domingo, 29 de enero de 2017

Un Organismo Infinito

Mi profesor de ciencias me fascina, es de los pocos profesores que consiguen que preste atención en clase. Su obsesión son las creencias, más concretamente el Panteísmo y tras horas y horas de escucharle hablar sobre lo mismo, ha conseguido despertar mi interés:
—A ver, ¿Qué pasa cuando un átomo se junta con otros átomos? — pregunta a la clase.
—Que se crea una molécula — contesta Ray.
—Muy bien Ray, eso es, el átomo se junta para formar la molécula y un conjunto de moléculas se juntan para formar un elemento y así indefinidamente hasta crear vida.
—¿Vida? — pregunta Sorna

—Sí — afirma emocionado el profesor Burlok — la Tierra es un organismo vivo y nosotros vivimos en él. Ahora otra pregunta, ¿Qué forma tiene un átomo?
Imagen sacada de: www.youtube.com
—¿Qué quiere decir? El átomo está compuesto de electrones, protones…
—Sí eso lo sé, a lo que quiero llegar es ¿A qué forma tiene un átomo visto un poco de lejos?
—¿A una esfera? — sugiere no muy convencida Gina.
—Podríamos decirlo así — Burlok se acerca corriendo a su escritorio emocionado y coge el globo terráqueo de la clase — Bien, ahora decirme, ¿Qué forma tiene la Tierra?
—Es una esfera — afirma Ray.
—¡Exacto! — responde más calmado el profesor — ¿Qué pasaría si la Tierra no fuera más que una parte pequeña de un organismo enorme?
Se hace el silencio en la clase y todos observamos al profesor pensativos. Sorna levanta la mano dubitativa y Burlok le concede la palabra:
—Pero, ¿Qué sería ese organismo enorme al que perteneceríamos?
—Muy buena pregunta, el Panteísmo cree que ese organismo enorme es Dios. Sin embargo, no podemos demostrar esta teoría, en eso consiste la fe.
Suena el timbre y el profesor da por finalizada la clase. Todos mis compañeros salen corriendo por la puerta deseosos de salir al recreo, pero yo no. Yo me quedo sentada en mi silla, hipnotizada aún por las teorías del profesor Burlok.
Aunque no he hablado en toda la clase, lo he escuchado todo y sinceramente me apasiona. Burlok se pone a recoger sus cosas y antes de marcharse se da cuenta de que sigo ahí.
—¡Luna! ¿Qué haces aún aquí? ¿No quieres salir al recreo?
—He estado pensando mucho sobre su teoría del Panteísmo, desde que lo mencionó por primera vez no me lo he quitado de la cabeza. Quiero hacerle una pregunta, ¿Cree que sería posible llegar a comunicarse con el organismo enorme?
El profesor me mira concentrado en un mundo que solo él conoce. Está distraído, sumergido en sus ideas y pensamientos. Mi pregunta ha despertado algo en él:
—Lo siento Luna, tengo que irme — dice antes de salir corriendo por la puerta.
—¡Profesor!
Eso no era para nada lo que me esperaba escuchar. Había imaginado muchas veces esta conversación en mi cabeza, pero en ninguna de esas conversaciones imaginarias, Burlok, mi profesor favorito, me contestaba eso.
A la mañana siguiente él no apareció, ni tampoco a la semana siguiente ni a la otra. Empezaba pensar que había sido mi pregunta la que le había hecho no querer volver a verme. Nos pusieron un profesor sustituto que aunque no era malo, no era Burlok. Nadie nos decía nada, ninguno sabía por qué nuestro profesor había decidido dejar de ir al colegio.
Yo necesitaba respuestas, no soportaba más la incertidumbre de querer saber qué había ocurrido. Por eso, decidí ir a su casa y preguntarle a él mismo.
Llamo a su puerta y me abre un Burlok un tanto desmejorado:
—¡Luna! ¿Qué haces aquí? ¿Cómo has averiguado dónde vivo?
—¿Por qué no ha venido a clase? ¿Es por lo que le pregunté?
Él resopla pero no niega ni afirma mi pregunta.
—Anda, pasa adentro.
Entro en su casa y descubro horrorizada una casa sucia y desordenada, parece casi deshabitada.
—Perdona el desorden.
Algo llama mi atención, una puerta entreabierta que tapa una potente luz azul, me dirijo a ella sin pensarlo dos veces y aunque el profesor intenta impedírmelo, entro. Dentro hay una máquina, una potente máquina extraña, nunca he visto nada parecido.
—¿Qué es esto? — pregunto.
Burlok me mira nervioso, pero al final se resigna a contarme la verdad:
—¿Recuerdas que me preguntaste si podíamos hablar con el organismo grande? Pues bueno, como ya sabes, soy científico y lo cierto es que me llamó muchísimo la atención tu pregunta y a raíz de ella se me ocurrió una idea.
—¿Has conseguido crear una máquina con la que podamos hablar con el organismo grande?
—Mejor — contesta satisfecho — he creado una máquina que nos convertirá en el organismo grande.
—No entiendo.
—Solo hay que meterse en esta máquina y ella transformará al ser humano que entre en un organismo cada vez más y más grande hasta que al final seamos nuestro propio organismo grande.
—¿Cómo es eso posible?
—Ha sido un trabajo duro, pero al final lo he conseguido, ¿No quieres averiguar si existe el creador de los pangeistas?
—¿Vas a meterte ahí? — pregunto horrorizada.
—Lo cierto es que lo he intentado muchas veces — confiesa un poco avergonzado — pero no puedo, no soy tan valiente, pero tú sí.
Antes de poder reaccionar, el profesor Burlok me empuja y entro en la cápsula de la máquina. Aterrada intento salir, pero la máquina ya está encendida.
Noto el cambio, la transformación, el miedo. Mi cuerpo se fusiona con la materia, soy un planeta, al segundo una galaxia y al siguiente un universo. Avanzo tan rápido que apenas puedo sentir, hasta que al final lo veo, el origen de todo.








Si te ha gustado…

La idea de este relato se me ha ocurrido tras una conversación trascendental con mi padre. Todos estamos conectados de un modo u otro, por eso tal vez seamos los átomos de un ser enorme.
La moraleja de la historia es que las cosas más simples pueden tener una gran repercusión en las grandes. Un simple acto de bondad, puede ser insignificante para nosotros, pero muy valioso para el que lo recibe.
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!

Imagen sacada de: www.fondos7.net

domingo, 22 de enero de 2017

Conocimiento

No puedo ni imaginarme como debía de ser esto hace diez años. Si ahora me parece un horror tener que pasar horas enchufada en la máquina del conocimiento para aprender las lecciones de clase. Imagínate hace unos años, cuando no existía Conocimiento y los estudiantes tenían que dedicar horas de su tiempo a estudiar frase por frase cada entramado mensaje. Tenemos mucho que agradecer los estudiantes de esta época, la forma de examinarnos ha cambiado, ahora todo es poner en práctica la materia que nos ha transmitido Conocimiento, no tenemos parte teórica en los exámenes, si la tuviéramos todos la aprobaríamos, ya que Conocimiento nos graba en el cerebro la misma información.
Imagen sacada de: www.mirelasolucion.es
El funcionamiento es el siguiente, si antes cada estudiante al volver de clase tenía que pasarse horas estudiando para los controles. Ahora tan solo tenemos que llegar de clase y enchufarnos un par de horas a una máquina, a la que se ha bautizado con el nombre Conocimiento, para comprender e interiorizar todo lo que los profesores nos han enseñado. Tenemos más tiempo libre para nosotros que nuestros antepasados, ya que Conocimiento tarda mucho menos en meternos toda la información en el cerebro de lo que habríamos tardado nosotros en procesarla por nosotros mismos.
Sin embargo, desde hace unos días noto algo distinto, los discos que nos pasan los profesores para introducirlos en Conocimiento, nos están cambiando. Lo veo en mis compañeros, quiénes incluso detestando la política ahora se meten y discuten sobre el tema.
He visto en las noticias lo del plan de la reforma educativa que tiene pensado implantar el gobierno y las protestas y manifestaciones de los profesores. En cambio, esa reforma educativa es para bien de los alumnos y tanto los padres como los estudiantes están contentos con el nuevo programa. Hasta ahora.
Cada vez más y más mis compañeros y amigos se meten en las protestas de los profesores y eso se nota sobre todo en clase:
—La reforma chicos, esta reforma será la que destruirá por completo nuestro sistema educativo… — repite el profesor Marx.
Los alumnos aplauden y vitorean al profesor como si de un meeting político se tratara y yo me pongo mala. Algo está pasando, los profesores están tratando de manipularnos, de adoctrinarnos.
Noto la mirada del Marx justo después de haber puesto los ojos en blanco.
—¿Algo qué decir señorita Loons? — me pregunta.
—No lo entiendo, ¿Qué tiene en contra del plan de reforma?
—Tiene que estudiar las lecciones que les pasamos los profesores, señorita Loons, esa reforma pretende erradicar la existencia de los profesores ya que alegan que la existencia de Conocimiento realiza toda nuestra labor, pero ¿Vamos a permitir que nos controlen las máquinas? — grita Marx como si fuera un predicador.
—¡NO! — Gritan al unísono los estudiantes.
El meeting continúa y yo pienso que el profesor tiene razón, llevo unas semanas sin conectarme a Conocimiento. Por eso no estoy ahora como mis compañeros, vitoreando al profesor como si fuera el nuevo mesías.
Tengo que pensar en algo, tengo que encontrar la forma de pillar a los profesores metiendo mensajes subliminales en las lecciones que nos pasan. Para ello, me meto en la sala de profesores y busco.
No encuentro mucho, algunas tablets sin contenido, el café del profesor Totels (que tal y como sospechábamos contiene alcohol) y unas revistas pornográficas del profesor de gimnasia. Lo normal. Escucho el ruido de unos pasos acercándose y yo me escondo corriendo en el armario.
A los pocos segundos la profesora de lengua y la de matemáticas entran en la sala y a mí se me acelera el corazón.
—¿Tienes preparada las lecciones para mañana? — le pregunta la de Lengua a la de matemáticas.
—Sí, soy previsora, además he añadido unos cuantos mensajes más para llegar aún más a mis alumnos.
—Bien hecho, aunque intenta que esos mensajes no se noten mucho, si los padres se enteran de nuestros planes, podríamos perderlo todo.
—Entendido — dice haciendo una ligera pausa la de matemáticas — una pregunta, ¿Qué hacemos con la señorita Loons? Marx me ha dicho que hoy se le ha enfrentado en clase, sospecha que no se está enchufando las lecciones.
Intento contener el aliento tras la puerta del armario y evitar hacer cualquier ruido, ya que ahora sé que estoy en grave peligro.
—¿De verdad? — pregunta sorprendida la profesora de lengua — Nos encargaremos de ella entonces, meteremos la idea a nuestros alumnos de que la señorita Loons es una traidora de la causa y en unos pocos días, ella desaparecerá, no tendremos de qué preocuparnos.
Veo por la rejilla de la puerta como las profesoras dejan sus lecciones en una taquilla bajo llave y salen por la puerta, juntas. Tras unos minutos de espera, decido salir, tengo intención de salir corriendo por la puerta nada más hacerlo, pero algo me detiene, la taquilla donde se esconden las lecciones.
La miro de reojo y finalmente me lanzo. Abro la taquilla con una ganzúa y cojo las lecciones. Sé que tengo que actuar deprisa y que no tengo tiempo que perder así que conecto las lecciones al Conocimiento que hay en una esquina y elimino de él todos los mensajes subliminales que tan perversamente los profesores nos han inculcado. Antes de quitar los discos de las lecciones se me ocurre otro plan. Un plan casi tan malvado como el de los profesores, pero necesario para eliminar la amenaza.
Conecto la cámara de Conocimiento y me grabo a mí misma:
—Hola compañeros, los profesores tienen miedo a la reforma educativa porque ello supondrá la eliminación de su profesión y la implantación definitiva de Conocimiento. Por ello, se han dedicado a meternos mensajes subliminales en nuestras lecciones, para que nosotros luchemos por su causa. Nos han manipulado, nos han metido ideas en nuestra cabeza para controlarnos, pero se acabó. Quiero que mañana, cuando escuchéis este mensaje, detengáis a los profesores de inmediato y los llevéis ante las autoridades. Este es el principio, de una nueva Era.
Dejo de grabar y meto mi mensaje en todas las lecciones que hay dentro de la taquilla. Si ellos quieren guerra, guerra será lo que tendrán.






Si te ha gustado…

Para escribir este relato me he inspirado en un montón de películas, entre ellas: en Matrix y su máquina del conocimiento que hace que Neo aprenda Kung fu, en The faculty y sus malvados profesores y en La Ola, película alemana que representa muy bien la teoría de la manipulación de un profesor a sus alumnos.
La moraleja de esta historia guarda un secreto. Los profesores son personas y como personas nos resulta muy difícil ser imparciales, por eso, todo el mundo en su vida ha tenido un profesor cuya ideología es de sobra conocida. No hace falta una máquina llamada Conocimiento para manipularnos, los humanos tenemos el poder para hacerlo. Por ello, no dejéis que “las lecciones” de nadie os manipulen.
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!

Imagen sacada de: www.elpelicultista.com

domingo, 15 de enero de 2017

El Origen de la Existencia

Pertenezco a una organización muy selecta de hombres y mujeres con capacidades especiales para soportar los viajes en el tiempo. Esta organización se llama Tempus y nuestra misión es asegurarnos de que la raza humana sobrevive en el futuro. Usamos la máquina en el tiempo, creada en el año 43.575, para trasladarnos de época en época.

Tenemos prohibido viajar al pasado, ya que lo que ha ocurrido nos ha llevado hasta donde estamos ahora, sin embargo sí que podemos viajar al futuro, tan solo al futuro inmediato, ya que igualmente tenemos prohibido viajar al año 43.575 y posteriores.
Imagen sacada de: elmensajedeotrosmundos.blogspot.com.es
Nuestro objetivo es tan solo asegurarnos de sobrevivir al futuro inmediato y por ahora lo estamos consiguiendo.
—Ya, pero ¿Qué pasará cuando nuestro futuro inmediato sea el año 43.575? — preguntó mi compañero de viajes Deimus.
—No lo sé Deimus, a lo mejor la organización Tempus se acaba o a lo mejor dejamos de tener prohibido viajar a años posteriores a esa fecha.
Mi compañero Deimus cambió cuando investigando el futuro inmediato, solicitó al Consejo viajar al año 43.575 para solucionar unos problemas que estaba viendo. El Consejo le denegó su viaje al 43.575 y desde entonces, mi amigo está empezando a sospechar que la organización guarda un malvado secreto.
—Y ¿Qué pasaría si viajáramos a esa fecha sin autorización? — seguía Deimus.
—Probablemente el Consejo te quitaría tus credenciales de Atemporal y vivirías el resto de tus días exiliado en la época que el Consejo decidiera y lo más seguro es que no eligieran una época agradable para vivir, sino una en la que puedes acabar muerto. — sentencio.
Mi amigo resopla resignado y me mira de reojo:
—¿En serio no tienes curiosidad por saber qué pasa? ¿No crees que es un poco raro esa norma?
—Claro que siento curiosidad, pero no quiero perder mi empleo Deimus, tengo una familia a la que alimentar, ¿Sabes?
Como siempre mi compañero acaba cediendo y dejando sus dudas otra vez enterradas, para sacarlas en otro momento posterior.
Tenemos un nuevo objetivo, detener a un hombre del futuro de matar a otro que se convertiría en un buen líder para la sociedad. Viajamos en el tiempo, como cualquier otra misión anterior, en cambio, noto que ocurre algo raro nada más llegar.
—¿Qué pasa? ¿Nos hemos equivocado de fecha? — pregunto desconcertado.
Miro las lecturas de los tempómetros y se me hiela la sangre, la pantalla indica que estamos en año 43.575. Inmediatamente miro a mi compañero con rabia:
—¿Qué has hecho? — le grito zarandeándole.
—Lo siento Clay, lo siento, pero tenía que hacerlo.
—¿Sabes lo que nos harán si nos descubren? ¿Saben lo que nos harán si averiguan que estamos en la fecha prohibida?
—Lo sé, tenía que habértelo consultado, pero necesitaba tus huellas para viajar en el tiempo, la máquina del tiempo la tienen que utilizar dos personas, yo solo no puedo viajar, no puedo utilizarla.
Le aparto de un empujón y miro a mi alrededor en busca de una solución. Todavía no es tarde, todavía podemos volver a nuestro tiempo y olvidarnos de este suceso. Sin embargo, algo capta mi atención en el horizonte. Los edificios que se alzan a lo lejos están casi en ruinas, todo a nuestro alrededor esta desértico.
—¿Qué ha pasado aquí? — pregunta desconcertado Deimus.
La imagen post-apocalíptica que tenemos ante nuestros ojos me indica dos cosas: una, que nuestra misión de asegurarnos de que el futuro inmediato prospera fracasa y dos, que Deimus tiene razón y el Consejo oculta algo.
—Vamos a averiguarlo — contesto.
Llegamos a lo que queda de la ciudad más próxima, está vacía, no hay nadie, tan solo escombros de una civilización.
—Sabes lo que esto significa, ¿verdad Clay?
—Sí, que tenías razón, el Consejo oculta algo — contesto.
—¡Te lo dije! — se ríe nervioso Deimus.
Pongo los ojos en blanco y continuo caminando por las desoladas calles. Tras unos minutos, descubrimos algo conocido, una máquina del tiempo un poco oxidada.
Me acerco a ella y la observo con detenimiento, extiendo la mano para tocarla, pero mi compañero me detiene en el acto.
—Cuidado, está activada, si la tocas podrías aparecer en cualquier parte.
—No en cualquier parte — le corrijo — sino a dónde han ido todos los que antes vivían aquí.
Deimus reflexiona y me mira indeciso, pero finalmente accede y ambos tocamos la máquina a la vez. Nada más hacerlo, nos teletransportamos a una época y un lugar desconocidos para nosotros.
No estamos solos, estamos en medio de un pueblo de escasa tecnología. Nos miran sobresaltados al principio, pero por sorprendente que parezca, no están asustados.
—¿Dónde estamos? — pregunta mi amigo.
—Donde no, sino cuando — contesta un anciano que se acerca a nosotros.
El aspecto del anciano resulta demasiado cuidado como para haber vivido toda su vida en el campo donde se encuentra ahora:
—Estáis en los primeros años de la humanidad, en el origen de la creación.
—¿Cómo?
—Veréis, venimos del futuro, de dónde me imagino que venís vosotros, nuestra sociedad estaba medio destruida y la única solución que se nos ocurrió en ese momento fue viajar al pasado, pero no a cualquier pasado sino al principio de nuestra creación y descubrimos con horror una verdad. No descendemos del mono, no sabemos nuestro origen, ya que nuestra existencia es circular, nosotros vinimos del futuro y nos instalamos aquí y así nuestros descendientes conformaron nuestro pasado. No hay futuro después del año 43.575, tras esa fecha, nuestra raza vuelve al pasado.
Pienso en ello y me desmorono, ¿Estamos condenados a repetir siempre la misma historia? Recuerdo todas las misiones que el Consejo nos encomendó, ellos sabían que el mundo se acababa en el año 43.575 e intentaron evitarlo con nuestra organización, pero lo que no saben es que si impiden ese futuro apocalíptico, evitaran el origen de la existencia.







Si te ha gustado…

Lo sé es un poco “rayada” el relato, cualquier historia sobre viajes en el tiempo lo es, por eso me he inspirado en “El Fin de la Eternidad” de Isaac Asimov (mi segundo libro favorito) y “La Patrulla del Tiempo” de Poul Anderson. Dos grandes libros que indagan sobre este tema.
Con esta historia quería haceros pensar una cosa: estamos convencidos de que nuestra existencia es lineal, es decir, que hay un pasado, un presente y un futuro, pero ¿Qué pasaría si nuestra existencia fuera circular? ¿Qué pasaría si en un determinado año en el futuro volviéramos al pasado e hiciéramos posible nuestra existencia en la Tierra?
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!

Imagen sacada de: lacajanegradelmisterio.blogspot.com.es

domingo, 8 de enero de 2017

Los Durmientes

Iba corriendo por la calle, esquivando a la gente y pensando en lo tarde que llegaba al trabajo, cuando de pronto un dolor horrible de cabeza hizo que me derrumbara en el suelo. Para mí había pasado poco tiempo, pero cuando desperté, me enteré de que no había sido así.
—¿Estás bien? — me pregunta una enfermera.
Intento incorporarme, pero el dolor de cabeza sigue ahí.
—Creo que sí, ¿Qué ha pasado?
—Nadie lo sabe.
Miro detenidamente a la enfermera y su cara de preocupación me asusta.

—Ha sido a nivel mundial, de repente un montón de gente de todas partes del mundo se ha desmayado y se ha despertado ahora, todos a la vez.
Imagen sacada de: construirtv.com
—¿Cómo? ¿Quiere decir que esto no solo me ha pasado a mí?
—No — contenta negando con la cabeza — de hecho todos los que estáis en esta sala habéis pasado por el mismo fenómeno.
Me giro miro a mi alrededor, toda la sala está llena de gente tan confundida como yo, mirándose los unos a los otros y preguntándose qué demonios está pasando.
Pasadas unas horas, los pacientes nos quedamos a solas y decido ser la primera en hablar:
—¿Todos os habéis desmayado el martes 8 de Noviembre a las once en punto de la mañana y os habéis despertado el domingo 8 de enero a las once en punto de la mañana?
—Sí — se atreve a contestarme uno con la mirada perdida — recuerdo que estaba en mi estudio de fotografía cuando ocurrió eso, el dolor de cabeza era insoportable.
—Tienes razón, la cabeza me dolía horrores — asintió otra.
Todos asentían con la cabeza y se miraban asustados.
—Vale, entonces, todos coincidimos en que nos dolía muchísimo la cabeza antes de desmayarnos — concluyo.
—Sí — afirman todos.
Se hace el silencio en la sala e intentamos procesar todo lo ocurrido.
—Una cosa — empieza una chica — ¿Por qué a nosotros? ¿Por qué nos ha pasado a nosotros precisamente y no a todo el mundo?
—¿Qué quieres decir?
—Bueno, ya habéis oído a las enfermeras, esto ha ocurrido a nivel mundial, pero no les ha pasado a todos los humanos de la Tierra, tan solo a unos cuántos, ¿Qué tenemos nosotros que nos haya hecho desmayarnos?
—Es una buena pregunta — dice el fotógrafo.
—Tal vez sea algo genético que no podamos averiguar ahora — niega un hombre mayor.
—Tal vez — contesto — pero merece la pena descartar opciones, ¿No?
—Empecemos por las cosas más simples — sugiere el fotógrafo — ¿A qué os dedicáis?
—Yo soy profesora…
—Yo biólogo…
—Vale, está claro que la profesión no tiene nada que ver…
—¿Qué hacíais cuando ocurrió este suceso? — pregunta el hombre mayor.
—Yo iba al trabajo — contesto.
—Estudio de fotografía.
—Estaba en clase — dice una adolescente
—Limpiaba la casa…
—Creo que eso tampoco puede ayudarnos — dice el hombre mayor haciendo una mueca.
Tras unos cuantos intentos más desistimos, no tengo nada en común con el resto de pacientes y tal vez no tenga nada que ver, decidimos irnos a dormir y a la mañana siguiente me despierta el ruido de la televisión.
El fotógrafo ha conseguido que las enfermeras le traigan un monitor y está sentado en la cama viendo atentamente las noticias.
—¿Qué pasa? — pregunto por si ha encontrado algo interesante.
—Por ahora no han encontrado ninguna conexión entre los durmientes, así nos llaman, los Durmientes.
Me siento en la cama y escucho las noticias en silencio, ya que aún hay pacientes dormidos en sus respectivas camas.
—Sabes, no es la primera vez que me ocurre algo tan extraño como esto — me comenta — una vez, siendo yo pequeño, vi como una luz intentaba llevarse a mi hermano al cielo, yo le pude pillar a tiempo e impedí que los dueños de aquella luz se lo llevaran, tanto mi hermano como yo decidimos guardar el secreto de lo ocurrido e incluso llegamos a pensar que no había ocurrido, pero algo me dice que no fue ningún sueño.
Se me hiela la sangre al imaginar su historia y recuerdo un suceso que me ocurrió a mí, muy similar al suyo:
—A mí también me ocurrió algo parecido a eso — comento — estaba sola en mi casa, durmiendo, cuando de repente una luz entró en mi habitación, me desperté y vi la luz flotando delante de mí, intenté moverme, pero no podía, estaba muy asustada y de pronto la luz se fue por la ventana y yo pude volver a moverme.
Nos quedamos mirándonos pensativos y entonces caemos:
—Y si… — empieza el fotógrafo.
—Hay que despertar a los demás.
No hace falta decir más, en menos de un minuto despertamos al resto de pacientes y les preguntamos si han tenido sucesos extraños con lo que podrían ser alienígenas y nos aterramos al descubrir que ese es nuestro punto en común con todos.
Una vez descubierto eso, nos falta por averiguar el por qué de todo y es la televisión la que nos contesta a eso:
“Ultimas noticias, han aparecido objetos no identificados alrededor de la Tierra, no sabemos qué son esas cosas, pero nos tienen rodeados…”
—¿Creéis que vienen a por nosotros? — pregunta una niña.
—No creo — dije una mujer — creo que nos han utilizado, nos han utilizado como aviso para los demás, para que los demás supieran que venían.
Me quedo pensando en eso y veo que tiene razón, cuando nos rompemos un brazo o una pierna, automáticamente esa parte, ya curada, de nuestro organismo nos duele cuando va a cambiar el tiempo. Es posible que nuestros sucesos extraños con los seres que ahora nos rodean, nos hayan sensibilizado a ellos y para bien o para mal, ahora somos más fuertes que los que no son Durmientes:
—Ya vienen…





Si te ha gustado:

Cuando era pequeña tuve un accidente que me hizo una pequeña fisura en el hueso del dedo meñique de la mano izquierda, cuando la herida se curó, mi dedo no volvió a ser el mismo. A partir de ese momento, cada vez que cambia el tiempo bruscamente me duele, es como un aviso. Se me ha ocurrido pensar, que tal vez ocurra lo mismo con todas esas personas que han sufrido fenómenos paranormales.
Es posible que si los alienígenas vinieran ellos lo detectaran antes que nadie, al igual que yo sé cuándo va a cambiar el tiempo (mejor que el hombre del tiempo de las noticias). Las tragedias que nos pasan nos hacen más fuertes y nos enseñan a no cometer los mismos errores.
Dicho esto, espero que os haya gustado mi relato y que me dejéis vuestros comentarios, dudas y opiniones al respecto.
Y un saludo de Silvia!!
Imagen sacada de: wiccareencarnada.net