domingo, 30 de abril de 2017

Cocaland

Vivo en un mundo sin nombre, sin recuerdos, sin historia. Lo único que importa es el presente, por lo que el pasado se olvida. Sin embargo sabemos una cosa de nuestros antepasados, ellos vivían y morían por el mismo recurso que ahora nos perturba, la coca cola.
Una bebida tan deliciosa y refrescante que nos generó una gran adicción a todos. Olvidamos nuestros oficios, olvidamos a las personas, lo olvidamos todo por ese refresco.

Mi nombre es Fran y mi objetivo es llegar a la ciudad de Horno. La llaman así por el tremendo calor infernal que hay, sin embargo quiero ir a Horno por otra razón. Dicen que el rey García guarda en sus aposentos una lata de coca cola, una deliciosa y suculenta lata custodiada por guardias día y noche.
Imagen sacada de: patriciasanchezdeleon.blogspot.com.es
Sé que es arriesgado, sé que podría morir en el intento, pero por algo me llaman Mad Fran. Me quedan pocos kilómetros para llegar y con mi Ford Falcon XB GT del 73 y ciertas modificaciones realizadas por mí, conseguiré llegar a mi destino antes de medianoche.
Dos hombres me frenan en la carretera, debería haberles atropellado, pero sus bazokas y lanzallamas me han hecho pensármelo dos veces. Salgo del coche con mi M16 y les observo con atención, tal vez no están solos:
—¿A dónde te diriges? — me pregunta uno de ellos.
—Al norte — contesto procurando no desvelar mis verdaderas intenciones.
—Lo siento, pero la bruja Escarla no permite el paso a nadie.
—Permitirá el mío — contesto mostrando mi M16.
—Yo que tú no haría eso — dice el otro apuntando el lanzallamas hacia mi Ford.
—Está bien, iré hacía el sur entonces — contesto dándome la vuelta.
Monto en el coche y doy la vuelta, pero no tengo intención de abandonar mi objetivo. Doy un rodeo, voy a intentar entrar por la ruta de Prío. Es un camino tan peligroso y mortal que nadie se arriesga a ir por allí, en cambio yo lo haré, mi desesperación por la coca cola no tiene límites.
Llego a la entrada de la ruta de Prío y se me acelera el corazón al ver la gran montaña que tengo que escalar. Sin perder los nervios, cojo la cuerda y los clavos del maletero y me preparo para empezar el ascenso.
Cuánto más asciendo más viento hace y menos estables se vuelven las rocas que piso. Apenas puedo ver ya el brillante cromado negro de mi coche. Todo tiene un propósito, tras esta infernal montaña se encuentra el reino de la coca cola protegido por los insoportables guardias a los que pienso evitar.
Llego a la cima y me cuesta subir, todas las fuerzas las he gastado escalando. Delante de mi puedo ver al hombre – bazoka y al hombre – lanzallamas. Me han visto y no dudan en acercarse a mí.
—¿Qué haces? ¿Cómo has podido subir por el precipicio de Prío?
—Vamos, se lo diremos a la bruja Escarla — le sugiere al otro.
Ambos desaparecen en la oscuridad de la cueva, la entrada secreta al castillo del rey García. Sé que volverán, así que tengo que darme prisa, tras muchos escuerzos consigo subirme a la roca de la entrada a la cueva y sin demorarme demasiado me escondo entre sus grutas.
Tal y como predije, regresan con alguien, la bruja Escarla, tan alta que puede tocar con la cabeza el techo de la cueva.
—¿Dónde está? — pregunta la bruja
—Estaba aquí hace un momento — contesta uno de los guardias confuso.
—Pues ahora parece que no está, ¿no te parece?
—No, no es lo que piensas, ¡estaba aquí! ¡Lo juro!
—Ya hablaremos de eso después — contesta Escarla con cara de rabia.
La bruja se va y le siguen sus más fieles guardias intentando disculparse con ella, eso es una gran oportunidad para mí, ya que mientras ellos discuten yo puedo llegar con sigilo hasta la caja blanca.
La caja blanca y metálica que guarda en su interior el origen de mis males, mi desesperación, mi obsesión, la coca cola.
Abro con delicadeza su reforzada cerradura y en su interior descubro con horror una gran decepción.
—¿Coca cola zero? ¿Ya no queda coca cola original? — me pregunto.
Un gran lamento se me acumula en la garganta, un grito se esfuerza por salir entre mis labios, pero intento ser fuerte y me contengo.
—¡Fran! — grita una voz detrás de mí.
Me giro sobresaltado y descubro a la bruja Escarla mirándome sorprendida.
—¡Mamá! — grito al verla.
—¿Se puede saber qué haces? Ya sabes que la coca cola no te sienta bien por la noche, te alteras y luego no puedes dormir
—Sí, mamá tienes razón, pero me apetecía mucho — contesto dejando la coca cola zero en el frigorífico.
—Y ¿cómo has conseguido llegar hasta aquí? ¡tus hermanos estaban en la puerta de la cocina y te han impedido entrar!
Miro de reojo la ventana de la cocina y al segundo mi madre se da cuenta de lo que he hecho.
—¿Has entrado con la ventana de la cocina? — grita horrorizada.
—Lo siento, mamá, no volverá a ocurrir.
Debido al jaleo, mi padre entra en la cocina y mi madre no tarda en contarle toda la historia. Mi padre, en cambio, es más comprensivo que mi madre y se ríe al contarle que he intentado entrar por la ventana.
—Pero, ¿qué hacías? — pregunta riéndose.
—Solo estaba jugando, papá — contesto.
—Anda, ven, te llevaré a la cama.
Mi padre o el rey García según mi imaginación, me coge en brazos y me lleva a mi habitación, antes de irme veo a mi hermano bazoka y mi hermano lanzallamas reírse y no dudo en sacarles la lengua. La caja blanca brilla al fondo del pasillo, esto no es el final, conseguiré la coca cola original, como que me llamo Mad Fran.





Si te ha gustado…

Este relato me gustaría dedicárselo a mi novio Fran, un gran apasionado de la coca cola, espero que este relato te haya hecho reír.
Cómo ya os habréis dado cuenta, para escribir este relato me he inspirado en Mad Max y su mundo post-apocalipto de lucha por conseguir gasolina. También me he inspirado en Waterworld, aunque no es de mis pelis preferidas, pero también persigue un recurso en un mundo destruido.
La moraleja de esta historia es que a veces, la imaginación puede ser tan real como el mundo que te rodea, si no te gusta tu realidad, imagínatela de otra manera y así, el acto más insignificante como el de conseguir una coca cola, se convertirá en toda una aventura.
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!

Imagen sacada de: www.wired.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario