domingo, 16 de abril de 2017

Herencia Transgeneracional

Los problemas en mi familia siempre han estado ahí, primos que se llevan mal con otros primos, hijos repudiados y padres furiosos. En mi caso, yo siempre me he llevado mal con mi madre, no sé por qué, pero ella y yo no congeniamos, a veces me pregunto por qué no consigue entenderme si soy su hijo, pero al final siempre llego a la conclusión de que nunca lo sabré.

Esta mañana ha llegado al pueblo un sabio, un anciano que dice ver el futuro y el pasado. Todo el mundo está muy emocionado por su llegada y la gente le mira curiosa como si se tratara de un dios. Son pocos los sabios que conocen nuestro pasado, hemos perdido nuestra historia, nuestros orígenes y lo único que sabemos de nuestros antepasados son las ruinas que dejaron en este mundo. Grandes torres y muros se esconden ahora en la maleza, lo que nos hace pensar a todos que nuestros antepasados tenían que ser dioses.
Imagen sacada de: dibujada por mí
Muchos fueron los que pidieron el consejo y sabiduría del sabio encapuchado, pero yo esperé, esperé y dude si acercarme o no. ¿Quién quiere realmente conocer su sino?
Sin embargo, la curiosidad pudo conmigo y al atardecer decidí entrar en su tienda.
—Daris Male — dice el anciano.
Un escalofrío recorre mi espalda, ¿Cómo es posible que este forastero conozca mi nombre?
—Adelante, siéntate — me dice el anciano.
Yo obedezco y le observo con cautela, sin lugar a dudas el sabio espera a que le pregunte:
—Quiero saber por qué me llevo tan mal con mi madre — contesto.
—Hum — dice pensativo — para saber eso debemos remontarnos a tus antepasados.
El anciano coge una hoja y empieza a dibujar en ella unas líneas. Me pregunta por mi hermana, por mis padres, por mis primos, hasta llegar a mis bisabuelos. Después hace una especie de té de hierbas y ambos bebemos de él.
El efecto es inmediato, no sé cómo el sabio ha conseguido viajar en el tiempo pero lo ha hecho y yo he ido con él.
—¿Dónde estamos? — pregunto desconcertado.
—Estamos en el día de tu nacimiento, tu hermana mayor Elisa acaba de salir del vientre de tu madre y tú ya estás a punto de salir.
—No lo entiendo, ¿Qué hacemos aquí?
—Necesito ver la reacción de tu madre al verte por primera vez.
Las comadronas me cogen en brazos y anuncian a mis padres que soy un niño, mi madre me coge por primera vez y su mirada me sorprende, tal y como decía el sabio, sus ojos no son las de una madre orgullosa y feliz, sino las de una madre decepcionada.
—¿Es un niño? — pregunta ella aún sorprendida.
—Así es — contesta una de las comadronas — ¿Cómo va a llamarlo?
—Le llamaré Daris.
El sabio se gira hacía mí y me pregunta muy seriamente.
—¿Hay algún otro Daris en tu familia?
—No, creo que no.
—Veámoslo.
Volvemos a viajar, lo siento en las tripas y lo noto en la cabeza, cuando recupero la consciencia estoy en otro lugar.
—Me dijiste que tu madre Cristal había sido la primogénita de tu abuela Elisa, pero por lo que veo no ha sido así.
—¿Qué quieres decir?
—Tu abuela tuvo a un niño, un niño llamado Daris.
El corazón se me encoge de miedo y hago la pregunta que más me asusta.
—¿Qué fue de él?
—Murió.
El sabio recorre la habitación del niño no nato conocido como Daris. Mira sus juguetes y observa con atención. Estar en la habitación de un tío mío que murió y que tenía mi mismo nombre hace que se me pongan los pelos de punta.
—Aquí hubo más Daris.
—¿A qué te refieres?
—Necesito ver tu árbol genealógico — contesta saliendo de la habitación.
—¿Mi qué?
La casa de la abuela Elisa es extraña, vive en una especie de torre, como nuestros antepasados, por la ventana puedo ver una civilización de dioses que cayeron en desgracia.
—¡Aquí! —exclama el anciano sujetando una especie de tabla luminosa en sus manos — este es tu árbol genealógico, como puedes ver, aquí está tu madre Cristal Born que se casó con tu padre Paul Male y estos de aquí son tus tíos. Hay un problema.
—¿Cuál?
—En tu familia todos los que se han llamado Daris han muerto, es una señal. Tenemos que remontarnos más atrás, donde empezó todo, con tu bisabuela Jena y tu bisabuelo Job.
Con un chasquido de dedos lo veo, puedo ver como mi bisabuela tenía a su primer hijo Daris, como este murió en la guerra que destruyó el mundo de nuestros antepasados, después tubo a Elisa, mi abuela y posteriormente a dos Daris más, ningún varón sobrevivió a la guerra final.
—Tu bisabuela odiaba los chicos, por eso solo sobrevivieron las chicas, tu abuela Elisa odiaba a tu bisabuela por ello y ese odio se transfirió a tu madre Cristal que también odiaba a su madre y por eso tu sientes eso por la tuya, el odio y la rabia se transfieren con facilidad.
—Y ¿Todo eso qué quiere decir?
—Quiere decir que el nombre Daris está maldito en tu familia y que tú al llevarlo, correrás el mismo sino que tus antepasados.
El aire se calma y mi ser vuelve a la realidad, aparezco en la tienda del sabio y desconcertado miro a mi alrededor.
—Ten cuidado con tu madre, chico, si te ha puesto el nombre maldito es porque al igual que tu abuela y tu bisabuela, anhela tu muerte.
Salgo de la tienda del sabio asustado, pero esperanzado, si conozco mi sino ahora puedo cambiarlo, ¿o no?





Si te ha gustado…

He escrito este relato que, a pesar de no ser mucho de ciencia ficción, habla de un tema que me interesa, la herencia transgeneracional. Este tema habla sobre que los problemas en la familia pueden heredarse y si pones a tus hijos el nombre de algún familiar, debes de tener cuidado, porque probablemente tu hijo acabe siendo igual que el familiar que tiene ese mismo nombre.
Tal vez nuestra personalidad y destino ya esté escrito incluso antes de que nazcamos, pero si quieres romper con la cadena o el problema transgeneracional de tu familia, evita llamar a tus hijos igual que sus antepasados e intenta marcar la diferencia.
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!

Imagen sacada de: memoriaemocional.com

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