y nada más salir, entra una
enérgica chica de unos ventipocos años.
—Uff perdone el retraso señor
Caljun — me dice.
—¿Quién es usted?
—Soy la candidata al puesto de
ayudante — contesta como si fuera lo más obvio del mundo — Rousi More, hemos
hablado esta mañana.
La miro
confundido, Rousi More no encaja en el perfil que he estado viendo a lo largo
de las entrevistas. Generalmente se han presentado chicos con traje y corbata,
demasiado refinados y demasiado comunes, pero Rousi es diferente, tiene una
camiseta de dibujos y una falda demasiado corta para ser apropiada, su estilo
infantil recalca aún más su corta edad.
—Bien, señorita More, siéntese,
¿tiene su currículum a mano? — pregunto intentando parecer profesional.
Ella me da sus
referencias y me sorprendo de la corta experiencia laboral que tiene, a pesar
de ello, no deja de defender sus aptitudes para el puesto.
—Por lo que veo nunca ha trabajado
en este sector…
—No, pero mi padre era mecánico y
yo le solía ayudar en la tienda, sé mucho más de lo que parece.
Me fijo en su
rostro despreocupado, sus pecas y su media sonrisa oculta tras una mirada
sombría. Hay algo en sus ojos, algo que me recuerda a mi dolor, algo que me
hace aceptar su candidatura y empezar a trabajar con ella.
Su forma de
trabajar tan contraria a la mía, empieza a crispar cuando veo un montón de
restos de comida alrededor de su mesa de trabajo.
—¿Qué es todo esto? — pregunto
enfado.
—Perdona, ayer me tiré toda la
noche trabajando en el software basándome en los datos que me has dado y puede
que pidiera un poco de pizza para cenar.
—¿Y estas chuches?
—¿Qué es una pizza sin chuches? —
contesta sorbiendo de su refresco carente de líquido.
—Arregla tu lugar de trabajo — le
ordeno nervioso.
Me pongo a
trabajar en mi lado del despacho e intento no mirar la pila de bolsas de
patatas fritas y restos de café de la rebosante papelera. Por algún extraño
motivo, Rousi, ajena a la suciedad deja de trabajar y me mira.
Deduzco por su
expresión que quiere preguntarme algo, pero no sabe cómo hacerlo.
—¿Por qué lo hace? — me pregunta.
—¿El qué?
—Esto — dice señalando nuestro
proyecto.
—Porque no puedo vivir sin ella. Lo
entenderías si te hubieras enamorado alguna vez — contesto aún enfadado por la
suciedad — pero claro, los jóvenes de hoy en día no sabéis lo que es el amor.
—Sí que me he enamorado, de hecho
sé más del amor de lo que se imagina. Sé lo que se siente cuando ves a esa
persona, cómo se te acelera el corazón y cómo esperas su sonrisa por la mañana aunque
en el fondo sepas que no te la va a devolver, ya que su corazón pertenece a
otra persona — unas lágrimas empiezan a aparecer en su rostro y mi sorpresa me
hace prestarla toda mi atención — Intentas por todos los medios hacer feliz a
esa persona, porque sabes que está pasando por un mal momento. Aguantas sus
malas caras y su desprecio y lo justificas. Sí, sé lo que es el amor, señor
Caljun, la pregunta es si lo sabe usted.
Tras sus palabras,
coge su cartera y sale corriendo por la puerta. Sé que le he hecho daño y
aunque corro tras ella gritando su nombre ella no me escucha, tan solo
desaparece tras la esquina más próxima.
Dado que mi
proyecto está próximo de finalizar, decido terminarlo solo. Conecto los cables
y contemplo orgulloso mi obra. El cuerpo robótico de mi difunta mujer cobra
vida, es un robot, pero para mí es mucho más. Ella me mira al despertarse y me
sonríe tal y como recordaba.
—Eres tú — me dice.
—Sí, soy yo mi vida — digo con
lágrimas en los ojos.
Su aspecto imita a
la perfección el de mi mujer y sus recuerdos, sus pensamientos, son un conjunto
de datos metidos en una pequeña placa base.
—Pero si estoy muerta, ¿cómo es
posible que esté aquí? — pregunta preocupada.
—Yo te he revivido, te he devuelto
a la vida mi amor.
—¿Por qué?
—Porque no puedo vivir sin ti
—Nuestras vidas no nos pertenecen,
de las cosas buenas, de las cosas malas, de todas se aprenden. El destino nos
conduce por los ríos del crecimiento y todos desembocan en el mar de la
sabiduría. Debes dejarme marchar, debes volver a amar y sobretodo te debes
perdonar.
La energía se
apaga y sus ojos se ensombrecen, mi paralizado proyecto descubre una verdad. Mi
amor por mi mujer se apaga igual que el robot que diseñé como ella y otro
sentimiento que creía dormido aparece por otra persona. Estoy enamorado de
Rousi More.
Si te ha gustado…
Lo que no te mata
te hace más fuerte y aunque sientas que tu mundo se desmorona, solo tú puedes
hacer que cambie. Esta historia romántica también se puede traspasar a
cualquier plano de la vida. Nunca creas que no puedes vivir sin algo, siempre
hay otras opciones que te pueden hacer cambiar de opinión, depender de algo o
de alguien puede volverte loco si lo pierdes.
Dicho esto, espero
que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y
opiniones al respecto.
Y un saludo de
Silvia!!
Imagen sacada de: www.formulaenlosnegocios.com.mx |